viernes, 31 de marzo de 2017

Honra a tu padre y a tu madre… ¿Debo honrar al padre que me abandonó?

Actualmente un gran número de familias sufre la ausencia de uno de los padres. Conflictos, separaciones, abandono total o parcial de responsabilidades,... en fin, características todas que determinan este verdadero síndrome de nuestros días. Hasta la familia cristiana, hoy por hoy, no es ajena a esta realidad.
Sin considerar si tuviste que pasar por esto o no, sabemos a ciencia cierta, que si no es tu caso seguramente es el de alguien que conoces o que al menos tiene unas cuantas cosas en común. Las palabras que vienen a continuación, de mano del Señor, pueden marcar un antes y un después en tu vida y en la de ellos.
La siguiente historia está basada en el caso real de una bebé que estando aún en el vientre de su mamá, sufrió el abandono por parte de su padre. Muchos años más tarde, en su adultez, el padre reaparece nuevamente en su escena familiar, y como cristiana, ella se encuentra ante la tremenda encrucijada: “¿Debo honrar al padre que me abandonó?”
“Honra a tu padre y a tu madre…” eran las palabras de Dios, que continuamente taladraban su sufrido corazón. Su padre abandonó a su madre cuando ella estaba a una semana de nacer. Años de lucha, necesidades e infelicidad quedaron en ese hogar destruido.
No obstante ello, esta mujer, ya en su edad adulta, quiso conocerlo y emprendió su búsqueda. Dios le allanó el camino y finalmente, un día el encuentro se produjo. Su pregunta no podía esperar: “-Por qué nos abandonaste?”
Le explicó que no tenía un trabajo fijo ni con qué mantenerlas. Un día salió, no halló trabajo y se sintió tan avergonzado que no tuvo valor para volver.
Tal vez verdad… tal vez no. Mucho es lo que se podrá decir e inclusive cuestionar sobre la actitud de este padre… Pero no es su historia la que nos importa en este mensaje. El asunto principal, es qué hizo su hija años después cuando, ya adulta, se encuentra frente a frente con él. Tenía que perdonarlo, era una necesidad imperiosa de su corazón, eso sí, mezclada con un intenso sentimiento de amargura e indignación.
Ella conocía bien lo que significaba perdonar. Creció en una época y en un lugar en donde ser hija de una mujer abandonada y sola significaba una verdadera humillación. Años de discriminación, necesidades y un sutil maltrato en la escuela, en la comunidad, e incluso en la iglesia, habían golpeado duro su quebrantado corazón. Entretanto, las cosas se fueron mejorando para él. Él lo tuvo todo, ella nada.
¿Cómo orar un Padrenuestro, y decir “perdónanos como nosotros perdonamos…”? Sólo había un camino: la puerta del dolor.

Gratitud

«Dad gracias en todo, porque esta es la voluntad de Dios para con vosotros en Cristo Jesús». I Tesalonicenses 5: 18

Resultado de imagen de gratitud a diosLa primera idea de este texto es "dad gracias". La gratitud, en la vida del cristiano, no necesita una causa. Debe ser una manera de encarar la vida.
La segunda, «voluntad de Dios para nosotros», es que vivamos siempre agradecidos. Una actitud agradecida es el camino divino para llevarte a una vida realizada y feliz.
Finalmente, solo puede vivir en actitud permanente de agradecimiento la persona que está «en Cristo Jesús». De acuerdo con este consejo divino, debemos agradecer no solo por las cosas buenas que nos suceden, sino, incluso, por las cosas tristes y desagradables que se presentan en el camino. ¿Por qué? «Porque esta es la voluntad de Dios». En esta vida tal vez nunca logres entenderlo, pero la verdad es que Dios jamás se equivoca. Aun cuando el dolor toque tu vida, Dios tiene un propósito educativo para ti.

La Oración...

