jueves, 30 de julio de 2015

El verdadero amor siempre es inteligente

¿Cómo construir una pareja feliz? La pareja es una construcción formada por dos personas, que nunca se edifica compitiendo con el otro, sino creando un “cerebro de pareja” (unión) donde cada uno aporta su visión y lo suyo propio. "Construir pero no separar". Es imposible construirla venciendo o derrotando al otro porque así desaparecería la atracción a la otra persona. La pareja no compite entre sí sino que ambos se potencian.
Además, la pareja se construye día a día. Por eso no importa tanto el fin como el proceso. Es muy importante ver si el otro está en ese mismo proceso, si demuestra interés en conocerme, ver mis gustos, ideología, planes, etc., y si ese interés va creciendo con el tiempo. El problema surge cuando el otro está en “otro proceso”. Yo estoy interesado en conocer al otro pero él está en otra sintonía. Por ejemplo, él sale con una, y otra y otra; o ella coquetea con todos. Si están en el mismo proceso de conocerse, con el tiempo se seguirá construyendo una amistad que derivará en pareja o no. Pero más allá de todo ese “riesgo” de sí o no, es bueno, porque es lo importante, poder disfrutar el proceso, dado que la vida es mucho más que estar con o sin pareja.
Primero hay que sanar el pasado, porque quieres, por él/ella, sanar una herida de tu infancia; y tienes que buscar un hombre de compañía, pero no un hombre que te cure tus heridas.
Nunca vas a tener un fuerte valor en tu pareja, si el pasado ejerce poder sobre tu vida. Si todavía dices: “mi ex me hirió, con esa queja presupones que todos los hombres son malos, que son todos iguales, que todos te van a terminar hiriendo”; ese pasado que te dañó, que te hirió, que te hizo mal, todavía sigue teniendo poder en el presente, por lo tanto va a arruinar cualquier pareja; porque todavía el pasado ejerce poder sobre ti y no puedes tener autoridad en esa nueva relación que pretendes.
Además, hay que tener en cuenta que en una pareja siempre hay discusiones; “si en todo se llevan bien es porque seguramente alguno de los dos no está pensando”. Las parejas que no discuten tapan grandes problemas, que cuando salen a la luz terminan quebrando. Otras pelean todo el tiempo porque no saben discutir realmente. La pelea inteligente siempre se hace de manera suave. La diferencia es la intensidad; si agredes, te  responderán con agresión, hay que plantear el problema sin agredir al otro. Debemos saber cuándo detenernos y parar; los necios hablan sin pensar; algunos se agreden simplemente con gestos, así comienzan, porque es una lucha de poder. Pero en una pareja cada uno tiene su versión, no hay buenos y malos. Nadie tiene que ganar el ciento por ciento porque el otro lo pierde, y trae resentimiento y pase de factura por ello. Tampoco no se trata de obedecer al otro, sino de encontrar una solución. No hay que pelear por tonterías, pregúntate: “¿vale la pena pelear por esto?”
Si en la pareja no hay empatía: entonces no va a haber pareja, porque no considero al otro.
Si en la pareja hay total empatía: ¡ojo!, estate alerta a las señales del otro, ve lo que el otro desea, o le pasa o siente; entonces la pareja está bien encaminada. Nuestra cultura no nos entrena para la empatía sino para la apatía. Pero tenemos que registrar lo que le pasa al otro. A veces damos algo que el otro no necesita, tiene sed y le doy una porción de pizza. ¿Estás dando lo que el otro necesita? Hay que registrar y respetar el deseo del otro, sus necesidades y gustos.
La creatividad empática se basa en hacer algo que sorprenda al otro en función de lo que necesita. Si no hay empatía no van a poder conectarse.

Las parejas exitosas siempre buscan la intimidad de conocer su mundo interior, a través de preguntas y de darse a conocer. Cuando uno conoce el amor sabe que no hay nada más bello en él, que experimentar la libertad, la libertad de uno y la libertad del otro, de: “no te controlo y no necesitas controlarme”, porque hemos madurado, porque tenemos un amor seguro, porque hemos ido sanando nuestras vidas.

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