jueves, 16 de agosto de 2012

Jesús tenía sentido del humor - Artículos cristianos

Jesús era plenamente humano, aunque sin pecado, y ser humano significa 
tener sentido de humor. Por lo general tenemos una imagen de Cristo tan 

poco humano que nos cuesta imaginarlo con una sonrisa, mucho menos 
riéndose o diciendo algún chiste. Por eso no vemos lo mucho de humor que 
hay en los evangelios, o peor, tratamos de volverlo serio. Por supuesto 
Jesús no era frívolo, pero es claro que a menudo decía cosas bastante 
chistosas, por mucho que nos sorprenda eso.


La forma especial del humor de Jesús era la ironía, algo así como las
caricaturas, con la que nos hace pensar en alguna situación chistosamente
ridícula. Pensemos por ejemplo en la famosa frase de “pasar un camello por
el ojo de una aguja” (Mateo 19:24). Yo, por lo menos, tengo tan mala vista, y
la mano tan poco firme, que ni puedo pasar un hilito por la aguja, ¡mucho
menos un camello, con 
joroba y todo! Pero algunos nos quieren decir que 

no, que eso era una puerta pequeña en el muro de Jerusalén que llamaban
“el ojo de la aguja”, por lo que sería algo difícil pasar un camello. El
único problema es que nunca existió tal puertita con ese nombre. Jesús
utilizó una figura bien cómica, de alguien tratando de jalar un pobre
camello por esa micro-apertura de una aguja, pero nosotros insistimos en
banalizarlo, hasta con teorías e inventos

¿Y qué de este otro? “Nadie prende una lámpara y la pone debajo de una canasta” (Mt 5:15). ¡Qué gran tontería que sería eso! ¿Para que prender
una lámpara, sólo para esconderla? No sólo opacaría toda la luz de la
lámpara, sino que correría un peligro serio de causar un incendio. Pero
en la vida real, es igualmente ridícula nuestra conducta cuando, habiendo
recibido de Cristo la luz de la vida, hacemos todo lo posible por
esconderla.

Y otro, entre muchos más que quedan: “Si tu ojo derecho te es ocasión de
caer, sácalo y échalo de ti… Y si tu mano derecha te es ocasión de caer,
córtala y échala de ti” (Mt 5:29). ¡Qué consejo este! Si lo tomáramos en
serio, los basureros estarían llenos de órganos extirpados y el mundo,
lleno de tuertos y mancos. ¿Estaría hablando Jesús en serio? Sí, y no;
está hablando “en broma y en serio”, ¡pero demasiado serio! Aunque los
verbos van en el modo imperativo, Jesús no nos está ordenando mutilar
nuestros cuerpos. Más bien, el contraste tan exagerado, y tan lleno de
ironía cómica, nos enseña la terrible gravedad del pecado y la urgencia de
santificar nuestras vidas.

El Jesús de los evangelios era (y es) plenamente Dios, pero también
plenamente humano, con todo el sentido de humor que aporta tanto a
nuestra vida, como imagen y semejanza de Dios.
La primera herejía cristológica del Nuevo Testamento se llamaba el
“docetismo”, que afirmaba que Cristo no era realmente humano sino que sólo
aparentaba serlo (del griego, dokeô, aparentar, fingir). Y es que no basta
afirmar la deidad de Jesucristo sin su humanidad. Y tan grave era esa
herejía, que Juan la llama el espíritu de Anticristo (1 Juan 2:18,22; 4:3;
2 Juan 7). Tampoco hay contradicción entre la deidad de Jesús y su plena,
auténtica humanidad. Y por supuesto, ¡Jesús no sería plenamente humano si
no tuviera sentido de humor!


Aprendamos la lección encontrada en la Biblia. 

No nos tomemos todo tan en serio y usemos el humor para liberarnos de
las presiones de la vida y liberar a quienes nos rodean. En la vida no
todo es lágrimas y a veces riendo también lloramos.




