miércoles, 20 de junio de 2018

Hay descanso en sus brazos

Sentir como imperiosa la necesidad de un abrazo que dé un poco de consuelo a tu vida, esa necesidad de unos brazos que aun sin palabras te hagan ver que no estás solo, que las cosas tienen solución y que pronto todo pasará, es algo normal en todo ser humano, ya que pasar por momentos y circunstancias difíciles lleva a que la necesidad de afecto, apoyo y comprensión crezca.
Es difícil y agotador estar viviendo una situación que no sabes cuando terminará, sin ni siquiera entender a veces el motivo de por qué esta pasando, cómo las cosas se descontrolaron para transformarse en lo que hoy estás viviendo, sentirte incomprendido, solo, sin fuerzas, y con la necesidad de tener alguien cerca que te dé ese aliento y te contagie las ganas de mantenerte de pie en la lucha.
Según estudios que se hicieron hace algunos años, estos dicen que una persona que es abrazada recibe un estímulo emocional, que cada ser humano necesita abrazos para sobrevivir, para mantenerse activo, y más para crecer. Un abrazo, en cualquier circunstancia específica en la que necesitamos sentirnos bien, es realmente reconfortante. Pues ahora imagínate saber que Dios, sin a veces darnos cuenta de lo que hace, nos abraza y nos rodea con sus brazos de amor; la verdad es que ni siquiera se necesitan todos esos abrazos que dicen, pues con uno solo basta y sobra.
Quizá el día de hoy hayas sentido la necesidad enorme de un abrazo que te dé fuerza para continuar, que alguien sin muchas palabras te haga ver que no estás solo y que te comprende, que te tome en sus brazos y te haga sentir querido; puede que ahora no haya esa persona a tu lado, pero alguien que sabe exactamente lo que estás sintiendo es Dios. Te conoce tanto que ante la necesidad de un abrazo Él extiende sus cálidos brazos hacia ti, para que encuentres esa paz que estás buscando y para mostrarte que no estás solo, que te protege y te comprende en tu situación, que eres tan especial que sus brazos siempre estarán abiertos para ti.

Si hoy te ha faltado fuerza, si hoy has sentido que no puedes continuar, si la dificultad o la incomprensión te han hecho sentir que estás solo, y si la desesperación es tan grande que ni siquiera las palabras pueden cambiar tu ánimo, ve a los brazos de Dios; en ellos hay descanso, ahí se encuentra el escondite seguro donde nadie puede hacerte daño, donde todo se convierte en nada cuando eres tocado por su amor. No necesitas oír nada más que estas palabras que hoy te recuerdan Vengan a mí todos ustedes que están cansados y agobiados, y yo les daré descanso”. Mateo 11:28 (NVI)

¿Sientes hoy esa necesidad? ¡Prueba en sus brazos, en ellos siempre hay amor y descanso!

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