No estoy diciendo que le digamos "no" a alguien que realmente necesita nuestra ayuda. Hablo de declinar esa reunión a la que realmente no queremos asistir o aquella fiesta de cumpleaños en la que no queremos participar porque es el mismo fin de semana de una fiesta de tu hermana o las eliminatorias de tu deporte.
Pensemos por un momento cómo nos sentimos cuando decimos "sí" a algo que realmente no queremos hacer: no podemos dormir de noche y pensamos en ello demasiado, pesa en nuestra mente. Intentamos hallar la salida. Comenzamos a pensar: “Bueno no es tan malo, le hará a él o a ella feliz”. “Tal vez me divierta”. “Tal vez no me aburra”. Sea lo que sea, no nos estemos diciendo a nosotros mismos que si realmente quisiéramos ir no tendríamos todos esos pensamientos.
Así que, ¿por qué no simplemente decir "no" desde el principio? Tal vez por el sentimiento de culpa. Estoy aquí para decirles que tenemos que dejar la culpa en el pasado. El pasado no fue diseñado para ser parte del presente.
Tal vez sintamos que si no nos presentamos en la reunión, que de paso no es obligatoria, no le vamos a caer bien al jefe o que nuestros compañeros no nos respetarán. Necesitamos hacer lo que es correcto para nosotros. Por supuesto que tenemos obligaciones reales que cumplir en la vida pero no tenemos que hacer todo lo que los demás quieren que hagamos. ¿Siente como si pudiera respirar mejor tan sólo por oír eso?
Quizás sentimos que nuestra hija no nos llamará más si no le damos dinero cada vez que llama y lo pide, aunque esa sea la única vez que lo hace.
Tal vez sintamos que nuestro hijo no se comunicará con nosotros tanto, si no escuchamos su lamentación, durante horas y horas, sobre lo mismo, una y otra vez.
Tal vez sintamos como si nuestra madre, padre o hermanos no nos amarán tanto, si no hacemos todo lo que nos pidan o asistamos a todos sus eventos.
Si estas personas son nuestros verdaderos amigos, familiares o un buen jefe, nos amaran de igual manera sin importar qué digamos. La gente nos trata de la manera en que les enseñamos a hacerlo y si somos el tipo de persona que siempre dice sí, entonces eso es lo que ellos esperan.
Aprendí que podemos decir que "no".
Hagamos lo que creemos correcto; seamos auténticos. Si no nos gusta cierto tipo de música, no vayamos a ese concierto. No me malinterpreten. No estoy diciendo que si alguien hace algo que nos gusta no queramos hacer lo mismo. Lo único que digo es que no digamos "sí" a todo.
¿Les compramos galletas de Niñas Guías a las hijas de todos nuestros amigos? ¿Les compramos barras de chocolate a cada niño explorador que conocemos? Está bien si realmente las queremos y podemos pagarlas pero, ¿las compramos sólo por obligación? Eso es lo que quiero decir.
Aprendamos a decir "no"; si un amigo se nos acerca y nos dice: “necesito $100 hasta el viernes”. ¿Se los damos aunque vayamos a estar cortos de efectivo y sin saber cómo vamos a llegar hasta la próxima semana, con nuestros recibos atrasados? Estoy aquí para decirles que no tenemos que hacerlo. ¡Está bien decir "no"!
¿Por qué será que la mayoría de las personas, al menos en nuestra cultura, se muestran tan reacios a decir que no, aún cuando es lo que realmente piensan que debieran decir? Esto ha traído más de un dolor de cabeza a muchos. Y tal y como describe el autor, esto agrega frustración y amargura a quien siempre dice que sí, sin quererlo de corazón. Desde el punto de vista espiritual, es indispensable que digamos que "no" a los que van en contra de lo que el Señor nos ha llamado a vivir, independientemente de si es lo que la mayoría busca. De hecho, tal vez seamos los únicos que nos atrevamos a decir que "no", aunque muchos lo quisieran decir también. Cuando alguien tiene el suficientemente valor para decir no, muchas veces anima a otros a decir lo mismo.
Adelante, seamos “cabeza y no cola” en esto también. Que el Señor les continúe bendiciendo.
¿Se te hace difícil decir la verdad?
¿Se te hace difícil decir la verdad en algunas circunstancias?
La verdad puede meterte en problemas, pero mentir te traerá aun más problemas. Puede ayudarte el orar cada mañana con sinceridad:
Señor, ayúdame hoy día a ser sincero, decir únicamente la verdad.
Proverbios 12:22
Los labios mentirosos son abominación al Señor, pero los que obran fielmente son su deleite.
Salmos 120:2
Libra mi alma, Señor, de labios mentirosos, y de lengua engañosa.
Libra mi alma, Señor, de labios mentirosos, y de lengua engañosa.
Proverbios 17:7
No convienen al necio las palabras elocuentes; mucho menos al príncipe los labios mentirosos.
No convienen al necio las palabras elocuentes; mucho menos al príncipe los labios mentirosos.
Sofonías 3:13
El remanente de Israel no hará injusticia ni dirá mentira, ni se hallará en su boca lengua engañosa, porque ellos se alimentarán y reposarán sin que nadie los atemorice.
El remanente de Israel no hará injusticia ni dirá mentira, ni se hallará en su boca lengua engañosa, porque ellos se alimentarán y reposarán sin que nadie los atemorice.
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