Y yo, que también tengo sentido del humor, antes de contaros un chiste, pido mis disculpas más sinceras si alguien se siente ofendido. En absoluto es mi intención, sólo distraeros:

Estaba un hombre caminando por la playa, de repente alzó los ojos al cielo y con toda la devoción que pudo, pidió a Dios que le concediera un deseo. Dios al verlo se apiadó de él.
Pedid y se os dará, exclamó una voz desde lo alto.
Mira Dios, tengo una novia que vive en España, yo vivo en Mallorca y me cuesta mucho ir a verla, ¿No podrías construirme un puente que una las islas con la península?
Eso que me pides, respondió Dios, es un trabajo muy materialista. Tendría que erguir grandes pilares de hormigón que profanarían mis océanos. Debería emplear cientos de toneladas de hierro y asfalto. Reflexiona hijo mío, pídeme algo que me honre y glorifique. A lo que el hombre respondió:
Me he casado y divorciado tres veces, me gustaría tener el don de saber escuchar a las mujeres, comprenderlas, saber por qué dicen “no” cuando quieren decir “sí” y viceversa, qué quieren decir cuando callan, por qué lloran sin motivos, en fin ¿cuál es el secreto para hacer feliz a una sola mujer?
Dios desde lo alto carraspeó, cogió lápiz y su agenda de pedidos, y respondió a su deseo con una pregunta. ¡Ejem! ¡Ejem! ¡Ya!
¿Y de cuántos carriles, dices, que quieres el puentecito?

M.G.L.






Motivación personal – Paulo Coelho - vídeo

Cuando alguien evoluciona
también evoluciona todo a su alrededor.
Cuando tratamos de ser mejores de lo que somos,
todo a nuestro alrededor también se vuelve mejor.
Eres libre para elegir…
para tomar decisiones,
aunque sólo tú las entiendas.
Toma tus decisiones con coraje,
desprendimiento y, a veces,
con una cierta dosis de locura.
Sólo entenderemos la vida y el Universo
cuando no buscamos explicaciones.
Entonces todo queda claro.
Aprender algo significa
entrar en contacto con un mundo desconocido,
en donde las cosas más simples
son las más extraordinarias.
Atrévete a cambiar, desafíate,
no temas a los retos.
Insiste una, y otra y otra vez.
Recuerda que sin fe
se puede perder una batalla que ya parecía ganada.
No te des por vencido.
acuérdate de saber siempre lo que quieres
y empieza de nuevo.
El secreto está en
no tener miedo de equivocarnos
y de saber que es necesario
ser humilde para aprender.
Ten paciencia para
encontrar el momento exacto
y congratúlate de tus logros.
Y si esto no fuera suficiente…
analiza las causas
e inténtalo con más fuerza.
El mundo está en manos de aquellos
que tienen el coraje de soñar
y de correr el riesgo de vivir sus sueños.






Grado de implicación real del cristiano evangélico bautista -vídeo

La vida cristiana es una tremenda y dulce experiencia. La vida cristiana es un crecimiento continuo. Dios quiere que crezcamos, que nuestra vida cristiana no pare de crecer. Para ello debemos tener muy en cuenta que no debemos ser únicamente oidores de la dulce y maravillosa Palabra de Dios, sino hacedores de la misma.

 

Si alguno es oidor de la palabra de Dios pero no hacedor de ella, ese es semejante al hombre que considera su rostro, natural en un espejo;  él se considera a sí mismo natural y se va, y pronto olvida cómo era. Pero el que mira atentamente en la perfecta ley, la de la libertad, y persevera en ella, no siendo oidor olvidadizo sino hacedor de la obra, este será bienaventurado en lo que hace. Santiago 1:23-25

 

La vida cristiana para nada es un evento sino una evolución continua; es un proceso. Podemos decir que en ella hay tres niveles de crecimiento cristiano. Se va avanzando en ellos según el grado de implicación del cristiano mismo. Vemos, a modo de demostración, en Lucas 5 que: Inicialmente, el Señor ministró a orillas del lago de Genesaret.

 

-1º nivel: Todos comenzamos en la orilla y le conocemos a Jesús. Es en la orilla donde Dios toca nuestra vida. Pero Dios no quiere que sigamos todo el tiempo en la orilla. Cosas importantes suceden más allá de la misma. La Biblia dice que había mucha gente alrededor de Él. Jesús estaba predicando y la gente, en este 1º nivel, simplemente oía. Estaba ahí para, simplemente, entretenerse y olvidarse de todos los problemas. Por lo tanto aún no había ningún compromiso, incluso había cierta falta de interés en lo que Dios decía. El poco interés que había era por el beneficio personal en que Cristo hiciera un milagro por ellos, lo que sólo demuestra egoísmo personal de cierta gente. Eso es todo, pero eso no es todo en la vida cristiana.

 

-2º nivel: La Biblia dice que, después, Él entró en una barca y se retiró un poco más alejado de la orilla y comenzó a enseñar. Ya no estaba predicando, ahora estaba enseñando. En la predicación se necesitan oyentes, mas en la enseñanza se precisan discípulos, y un discípulo necesita practicar lo que se le instruye, tiene algo que hacer en la Obra de Dios.

En este nivel hacemos, o sentimos, más o menos habitualmente, la lectura de la Palabra de Dios, la oración, el tiempo devocional con Dios, y la comunión (congregación) con mis hermanos en Cristo.

Los discípulos, en este 2º nivel, estaban limpiando las redes pero se sentían frustrados. Habían estado pescando toda la noche pero no habían atrapado nada. En la vida actual, es como si trabajamos con denuedo y no vemos el fruto de nuestro trabajo. Así se sentían los discípulos. Y en medio de ese ambiente el Señor les invitó a ir al 3º nivel. Y es en este nivel donde algo grande sucede.

 

-3º nivel: El tercer nivel es el más importante. Y después le dijo a Pedro: hemos estado en el primer nivel, en la orilla. Está bien que hayamos estado también en el 2º nivel, pero ahora vamos mar adentro. Le ordenó ir mar adentro.

En este momento suceden cosas muy importantes:

1ª cosa: Acción. Dios nos pide, ahora, acción. Dios nos pide ejecutar, caminar. “Practica en profundidad lo que te di”. Acción es la clave de este nivel.

2ª: Desafío. Dios  es desafiador, retador. El Señor desafió a Pedro porque habían estado pescando toda la noche sin conseguir nada y el desafío era ir mar adentro, donde hay pesca abundante. Dios siempre nos desafía en el área en que hemos fallado, como en la familia, en los negocios, en el dinero, etc. Pero Dios sólo nos desafía en el tercer nivel. Ya fuimos preparados en los niveles anteriores.

3ª-: Mandamiento. Le dice a Pedro: “echad la red”. En este nivel Dios nos confronta con sus mandamientos. Y nos damos cuenta de que hay cosas que necesitamos hacer. No es si las quiero hacer. No es si las siento, no; las tenemos que hacer: lectura, diaria si se puede, de la Palabra de Dios, oración continua, tiempo devocional con Dios, diezmo, comunión (congregación) con mis hermanos en Cristo y, sobre todo, cumplir los mandamientos de Dios. Y después, falta cumplir “La gran comisión”, o sea, testimoniar. Y a todo esto, y para comprometernos de verdad, tenemos que añadir “Bautismo y Santa Cena”. Sin el Bautismo y la Santa Cena aún no podemos considerarnos realmente cristianos. Nos faltaría ese compromiso.

Palabra específica. Pedro le dijo a Jesús: Señor, estuvimos pescando toda la noche y no hemos logrado nada, o sea, las circunstancias me dicen que no, pero, siguiendo tu instrucción, regreso otra vez. Por tu “palabra” lo hago de nuevo. Esa palabra específica nos confirma que, aunque el médico diga “no”, Dios dice “sí”. Cuando las finanzas  dicen que “no”, Dios dice que “sí”. Cuando el asesor familiar dice “no”, Dios dice “sí”. Esto es así porque recibimos “palabra específica”. No recibimos esa “palabra” en el 1º y 2º nivel, pero sí en el tercero. Es entonces cuando puedo caminar por fe. Esa palabra específica es la “Palabra de Dios”, en quien deposito toda mi confianza.

Obediencia. La Biblia dice que, entonces Pedro tomó la “palabra específica”, la Palabra de Dios, y obedeció. Lo más difícil en la vida cristiana es ser obediente, pero Dios espera eso de nosotros. Cuando yo obedezco, Él me respalda; Él está a mi lado y me sostiene. Porque cuando yo doy el paso de la “obediencia” las ventanas del cielo se abren y la gloria de Dios cae sobre mí y me sostiene el resto del camino. Cuando él obedeció pescó mucho (la Biblia lo dice), las redes se rompían del peso de los peces pescados. Y entonces, recogemos el “fruto abundante”. Allí, mar adentro, están los peces grandes, la gran pesca que no se halla en el 2º nivel en el que sólo hay peces pequeños que sirven de carnada para los peces grandes.

Dios siempre nos dará “fruto abundante” cuando caminamos por fe en su Palabra. Ese fruto abundante es para que lo compartamos.

Compartir el fruto. Es para que compartamos lo que Dios nos da. Dios nunca nos bendice para nosotros mismos, sino que nos bendice para que lo compartamos con otros. ¿Sabéis qué?: Dios nos va a dar una cosecha de almas tan grande que vamos a tener que llamar a otras iglesias para que vengan a ayudarnos. Y todas las barcas estarán llenas.

