sábado, 11 de marzo de 2017

Si a Dios le pides y Dios no te da…

“Si a Dios le pide y Dios no le da, es tiempo de consultarnos”. Algo así decía la publicidad en una revista.
Las personas viven desesperadas por obtener respuestas. Les pasan cosas y sienten que van sin rumbo por la vida. Saben y reconocen en muchas de ellas, el poder que Dios tiene para ayudarles con su problema, que tiene las respuestas que ellos necesitan, pero sin embargo no las obtienen, no las encuentran.
Cuando era joven tuve la oportunidad de concurrir a una campaña evangelista organizada por un gran predicador. Un hombre que tuvo bastante que ver en el proceso de mi acercamiento a Dios.
Pero lo que realmente me impactó entonces no fue solo su prédica. Era una sala bajo el estadio donde se celebraba la campaña, en la que había un nutrido grupo de personas que estaban en oración. Pero esto no era solamente cosa de ese momento. Ya venían haciendo esta práctica meses antes durante la organización de la campaña. Ése era verdaderamente el “secreto de su éxito”.
Dios nos ha provisto a los seres humanos de una de las armas más formidables, capaz de curar y resolver multitud de males. El poder de la oración.
Si hay algo que Dios no puede hacer, es rechazar un corazón quebrantado y arrepentido.
Por ello, si estás desesperado, si te encuentras ante un “callejón sin salida” en tu vida, si las cosas parecen ir de mal en peor, tal vez sea precisamente el momento de acercarte a Dios con sinceridad de espíritu, reconocer delante de Él tus limitaciones y errores, y buscar un grupo de personas experimentadas en el poder de la oración que estén dispuestas a mostrarte qué es lo que piensa Dios y a interceder delante de Él por tus necesidades.

Si a Dios le pides y Dios no te da, es tiempo de recurrir a Dios.

La Beneficencia

“El ojo misericordioso será bendito, porque dio de su pan al indigente.” Proverbios 22:9.
Un chico de una familia pobre a menudo era objeto de las burlas de sus compañeros. Se mofaban de su ropa, pero también por su perseverancia en la oración y su confianza en Dios. Un día uno de ellos le preguntó: –¿Por qué sigues orando si el buen Dios nunca te contesta? ¡Por lo menos podría darte ropa como es debido! El niño permaneció silencioso un rato y luego respondió: –Dios siempre contesta; seguramente ordenó a alguien ocuparse de ello, pero esa persona lo olvidó.
“De hacer bien y de la ayuda mutua no os olvidéis; porque de tales sacrificios se agrada Dios.” – Hebreos 13:16.
Quizá esta pequeña anécdota le habla como habló a mi conciencia. Nuestro modelo, Jesucristo, “anduvo haciendo bienes” (Hechos 10:38). Siempre estuvo dispuesto a ayudar a los que encontraba. Dijo a sus discípulos que cualquiera que diera un vaso de agua fría a un pequeñito no perdería su recompensa (Mateo 10:42). Cuando estemos en el cielo será demasiado tarde para imitar a nuestro Maestro, porque ya no habrá necesidades.
Cada uno dé como propuso en su corazón: no con tristeza ni por obligación, porque Dios ama al dador alegre. – 2 Corintios 9:7.
Alrededor de nosotros las oportunidades son numerosas: a nuestra puerta, en nuestra ciudad, entre los cristianos o entre los que no lo son. Pidamos a Dios que abra nuestra inteligencia y corazón para que discernamos las obras que Él preparó a fin de que anduviésemos en ellas; pues somos hechura suya, creados en Cristo Jesús para buenas obras, las cuales Dios preparó de antemano para que anduviéramos en ellas. (Efesios 2:10). Cuando tengamos, pues, la oportunidad, “hagamos bien a todos, y mayormente a los de la familia de la fe” (Gálatas 6:10).

¿Qué es lo más importante en el mundo para ti?

