Pero las excusas no se las damos al Señor, generalmente nos las damos a nosotros mismos para convencernos de lo que pensamos y queremos. Imaginemos pararnos ante Él y decirle que recapacite ante nuestras razones…
-Es que no tengo tiempo.
“No mirando nosotros las cosas que se ven, sino las que no se ven; pues las cosas que se ven son temporales , pero las que no se ven son eternas” 2°Corintios 4:18
Quizá el tiempo sea el mejor parámetro para conocer dónde está puesto nuestro corazón. Solo es cuestión de ver y comparar cuánto tiempo dedicamos a cada cosa de nuestra vida.
Este pasaje pone en evidencia lo menor que resulta lo temporal con respecto a lo eterno y cómo enfocamos o no nuestra mirada sobre lo que resulta fugaz. Nuestra mirada y nuestro tiempo ¿están puestos en el Reino?
-No es el momento. Más adelante quizás lo sea, pero ahora es realmente complicado.
“Entonces el Reino de los cielos será semejante a diez vírgenes que tomando sus lámparas, salieron a recibir al esposo. (…) Pero mientras ellas iban a comprar, vino el esposo; y las que estaban preparadas entraron con él a las bodas; y se cerró la puerta. (…) Velad, pues, porque no sabéis el día ni la hora en que el Hijo del Hombre ha de venir.” Mateo 25: 1, 10 y 13.
El hecho de postergar no solo muestra prioridades sino que también habla de seguridades. No nos animamos a hacer algo porque no confiamos en que podamos. Una vez más, la seguridad está puesta en nosotros y no velamos sino que postergamos lo que debemos hacer.-No puedo sobrecargarme, estoy agotado.
“Él da esfuerzo al cansado y multiplica las fuerzas al que no tiene ninguna. Los muchachos se fatigan y se cansan, los jóvenes flaquean y caen; mas los que esperan en Jehová tendrán nuevas fuerzas, levantarán alas como águilas, correrán y no se cansarán, caminarán y no se fatigarán. ” Isaias 40:30-31
La realidad pesa sobre nuestro cuerpo y nuestra mente cansada. Hacemos verdadera esta palabra. ...Cuando vemos con asombro a los siervos fieles que superan obstáculos, enfrentan y salen victoriosos de las pruebas y situaciones más terribles, ¿acaso no reconocemos que la mano de Dios es la que los sostiene? ¿Y no ansiamos ver milagros en nuestras vidas? ¿No anhelamos remontarnos y volar como águilas por encima de la mediocridad?
-No estoy preparado. No sirvo para este ministerio.
“Entonces Moisés respondió a Dios: ¿Quién soy yo para que vaya a Faraón y saque de Egipto a los hijos de Israel? Y Él : Ve, porque yo estaré contigo… ” Éxodo 3:11-12
La gran mentira del enemigo nos ha convencido. Claro, es el rey en lo que a mentiras se refiere. Pero una vez más debemos recordar: el que hizo los cielos y la tierra, el alfa y el omega, el que sopló aliento de vida, el gran Yo Soy; ese mismo es el que nos dice: “Yo estaré contigo”.
Entonces, nuestra voz comienza a mermar y comenzamos a escuchar al Padre decir que no es nuestro tiempo, que no son nuestras manos las que harán ni que dependemos de nuestras capacidades. Que nos ama y nos quiere en sus manos. Y la paz que sólo Él nos da calla, de una vez por todas, a las excusas. No debemos olvidar que somos herramientas que serán útiles solo en las manos del que hace la obra.
Entonces, nuestra voz comienza a mermar y comenzamos a escuchar al Padre decir que no es nuestro tiempo, que no son nuestras manos las que harán ni que dependemos de nuestras capacidades. Que nos ama y nos quiere en sus manos. Y la paz que sólo Él nos da calla, de una vez por todas, a las excusas. No debemos olvidar que somos herramientas que serán útiles solo en las manos del que hace la obra.
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