Cuando Pedro regresó a la orilla con su gran pesca, bajó de la barca; pero no lo hizo sonriente. En ese momento miró a Jesús y ya no le interesaba la pesca. Cambio de enfoque. Ya no le interesaba el milagro que Dios había hecho. Pedro estaba impresionado por Jesús, por su gran Amor, por su Poder, por su Santidad, y dijo: no me importa la pesca, Señor, ¡Tú eres lo que me importa! ¡Señor, apártate de mí, que soy un hombre pecador! Y entonces, vemos que ya no nos importa lo que con tanta ansia, con tanto afán, buscamos; nos importa Él. Él es grande. Si lo tengo a Él lo tengo todo; si no lo tengo a Él no tengo nada. Dios nos quiere llevar a ese nivel. Y el temor de Dios, el gran respeto hacia Él, se apodera de todos nosotros. Es cuando comenzamos a ver a Dios como nunca antes le hemos visto. Ya no queremos hacer nada de lo que antes hacíamos. Ahora queremos caminar con Él; ahora queremos estar con Dios.

Y entonces Dios cambió la dirección de la vida de Pedro. Le dijo: Pedro, ya no serás más pescador, desde hoy serás pescador de hombres. Ahora estás graduado, porque tú has entendido este principio. Y Pedro lo dejó todo y empezó a caminar con Jesús. Eso es lo que Dios quiere que hagamos. Dios toca nuestra vida. ¡Sigámosle! Todo va a cambiar en nuestra vida a mejor.

 

¿En qué nivel o grado estamos?

 

M.G.L.


 

 

 

 

No Desmayes… - Reflexiones con vídeo

Señor, a veces siento que las fuerzas no me alcanzan y aunque me he sentido en angustia y sin esperanza, yo sé que  estás conmigo. Sé que sin ti No puedo, pero que contigo soy más que Vencedor. Gracias por no dejarme desmayar, y llevarme en tus brazos…
Por qué te encierras en ti mismo,

cautivando tus sentidos,
oprimes tu corazón;
y por qué lloras como un niño,
maltratado y sin cariño
por alguna decepción.

Crees que todo ya no tiene

solución ni remedio,
que la carga te doblega
y ya no puedes seguir,
mas yo te digo, no desmayes,
Jesús te quiere dar
la clave para continuar.

Ya no tienes que llorar

pues el Señor Jesús
en la angustia y el dolor
ahí estará.
No desmayes porque
solo tú no estás
y en tu caminar
en sus brazos
mi Señor te llevará.

Tu corazón se debilita,

ya no sientes que palpita
como antes, ya lo ves;
y sientes que todo ha terminado,
mas yo te digo, no hermano,
es tiempo de comenzar.

Él ha prometido hasta el fin

estar contigo, mi amigo;
y en el sufrimiento darte
de su aliento y su paz,
mas yo te digo no desmayes,
Jesús te quiere dar
la clave para continuar.