Por nuestros horarios y actividades, pasamos poco tiempo juntos durante la semana.
¿Qué es lo más importante en el mundo para ti?Cuando empecé a tener un tiempo de comunión con Dios, al mismo tiempo, mi esposa comenzó a interesarse y empezamos a leer la Biblia juntos. Fue tan beneficioso que decidimos compartirlo con nuestros hijos.
Por la mañana, lo hacíamos con nuestro hijo durante el desayuno; y por la noche, con nuestra hija cuando regresaba. Y los fines de semana, lo hacíamos los cuatro juntos. Eran momentos tan preciosos cuando, como familia, orábamos y meditábamos en la Palabra del Señor, que mi hija decidió levantarse más temprano para que hiciéramos la lectura juntos durante el desayuno.
Esto ha cambiado nuestras vidas. Estamos más unidos, más atentos a las necesidades de los demás y en armonía con el Señor. Buscar a Dios como familia fue la bendición más grande que Dios nos podría otorgar. Gracias por ser una herramienta usada por Dios para acercamos a Él. Ahora, hasta parece que tenemos más tiempo durante la semana para estar juntos y celebrar la bendición de ser una familia. 

El poder de la alabanza en acción

Aconteció que mientras íbamos a la oración, nos salió al encuentro una muchacha que tenía espíritu de adivinación, la cual daba gran ganancia a sus amos, adivinando. 17 Ésta, siguiendo a Pablo y a nosotros, gritaba:
—¡Estos hombres son siervos del Dios Altísimo! Ellos os anuncian el camino de salvación.
18 Esto lo hizo por muchos días, hasta que, desagradando a Pablo, se volvió él y dijo al espíritu:
—Te mando en el nombre de Jesucristo que salgas de ella.
Y salió en aquella misma hora.
19 Pero al ver sus amos que había salido la esperanza de su ganancia, prendieron a Pablo y a Silas, y los trajeron al foro, ante las autoridades.20 Los presentaron a los magistrados y dijeron:
—Estos hombres, siendo judíos, alborotan nuestra ciudad 21 y enseñan costumbres que no nos es lícito recibir ni hacer, pues somos romanos.
Resultado de imagen de pablo y silas22 Entonces se agolpó el pueblo contra ellos; y los magistrados, rasgándoles las ropas, ordenaron azotarlos con varas. 23 Después de haberlos azotado mucho, los echaron en la cárcel, mandando al carcelero que los guardara con seguridad. 24 El cual, al recibir esta orden, los metió en el calabozo de más adentro y les aseguró los pies en el cepo.
25 Pero a medianoche, orando Pablo y Silas, cantaban himnos a Dios; y los presos los oían. 26 Entonces sobrevino de repente un gran terremoto, de tal manera que los cimientos de la cárcel se sacudían; y al instante se abrieron todas las puertas, y las cadenas de todos se soltaron. 27 Se despertó el carcelero y, al ver abiertas las puertas de la cárcel, sacó la espada y se iba a matar, pensando que los presos habían huido. 28 Pero Pablo le gritó:
—¡No te hagas ningún mal, pues todos estamos aquí!
29 Él entonces pidió una luz, se precipitó adentro y, temblando, se postró a los pies de Pablo y de Silas. 30 Los sacó y les dijo:
—Señores, ¿qué debo hacer para ser salvo?
31 Ellos dijeron:
—Cree en el Señor Jesucristo, y serás salvo tú y tu casa.
32 Y le hablaron la palabra del Señor a él y a todos los que estaban en su casa. 33 Él, tomándolos en aquella misma hora de la noche, les lavó las heridas, y en seguida se bautizó con todos los suyos. 34 Luego los llevó a su casa, les puso la mesa y se regocijó con toda su casa de haber creído a Dios. Hechos 16: 16-34
A través de este pasaje bíblico, tomando como ejemplo a Pablo y Silas estando en la cárcel de Filipos, veremos el PODER EN ACCIÓN que tiene la ALABANZA cuando la entonamos directamente a Dios; independientemente de las circunstancias negativas, adversas o desfavorables en las que muchas veces nos encontramos. De hecho, aún el ¡PODER DE LA ALABANZA! se da en medio de situaciones difíciles, así como lo analizaremos a continuación. Veamos: