domingo, 30 de junio de 2013

El Agricultor - Reflexiones - Vídeo

Un hombre tenía un sembrado de flores estupendas; cada día salían de su cultivo centenares de paquetes para vender en la ciudad, con las flores más bellas y fragantes que nadie pudiera conocer.
Este señor año a año ganaba el premio a las flores más grandes y de mejor calidad, y como era de suponerse, servía de objeto de admiración para todos en la región. 
Un día se acercó un periodista de un canal de televisión a preguntarle el secreto de su éxito, a lo que el hombre contestó:
- Mi éxito se lo debo a que de cada cultivo saco las mejores semillas y las comparto con mis vecinos, para que ellos también las siembren.
- ¿Cómo?- respondió el periodista- pero eso es una locura, ¿acaso no teme que sus vecinos se hagan famosos como usted y le desposean de su relevancia?
– Yo lo hago porque al tener ellos buenos sembrados, el viento me va a devolver a mi cultivo buenas semillas y la cosecha va a ser mayor; si no lo hiciera así, ellos sembrarían semillas de mala calidad que el viento traería a mi cultivo y cruzaría las semillas, haciendo que mis flores fuesen de mala calidad.
Lo mismo ocurre en nuestra vida. Quienes tengan la bendición de vivir bien, deben ayudar a que los demás vivan bien, porque el valor de una vida se mide por las vidas que toca. Quienes optan por ser felices, deben ayudar a que otros encuentren la felicidad, pues el bienestar de cada uno está unido al bienestar común.
Gálatas 6:2
Sobrellevad los unos las cargas de los otros; y cumplid así la ley de Cristo.

No hay comentarios:

Publicar un comentario