martes, 28 de febrero de 2017

En todas las circunstancias

Dad gracias en todo, porque esta es la voluntad de Dios para con vosotros en Cristo Jesús. 1 Tesalonicenses 5:18
En el barrio residencial donde vivo, nos quejamos permanentemente de los cortes de luz. Pueden ocurrir tres veces por semana y durar todo un día. Es difícil soportar los inconvenientes cuando no se pueden usar los artefactos básicos de la casa.
Inline image 1Una vecina creyente suele preguntar: «¿También hay que dar gracias a Dios por esto?», refiriéndose a 1 Tesalonicenses 5:18: «Dad gracias en todo, porque esta es la voluntad de Dios para con vosotros en Cristo Jesús». Y siempre respondemos que sí, aunque nuestras quejas cada vez que se corta la luz contradicen esta afirmación.
No obstante, un día nuestra creencia de dar gracias a Dios en todas las circunstancias cobró un nuevo significado cuando, al volver de mi trabajo, encontré a mi vecina visiblemente estremecida mientras exclamaba: «Gracias a Dios se cortó la luz. ¡La casa se habría quemado y mi familia hubiese muerto!». Un camión había chocado contra un poste, y los cables de alta tensión habían caído sobre varias casas. Si hubieran tenido electricidad, habría ardido todo.
Puede ser difícil decir «gracias, Señor» en medio de las pruebas, pero podemos estar agradecidos de que Dios considera que cada situación es una oportunidad para confiar en Él, ya sea que veamos sus propósitos o no.
Señor, ayúdame a verte en cada circunstancia.
Por la gracia de Dios podemos dar gracias en todo.

Dar vueltas en círculo

“La gente gritó y las trompetas sonaron. Al oír los israelitas el sonido de las trompetas, comenzaron a gritar a voz en cuello, y la muralla de la ciudad se vino abajo. Entonces avanzaron directamente contra la ciudad, y la tomaron” (Josué 6:20).

Debían haber parecido unos locos. Marchando alrededor de una ciudad fortificada..., como niños desfilando con sus juguetes, soplando pequeños cuernos de carnero. ¡Ésa no es manera de luchar! Los habitantes de Jericó debían haberlos visto sacudiendo la cabeza de confusión. Ex-esclavos locos… Habían oído hablar de aquella gente, pero qué espectáculo tan decepcionante les parecía aquello.
Hombres armados caminaban delante y detrás de los sacerdotes, pero no parecían una amenaza, y nadie decía nada. Los sacerdotes caminaban con trompetas en lugar de espadas y cargaban sobre unas barras una caja de oro coronada con dos ángeles; el “arca”, la llamaban. Los habitantes de Jericó se habían asustado al saber que Israel había cruzado el Jordán en seco, pero ¿una marcha silenciosa del ejército?, ¿podrían los israelitas vencer a una ciudad grande y fortificada como Jericó? Pues sí, lo hicieron.
Resultado de imagen de Dar vueltas en círculo en JericóDurante seis días, una vez al día, caminaron alrededor de Jericó. Sus pies retumbaban en el suelo y las trompetas sonaban de vez en cuando. Pero el séptimo día, caminaron alrededor de la ciudad siete veces. Luego, hubo un toque ensordecedor de trompetas, un rugido de voces, y los altos y anchos muros se derrumbaron. Enorme fue la conmoción y el terror de los habitantes de la ciudad.
¿Tuvieron tiempo para comprender cómo pasó? No lo sabemos. Lo que sí sabemos es que Israel seguía las indicaciones de Dios. Puede que parecieran necios, pero marchar alrededor de la ciudad y gritar resultó mucho mejor que una sangrienta batalla.
Admitimos que hacer las cosas como Dios dice, a menudo parece una locura. Tenemos miedo de parecer tontos si hacemos exactamente lo que Él nos dice, pero Dios sabe lo que está haciendo.
La manera en la que nos pide que vivamos es mejor que la nuestra. Obedecer sus Mandamientos nos conduce a una vida más fácil; a no ir a la cárcel por ningún delito, a no engañar a tu pareja, a no enojarte con tus padres, a descansar un día cada semana… Sencillamente, una forma mejor de vivir. Si estás indeciso entre hacer las cosas a la manera de Dios o a la tuya, acuérdate de Jericó.

Afanado, parte mal escogida

Si hay algo que realmente frena los objetivos que nos hemos trazado en la vida, es afanarse demasiado en alguno sin detenerse a reflexionar en los errores que vamos dejando atrás para no cometerlos por segunda vez.
Afanarnos en ciertas cosas o labores no implica que seamos perseverantes o luchadores para alcanzar sus propósitos.
Resultado de imagen de Afanado, parte mal escogidaImplícitamente significa, que nos estamos aferrando a una sola vía de solución, generalmente la primera que vemos, y no queremos reconocer que existen otras que podemos tomar para llegar victoriosos a la meta; y no lamentando un terrible fracaso por el que, en el mejor de los casos, tengamos que volver al principio para empezar nuevamente; aunque en algunas circunstancias, lo hecho ya no tenga remedio.
En una ocasión un hombre estaba cortando una enorme palma real con un hacha. No muy lejos de él, un grupo de espectadores hacía diferentes comentarios.
Uno decía que si se corta por un lado, el cortador debe moverse a tiempo hacia el otro para evitar ser aplastado. Otro que se debería cortar parejo en redondo, para finalmente manipularla como desee el cortador.
Así múltiples opiniones; pero el cortador hacía caso omiso a todo comentario y continuaba afanado a la forma que creyó cuando comenzó a cortarla.
Por fin, después de los últimos hachazos, la palma comenzó a derribarse en dirección al cortador. El hombre, se afanó nuevamente corriendo en ese mismo sentido, mientras los observadores quedaban perplejos y mudos por lo que estaban viendo, e imaginando el fatal desenlace que sobrevenía. Mientras tanto, él corría velozmente sin cambiar de dirección.
Corrió mucho, tanto que casi logró salir del radio de alcance de la robusta palmera, pero el copete de ella lo alcanzó, dándole en la cabeza.
Cuando los demás llegaron a socorrerlo, todavía tenía vida. Entonces dijo: - Lo único que tenía que hacer era correr en otra dirección; pero yo me afané cogiendo la mala parte. Cerró los ojos y dejó de existir.

La historia de Christian el León

Una historia de la vida real.
Cuando das desinteresadamente, recibes el mejor regalo… la amistad verdadera.
boaEn 1969, Anthony Bourke y John Randall, dos australianos que vivían en Londres, compraron un cachorro de león en el departamento de animales exóticos de Harrods. Procedía del zoo de Ilfracombre, en el que una pareja de leones había tenido cachorros. Christian, como llamaron al león, demostró ser un animal muy inteligente y cariñoso, tanto con las personas como con otros animales.
Pero al cabo de un año había crecido tanto que era imposible que siguiera viviendo en aquel piso londinense. Entonces, Bourke y Randall decidieron que lo mejor que podían hacer era llevarlo a África para que se criase en libertad. Por eso se pusieron en contacto con Bill Travers, el actor que protagonizó la película “Nacida libre”, una película que contaba la historia real de cómo Joy y George Adamson criaron en su hogar de Nairobi a unos cachorros de leones.
Travers se puso en contacto con George Adamson quien ayudó a organizar el traslado de Christian a África. Para financiar el proyecto se grabó un documental contando la historia del cachorro de león: “Christian, the lion”.
Casi un año después, Bourke y Randall viajaron a África para reencontrarse con Christian. ¿Los reconocería tras un año en la vida salvaje?.”

El amor no conoce límites