martes, 14 de marzo de 2017

¿Es bíblica la seguridad eterna?

Resultado de imagen de ¿Es bíblica la seguridad eterna?Cuando alguien reconoce a Cristo como su Salvador, es llevado a una relación con Dios que garantiza su seguridad eterna. Judas 1.24 declara, “Y a aquel que es poderoso para guardaros sin caída, y presentaros sin mancha delante de su gloria con gran alegría”. El poder de Dios guarda de caer al creyente. Es asunto de Él, no está en nosotros presentarnos delante de Su gloriosa presencia. Nuestra seguridad eterna es el resultado de Dios guardándonos, y no de nosotros guardando nuestra propia salvación.

El Señor Jesucristo proclamó, “Y yo les doy vida eterna; y no perecerán jamás, ni nadie las arrebatará de mi mano. Mi Padre que me las dio, es mayor que todos, y nadie las puede arrebatar de la mano de mi Padre” (Juan 10:28-29). Ambos, Jesús y el Padre nos han sujetado firmemente en sus manos. ¿Quién podría arrebatarnos del Padre y del Hijo?

Efesios 4:30 nos dice que los creyentes han sido “sellados para el día de la redención”. Si los creyentes no tienen seguridad eterna, el sello realmente no sería para el día de la redención, sino solamente para el día de pecado, apostasía, o incredulidad. Juan 3:15-16 nos dice que todo aquel que cree en Jesucristo “tiene vida eterna”. Si a una persona se le promete vida eterna, pero luego se le quita, ésta, en realidad nunca fue “eterna”. Si la seguridad eterna no es verdadera, las promesas de la vida eterna de la Biblia son una equivocación.

El argumento más poderoso de la seguridad eterna se encuentra en Romanos 8:38-39, “Por lo cual estoy seguro de que ni la muerte, ni la vida, ni ángeles, ni principados, ni potestades, ni lo presente, ni lo porvenir, ni lo alto, ni lo profundo, ni ninguna otra cosa creada nos podrá separar del amor de Dios, que es en Cristo Jesús Señor nuestro”. La seguridad eterna está basada en el amor de Dios hacia aquellos a quienes ha redimido. Nuestra seguridad eterna ha sido comprada por Cristo, prometida por el Padre, y sellada por el Espíritu Santo.


¿Ministrar A Los Demás Según La Biblia? ¿Cómo se hace?

Bendito sea el Dios y Padre de nuestro Señor Jesucristo, Padre de misericordias y Dios de toda consolación, el cual nos consuela en todas nuestras tribulaciones, para que podamos también nosotros consolar a los que están en cualquier tribulación, por medio de la consolación con que nosotros somos consolados por Dios. (2 Corintios 1:3-4)
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Hace muchos años una mujer visitó un orfanato y preguntó a la enfermera jefe: ¿Hay aquí algún niño que nadie haya querido adoptar? La enfermera respondió: ‘Si lo hay. Tenemos una niña de 10 años, poco atractiva, y es chepuda. La mujer dijo: ‘Ésa es la niña que quiero’. Treinta y cinco años más tarde, el director del Departamento de Inspección de Orfanatos de Iowa (EE.UU.) escribió el siguiente informe acerca de una institución estatal:
“Este lugar es excepcional. Está limpio, la comida es buena, los niños están muy bien cuidados y el ambiente es el mejor de todos los centros que hemos visitado. La enfermera responsable, Mercy Goodfaith, tiene un corazón que rezuma amor; tiene unos ojos tan hermosos que te hacen olvidar su cara amable o el hecho de que es jorobada”. Gracias a que una buena samaritana tuvo el valor y el amor para criar a una niña que otros desecharon, Mercy Goodfaith pudo más adelante compartir ese mismo amor con cientos de otros niños huérfanos.
Pablo dice: “…Dios nos consuela en todas nuestras tribulaciones, para que podamos también nosotros consolar a los que están en cualquier tribulación” (2 Corintios 1:3-4). Billy Graham añade: “Quienes más han sufrido son los que mejor pueden consolar a los demás … compadecerse de sus aflicciones gracias a lo que ellos mismos han pasado … El sufrimiento es difícil de sobrellevar, pero su propósito debería ser aprender todo lo que podamos de aquello que hayamos padecido para cumplir el ministerio de la consolación, como lo hizo Jesús. “Pues en cuanto Él mismo padeció siendo tentado, es poderoso para socorrer a los que son tentados” (Hebreos 2:18). El que sufre se convierte en consolador en el servicio al Señor.

Tentaciones

El enemigo no busca únicamente enseñorearse de síntomas; él va en pos de lo que produce dichos síntomas.
Practiquen el dominio propio y manténganse alerta. Su enemigo el diablo ronda como león rugiente, buscando a quién devorar. 1 Pedro 5:8
Resultado de imagen de TentacionesHe aprendido, Señor, que el objetivo de Satanás al tentarme es apropiarse de mi voluntad. Esto se ve claramente cuando tentó a Jesús, quien es mi modelo. Nada más aceptar Jesús la voluntad del Padre en su bautismo, esa voluntad fue inmediatamente puesta a prueba en el desierto (Mateo 4.1-11). Cada una de las tres tentaciones fue cuidadosamente diseñada con el fin de debilitar la unión de Cristo con la voluntad de su Padre Celestial. Una vez que esa unión se logra debilitar, es solo cuestión de tiempo antes de que toda la defensa se desmorone en pecado.

Jesús estaba hambriento y cansado cuando Satanás lo buscó en el desierto. Las necesidades corporales
, cualquier tipo de necesidad, como alimento, descanso, recreo, u otra, a menudo son utilizadas como apertura para un ataque a la voluntad.

Lo Que Dios Puede Hacer Con Nosotros

«Y el Señor añadía cada día a la iglesia los que habían de ser salvos». Hechos 2: 47
Resultado de imagen de Lo Que Dios Puede Hacer Con NosotrosEn los apóstoles que nuestro Señor escogió no había nada digno de admirar. Era evidente que el éxito de sus labores se debía únicamente a Dios. La vida de estos hombres, el carácter que adquirieron y la poderosa obra que Dios realizó en y mediante ellos, atestiguan lo que Él hará en aquellos que reciban sus enseñanzas y sean obedientes.
Cuanto más amemos a Cristo mayores bienes haremos. Si ponemos el yo a un lado, dejamos obrar al Espíritu Santo en nuestros corazones y vivimos una vida completamente consagrada a Dios, nuestra utilidad no conocerá límites. Dios está dispuesto a instruirnos día tras día, hora tras hora, con tal de que estemos dispuestos a soportar la disciplina necesaria, sin quejarnos ni desmayar por el camino. Él anhela revelar su gracia, y si estamos dispuestos a remover los obstáculos, Él derramará las aguas de salvación en raudales abundantes mediante los conductos humanos. Si motiváramos a los humildes a hacer todo el bien que pueden hacer, y nadie los estorbara, habría cien personas trabajando para Cristo donde hay actualmente una sola.