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Pedid, y se os dará;
buscad, y hallaréis;
llamad, y se os abrirá.
Porque todo aquel que pide,
recibe; y el que busca, halla;
y al que llama, se le abrirá.
Mateo 7:7-8

Si permanecéis en mí, y mis palabras permanecen en vosotros,
pedid todo lo que queréis, y os será hecho.
Juan 15:7

Todo lo que pidiereis orando,
creed que lo recibiréis, y os vendrá.
Marcos 11:24

Si algo pidiereis en mi nombre,
yo lo haré.
Juan 14:14

Me buscaréis y me hallaréis,
porque me buscaréis de todo
vuestro corazón.
Jeremías 29:13

Si dos de vosotros se pusieren de acuerdo en la Tierra
acerca de cualquiera cosa que pidieren, les será hecho
por mi Padre que está en los Cielos.
Porque donde están dos o tres congregados
en mi nombre, allí estoy yo en medio de ellos.
Mateo 18:19-20

Cualquier cosa que pidiéremos la recibiremos de Él,
porque guardamos sus mandamientos,
y hacemos las cosas que son agradables delante de Él.
1 Juan 3:22

Orad sin cesar.
1 Tesalonicenses 5:17

Acerquémonos, pues, confiadamente al trono
de la gracia, para alcanzar misericordia y
hallar gracia para el oportuno socorro.
Hebreos 4:16

Antes que clamen, responderé yo;
mientras aún hablan,
yo habré oído.
Isaías 65:24

De cierto os digo que todo lo que
atéis en la Tierra, será atado en el Cielo;
y todo lo que desatéis en la Tierra,
será desatado en el Cielo.
Mateo 18:18

Esta es la confianza que tenemos en Él, que si pedimos
alguna cosa conforme a su voluntad, Él nos oye.
Y si sabemos que Él nos oye en cualquier cosa
que pidamos, sabemos que tenemos las
peticiones que le hayamos hecho.
1 Juan 5:14-15

Preguntadme de las cosas por venir;
mandadme acerca de mis hijos,
y acerca de la obra de mis manos.
Isaías 45:11b

Si en mi corazón hubiese yo mirado a la iniquidad,
el Señor no me habría escuchado.
Mas ciertamente me escuchó Dios;
atendió a la voz de mi súplica.
Salmo 66:18-19

El Espíritu nos ayuda en nuestra debilidad;
pues qué hemos de pedir como conviene,
no lo sabemos, pero el Espíritu mismo
intercede por nosotros con gemidos indecibles.
Romanos 8:26

Cuenta con tus dedos tus bendiciones…

A la edad de treinta y dos años a Doug McKnight se le diagnosticó esclerosis múltiple. Los dieciséis años siguientes le costaron su carrera, su movilidad y finalmente la vida.
Debido a la esclerosis múltiple no podía comer por sí mismo ni caminar, y como consecuencia, luchó contra la depresión y el temor.
Resultado de imagen de Cuenta con tus dedos tus bendiciones…Pero a pesar de todo, nunca perdió el sentido de la gratitud. La evidencia es su lista de oración. Los amigos de su congregación le pidieron que compilara una lista de sus peticiones para interceder por él. Su respuesta incluía dieciocho bendiciones por las que estaba agradecido, y seis preocupaciones por las cuales orar. Sus bendiciones superaban a sus necesidades por tres a una.
Doug McKnight había aprendido a estar contento.
Lo mismo ocurrió con una leprosa en la isla de Tobago. Un misionero de corto plazo la conoció en un viaje misionero.
En el día final, él conducía la adoración en la colonia de leprosos. Preguntó si alguien tenía una canción favorita.
Cuando hizo la pregunta, una mujer se volvió y dejó ver el rostro más desfigurado que se haya visto. No tenía ni orejas ni nariz, y los labios habían desaparecido, pero levantó una mano sin dedos y preguntó: «¿Podemos cantar “Cuenta las riquezas que el Señor te da”?»
El misionero comenzó a cantar, pero no pudo terminar. Después alguien comentó: «Supongo que nunca podrá volver a cantar esa canción». «No», respondió, «la cantaré nuevamente, pero nunca de la forma como lo hacía antes».