domingo, 3 de septiembre de 2017

La iglesia puede apresurar la venida de Jesús

«¿No deberían vivir ustedes como Dios manda, siguiendo una conducta intachable y esperando ansiosamente la venida del día de Dios?» 2 Pedro 3: 11-12, NVI
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Cristo dio a la iglesia un encargo sagrado. Cada miembro debe ser un medio por el cual Dios pueda comunicar al mundo los tesoros de su gracia, las inescrutables riquezas de Cristo. No hay nada que el Salvador desee tanto como tener agentes que quieran representar al mundo su Espíritu y su carácter. Y no hay nada que el mundo necesite tanto como la manifestación del amor del Salvador por medio de los seres humanos. Todo el cielo está esperando a los hombres y a las mujeres por medio de los cuales Dios revele el poder del cristianismo.
Y la iglesia es la agencia de Dios para la proclamación de la verdad, facultada por Él para hacer una obra especial; y si le es leal y obediente a todos sus mandamientos, habitará en ella la excelencia de la gracia divina. Si manifiesta verdadera fidelidad, si honra al Señor Dios de Israel, no habrá poder capaz de resistirse.
El celo por Dios y su causa indujo a los discípulos a ser testigos del evangelio con gran poder. ¿No debería semejante celo encender en nuestros corazones la determinación de contar la historia del amor redentor, del Cristo crucificado? Es privilegio de cada cristiano, no solo esperar, sino apresurar la venida del Salvador.

Los Tres Sobres

Se dice que hay dos formas de aprender: por la experiencia, la cual se obtiene de los errores cometidos; y por la sabiduría, la cual se obtiene de los errores de otros.
Es recomendable que, hasta donde sea posible, se aprenda de los errores de otros.
Aprender de los fracasos es siempre más fácil con la ayuda de un buen consejero. Después, y sobre todo antes de cometer errores garrafales, se debe pedir consejo a algunas personas cercanas: papá, mamá y a la esposa.
Resultado de imagen de Los Tres SobresEs importante buscar consejo de la persona correcta.
He aquí la historia de un trabajador público recién nombrado que estaba instalándose en su nueva oficina.
Al sentarse ante su escritorio por primera vez, descubrió que su predecesor le había dejado tres sobres con instrucciones que deberían abrirse únicamente en tiempos de angustia.
No habían pasado muchos días antes que el hombre tuviera problemas en la prensa, así es que decidió abrir el primer sobre.
La nota decía: «Échele la culpa a su predecesor». Y eso fue lo que hizo.
Durante un tiempo todo anduvo bien. Pero unos pocos meses más tarde, de nuevo estaba en problemas, así es que procedió a abrir el segundo sobre.
La nota decía: «Reorganícese». Y eso fue lo que hizo.
Eso le permitió disponer de más tiempo. Pero debido a que en realidad nunca había resuelto ninguno de los asuntos que estaban complicándole la vida, volvió a tener problemas y, esta vez, peores que nunca. De modo que, desesperado, abrió el último sobre.
La nota de adentro decía: «Vaya preparando tres sobres».
Pida consejos, pero asegúrese que sea de alguien que haya aprendido a resolver sus fracasos de forma exitosa.
El aprendizaje es un elemento esencial de la vida. Dios es un maravilloso Maestro que nos enseña a través de las circunstancias de la vida. No pierdas ni un solo detalle.
Aun si fuera verdad que me he desviado, mis errores son asunto mío. Job 19:4.
¿Quién puede discernir sus propios errores? Líbrame de los que me son ocultos. Salmo 19:12.

¿Quién soy yo?


¿Quién soy yo?
para que vuelvas tu mirada aquí.
¿Dime quien soy yo?
para que des una orden a los ángeles
para que me guarden.
¿Quién soy yo?
para que me guardes en perfecta paz,
para que me brindes toda la seguridad
de estar completa y confiada,
y que nada contra mi prevalecerá.
¿Dime, quien soy yo?
para atar y desatar, conquistar y declarar que
todo se puede por medio de tu hijo que nos fortalece.
¿Quién soy yo?
Nada soy
Nada importa
hasta que tu amor me dio valor.
Ahora estoy
con la armadura y tu escudo Señor.
Protegida y abrigada
bajo tus alas.
Digo: ¿Qué es el hombre, para que tengas de él memoria,
y el hijo del hombre, para que lo visites?
Le has hecho poco menor que los ángeles,
y lo coronaste de gloria y de honra.
Lo hiciste señorear las obras de tus manos;
Todo lo pusiste debajo de sus pies. Salmo 8:4-6