jueves, 20 de abril de 2017

El árbol de los problemas

El carpintero contratado, acababa de finalizar su primer día de trabajo. Pero el balance del día no era muy bueno, pues su motosierra se había estropeado, y su viejo coche se había negado a arrancar.
el arbol de losMientras Luis quien lo había contratado lo llevaba a su casa, el carpintero permaneció en silencio; obviamente se hallaba preocupado. Cuando llegaron, invitó a Luis a bajarse y  conocer a su familia. Así lo hicieron, y mientras se dirigían a la puerta, el carpintero se detuvo brevemente frente a un pequeño árbol, tocando las puntas de las ramas con ambas manos.
Cuando la familia del carpintero abrió la puerta, hubo una sorprendente transformación: su rostro que poco antes reflejaba cansancio y molestia, ahora lucía totalmente sonriente. Y con esa actitud, abrazó y besó a sus dos hijos pequeños y a su esposa que salían a recibirlo.
Minutos más tarde y una vez concluida la corta visita de Luis, el carpintero lo acompañó hasta la salida, y al pasar cerca del árbol, sonrientemente expuso: “Éste es mi árbol; cada noche cuando llego a casa, cuelgo en sus ramas los problemas; y, a la mañana siguiente los recojo otra vez. Lo divertido es que al otro día, no veo tantos problemas como los que recuerdo haber colgado la noche anterior.

¿Es la seguridad eterna una licencia para pecar?

Resultado de imagen de ¿Es la seguridad eterna una licencia para pecar?La objeción más frecuente a la doctrina de la seguridad eterna es que, supuestamente, ésta promueve la idea de que los cristianos pueden vivir de la manera que les plazca y aún así ser salvos. Aunque esto es “técnicamente” cierto, ésta no es la “esencia” de la seguridad eterna. Una persona que verdaderamente ha aceptado a Jesucristo como su Salvador “puede” vivir una vida pecaminosa; pero “no lo hará”. Debemos establecer una diferencia entre cómo debe vivir un cristiano y lo que debe hacer una persona para recibir la salvación.
La Biblia es muy clara en que la salvación es solamente por gracia, únicamente a través de la fe en Jesucristo (Juan 3:16Efesios 2:8-9Juan 14:6). Una persona es salvada por la fe y solamente por ella. En el momento en que una persona verdaderamente cree en Jesucristo, ésta es salvada y asegurada en esa salvación. La salvación no es ganada por la fe y luego mantenida por las obras. El apóstol Pablo aborda este punto en Gálatas 3:3 “¿Tan necios sois? ¿Habiendo comenzado por el Espíritu, ahora vais a acabar por la carne?” Si somos salvados por fe, nuestra salvación también es mantenida y asegurada por la fe. No podemos ganar nuestra propia salvación, por lo tanto, tampoco podemos ganar el mantenimiento de ella. Es Dios quien mantiene nuestra salvación (Judas verso 24); es la mano de Dios la que nos sostiene firmemente asidos. (Juan 10:28-29). Nada nos puede separar del amor de Dios (Romanos 8:38-39).

Cualquier negativa de la seguridad eterna es, en esencia, una creencia de que nosotros debemos mantener nuestra propia salvación por medio de nuestras buenas obras. Esto es totalmente contrario a la salvación por gracia. Somos salvos por los méritos de Cristo, no por los nuestros (Romanos 4:3-8). Declarar que debemos obedecer la Palabra de Dios o vivir una vida santa para mantener nuestra salvación, es igual a decir que la muerte de Jesús no fue suficiente para pagar la condena por nuestros pecados. La muerte de Jesús fue absolutamente suficiente para pagar por todos nuestros pecados – pasados, presentes y futuros (Romanos 5:81 Corintios 15:32 Corintios 5:21). 

La Cruz

Para el pueblo que recibió la ley de parte de Dios, la Cruz fue el castigo merecido de un profeta de Belén, el cual perdió la razón dándose a conocer a ellos como el Cristo de Dios, aquél del cual se había dicho que les libraría de todo yugo. Pero ellos no lo reconocieron.
Para el imperio que gobernaba en esa época, la Cruz fue lo que merecía un tumultuoso que, junto a un grupo de pescadores, publicanos y prostitutas, aseguraban que existía un reino mucho mayor que el que sus ojos veían.
Para los custodios del templo, la Cruz fue la consecuencia de que un carpintero perdió la razón y se proclamó a sí mismo el ungido de Dios. Para otros religiosos de la época, la Cruz fue el justo pago para aquél que sanaba y hacía libres a endemoniados en día de reposo.
Y para todo aquel que aún está bajo el dominio del enemigo, la Cruz es una locura sin sentido. O algo que se cuelga en el cuello o en sus coches como buena suerte.
Pero…hay otros para los cuales la Cruz ha sido todo.

¿Cómo se mide la Vida?

No se mide según con quién sales, ni por el número de personas con quienes has salido.
Resultado de imagen de ¿Cómo se mide la Vida?No se mide por la fama de tu familia, por el dinero que tienes, por la marca de coche que conduces, ni por el lugar donde estudias o trabajas.
No se mide ni por lo guapo ni por lo feo que eres, por la marca de ropa que llevas, ni por los zapatos, ni por el tipo de música que te gusta.
La vida, simplemente, es... otra cosa. La vida:
Se mide según el número de personas a las que amas y según a cuántos dañas.
Se mide según la felicidad o la tristeza que proporcionas a otros.
Se mide por los compromisos que cumples y las confianzas que traicionas.
Se mide por el sabor de boca que dejas a los demás con tu presencia y con tus comentarios.
Se trata de lo que se dice y lo que se hace y lo que se quiere decir o hacer, sea dañino o beneficioso.
Se trata de los juicios que formulas, y a quién o contra quién los comentas.
Se trata de a quién no le haces caso o ignoras intencionadamente.
Se trata de los celos, del miedo, de la ignorancia y de la venganza.
Se trata del amor, el respeto o el odio que llevas dentro de ti, de cómo lo cultivas y de cómo lo riegas.
Pero sobre todo, se trata de si usas la vida para alimentar el corazón de otros.
Tú y solo tú escoges la manera en que vas a afectar a otros y esas decisiones son de lo que se trata la vida…
La vida será contigo tan justa como lo eres con los demás. Hacer un amigo es fácil. Pero la vida habla de ti por los amigos que fielmente supiste conservar. Por aquellos a los que te supiste entregar sin exigencias. Aquellos que cuando no estás…lloran tu ausencia.