Más De Doce Legiones De Ángeles

Los ángeles siempre han sido motivo de especulación, algunas veces de adoración y en otras de misterio. Pero, realmente, ¿quienes son los ángeles?. La Biblia claramente lo dice y lo demuestra:  ¿A cuál de los ángeles dijo Dios jamás: Siéntate a mi diestra, hasta que ponga a tus enemigos por estrado de tus pies»?  ¿No son todos espíritus ministradores, enviados para servicio a favor de los que serán herederos de la salvación?” Hebreos 1:13,14. Ya este verso, descarta la posibilidad de adoración a los ángeles, porque ellos son espíritus al servicio de los hijos de Dios.
La noche que el Señor Jesús fue entregado por Judas en el huerto de Getsemaní, el Señor hizo una declaración grande y poderosa del cuidado de Dios sobre Él, y por supuesto nos incluye a nosotros. Veamos el pasaje:
Mateo 26:50-53: Entonces se acercaron y echaron mano a Jesús, y lo prendieron.  Pero uno de los que estaban con Jesús, echando mano de su espada, hirió a un siervo del sumo sacerdote y le quitó la oreja.  Entonces Jesús le dijo: Vuelve tu espada a su lugar, porque todos los que tomen espada, a espada perecerán.  ¿Acaso piensas que no puedo ahora orar a mi Padre, y que él no me daría más de doce legiones de ángeles?”.  
Pedro quiso defender al Maestro y echó mano a una espada. Frente a esa acción tan llena de valor, el Señor no le alabó, ni le reafirmó, sino que le confrontó con una de las declaraciones más maravillosas de todos los tiempos: .  ¿Acaso piensas que no puedo ahora orar a mi Padre, y que Él no me daría más de doce legiones de ángeles?.
En esta declaración del Señor Jesús encontramos por lo menos cuatro cosas:
  • En primer lugar: Las crisis de la vida no siempre se manejan con la fuerza humana, porque se pueden complicar.
  • En segundo lugar: La Oración sigue siendo el recurso más hermoso y confiable frente a las  crisis de la vida. “¿Acaso no piensas que puedo orar?”.
  • En tercer Lugar: El Padre siempre responderá en su tiempo y en su manera a la oración: “ ¿Él no me daría...?’”.
  • Y en cuarto lugar: Los recursos de Dios van más allá de lo que nuestra mente puede procesar en un ambiente de crisis. “Me daría más de doce legiones de ángeles”.
Esta última declaración es muy poderosa. Para ello el Señor habla de legión….Doce legiones…Y Más de Doce legiones:
Comencemos por legión: ¿Qué es una legión?  La palabra legión es un término militar en el sistema romano. Una legión era un grupo de por lo menos 6000 soldados romanos. Puede ser más alto, pero no menos de 6000.
Ahora, el Señor no le dijo a Pedro que el Padre le daría una legión , sino por lo menos doce legiones. Una sencilla formula matemática nos dice que 6.000X 12 son: 72.000 ángeles que el Padre estaría dispuesto a enviar a su hijo con una sencilla oración. Ahora, esplendorosamente el Señor no habló de doce legiones sino de Más de Doce Legiones, de manera que el número no está determinado, pero sería mucho más de 72.000 ángeles. Esa noche mientras esto sucedía en Getsemaní, podemos imaginar que había más de 72.000 ángeles listos, esperando la orden del Padre ante la oración de su Hijo.
Ahora, nos podemos hacer otra pregunta: Si el Señor estaba hablando de más de 72.000 ángeles, ¿cuál sería la fuerza combinada de más de doce legiones de ángeles?.
Para ello nuestros ojos se asombran y se abren más y más cuando leemos un pasaje como el de Isaías 37:36: “Y salió el ángel de Jehová y mató a ciento ochenta y cinco mil en el campamento de los asirios; y cuando se levantaron por la mañana, todo era cadáveres”.
Sí, ya sé; podemos pasar sin darnos cuenta la línea de la especulación, pero ¿por qué no usamos también un poquito de imaginación para detectar la grandeza de la protección divina, cuando sabemos que el enemigo es bueno para especular con sus ataques y crisis para tratar de destruirnos?.
Un solo ángel mató 185.000 soldados en una sola noche. Entonces la fuerza combinada de 6.000 ángeles sería capaz de  destruir 1 billón ciento diez millones de hombres. Esa sería la fuerza combinada de una legión. Ahora, si el Señor habló de que el Padre le daría más de doce legiones de ángeles, cuál sería la fuerza combinada de Doce legiones?. Multiplicamos nuevamente y encontramos que sería la asombrosa cifra de: 13 billones trecientos 20 millones de hombres aniquilados por los ángeles, lo cual es dos veces el número de seres vivientes de la tierra.¿No es esto maravilloso?
Jesús no necesitaba de la espada de Pedro esa noche teniendo a disposición la fuerza combinada de más de doce legiones de ángeles.
¿Significa esto que no tenemos que pasar crisis ni dificultades ya que podemos pedir miles de ángeles? De ninguna manera, porque ni Jesús lo hizo, pudiendo hacerlo. 
La lección aquí es:
Con tanta riqueza espiritual disponible para nosotros desde el cielo, no nos aprovechemos de eso, sino que descansemos sabiendo que no estamos solos y que por lo tanto, no debemos tomar las cosas por nuestra propia mano, no es con fuerza ni con ejercito, sino con el Espíritu del Señor, no intentemos manipular a Dios con nuestra arrogancia espiritual, no huyamos de las noches oscuras ni intentemos frotar la lámpara de Aladino. Estemos  dispuestos a crecer en medio de las dificultades de la vida, sabiendo que Dios nos mira y espera decirnos como lo hizo con su hijo Jesús: “Este es mi hijo, mi hija amada en quién tengo complacencia”. Belleza en la vida no está en pedir milagros, sino en ser un milagro para otros cuando ven la confianza que tenemos en el Autor y consumador de nuestra Fe.