jueves, 26 de enero de 2017

Conocer La Verdad

«Y conoceréis la verdad y la verdad os hará libres». Juan 8: 32

Las escrituras no deben leerse en base a la opacidad de la tradición o la especulación humana. Usar la especulación o la imaginación humana para explicar las Escrituras es como tratar de alumbrar el sol con una antorcha. La santa Palabra de Dios no necesita de la débil luz de la antorcha terrenal para que su gloria sea visible. Tiene luz propia: la gloria de Dios revelada; y en ella cualquier otra luz es opaca y débil.
Resultado de imagen de Conocer La VerdadPara comprender la Palabra hemos de realizar un estudio exhaustivo y diligente. Las percepciones nítidas de la verdad no serán nunca consecuencia de la negligencia, y claro está que ninguna bendición terrenal puede obtenerse sin un esfuerzo ferviente, paciente y perseverante de ella. Quienes quieran tener éxito en los negocios deben tener la voluntad de obrar para ello, y la fe para esperar los resultados. Y, por supuesto, no podemos esperar obtener un conocimiento espiritual sin un estudio diligente. Aquellos que desean encontrar los tesoros de la verdad deben cavar en busca de ellos, como el minero cava para hallar el tesoro escondido en la tierra. 
Ningún estudio frío e indiferente será provechoso. Tanto jóvenes como adultos han de estudiar, no solo leer superficialmente, la Palabra de Dios, con fervor y consagración, orando e investigando para hallar la verdad como un tesoro escondido. Quienes hagan esto serán recompensados, pues Cristo aumentará su inteligencia.

¿Qué es lo que Dios más quiere?

“El corazón de Dios late por la salvación de las personas”, es una expresión que describe perfectamente lo que Dios siente por la humanidad.
Él claramente expresa en su Palabra que "quiere que todos los hombres sean salvos y vengan al conocimiento de la verdad” (2 Timoteo 2:4). Jesús, concluyendo una de sus parábolas, la de la oveja perdida, enfatizó “no es la voluntad de vuestro Padre que está en los cielos, que se pierda uno de estos pequeños” (Mateo 18:14).
Resultado de imagen de ¿Qué es lo que Dios más quiere?Para que este deseo de Dios se vea cumplido es necesario e imprescindible que, en su nombre, se proclame el evangelio a cada ser humano que vive en este mundo.
¿Habrá una tarea más importante que ésta? ¿No será la obediencia de su pueblo de cumplir este divino plan lo que más le interesa al Señor? Es indudable que toda La Biblia apunta en esta dirección.
Un escritor cristiano ha demostrado cómo los cuatro evangelios ponen de relieve la suprema importancia de la Gran Comisión, haciendo la siguiente observación: Él dice: “Los cuatro evangelios no siempre son cuatro relatos repetidos de las muchas enseñanzas, episodios, temas o acontecimientos importantes de la vida y ministerio de Jesús.
“Por ejemplo, no tenemos cuatro relatos de su nacimiento, tan importante y necesario como fue este acto; mientras solo Mateo y Lucas se refieren al mismo, Marcos y Juan no lo mencionan.
“Tampoco tenemos cuatro relatos de su bautismo y tentación. Mateo, Marcos y Lucas mencionan estos hechos, pero Juan no lo hace. La transfiguración en el monte figura en los tres primeros evangelios, pero no aparece en el de Juan.
“Se puede observar también, que no se repiten en los cuatro evangelios varias de las parábolas de Jesús consignadas por Mateo. Tampoco “el sermón del monte”, la parábola del hijo pródigo, la de los talentos, la de las diez vírgenes, el sermón profético, etc.
“Pero, por el contrario, tomemos nota de esto: Sí tenemos CUATRO RELATOS, uno en cada evangelio, de todos los detalles que tenían que ver con los sufrimientos, muerte y resurrección de Cristo; y también cuatro relatos, de distinta forma y con distinto énfasis en cada uno, de La Gran Comisión.
La misma ordena a sus discípulos ir a predicar el evangelio a todo individuo que viva sobre la tierra, bautizar a los que creen, hacer discípulos y establecer la iglesia en todas las etnias del mundo”.

La encarnación de la verdad

«Yo para esto nací, y para esto vine al mundo: para dar testimonio de la verdad. Todo el que está de parte de la verdad escucha mi voz», Juan 18: 37, JVVI
La consciencia que Jesús tenía de sí mismo, aunque fue derivándose paso a paso por la senda de la humillación, proporcionaba a sus palabras una fuerza asombrosa. ¡Verdaderamente instructivas eran las lecciones que daba y pasmosa la autoridad con la que reprendía los pecados de los encumbrados y poderosos! Para Él, la verdad era la verdad, y nada más, y la verdad nunca sufrió menoscabo en sus manos, porque Él era el autor de la verdad. «Para esto, dijo, he nacido y para esto he venido al mundo: para dar testimonio de la verdad» (Juan 18: 37).
Resultado de imagen de La encarnación de la verdadCristo era la encarnación de la verdad y la santidad. Él, que había estado en los
concilios de Dios, y como Dios, que había morado en lo más íntimo del santuario del Eterno, hablaba de lo que conocía. Presentaba las verdades del carácter más elevado y sublime, y revelaba a las gentes la mente del Ser infinito. Pero aquellos que, se supone, debían estar en posición prominente en lo que al conocimiento y la comprensión de las verdades espirituales se refiere, no entendieron su significado; y lo que había sido desarrollado desde la eternidad por el Padre y el Hijo, ellos, en su ignorancia, lo criticaron y lo condenaron.
Cristo crucificado atrae continuamente a las almas hacia Él. Por el contrario, Satanás trata de apartar a la gente de Cristo, a fin de que no camine a la luz de su rostro ni lo contemple en su bondad y misericordia, en su infinita compasión e insuperable amor. El diablo se introduce presentando los atractivos y los encantos del mundo, para que no se discierna el carácter divino de Cristo. Pero el Señor Jesús vino para que todos los que creyeran en Él pudieran ser salvos.

¿Qué es la hipocresía y cómo deshacerse de ella?

¿Qué es la hipocresía, cómo se manifiesta, quiénes la usan y cómo acabar con ella?
Hipocresía es una palabra que provine del griego, hypokrisia; un hipócrita es un actor. Definimos a una persona hipócrita como aquella que finge sentimientos que no tiene, o que expresa ideales que no sigue. Una persona hipócrita es aquella que finge ser un buen ciudadano, con ideales “buenos”, pero realmente está muy lejos de ser lo que aparenta.
Pues bien, en algunas etapas de nuestra vida, hemos tenido la necesidad de aparentar que nos gusta nuestro trabajo, nuestra casa, nuestras relaciones laborales, etc. Pero ¿por qué?, ¿porque así nos conviene?, ¿porque así es más llevadero el asunto entre colegas, o entre “amigos”, o entre familiares? Definitivamente, esto no le agrada a Dios.
Resultado de imagen de ¿Qué es la hipocresía y cómo deshacerse de ella?La cita en Lucas 12:1-2 dice: “…guardaos de la levadura de los fariseos, que es la hipocresía, porque nada hay encubierto que no haya de ser revelado, ni oculto que no haya de saberse…”. Aquí podemos entender que, por mucho que se sea un gran actor hablando o haciendo algo, si la persona lo hace “hipócritamente”, Jesús dice que no hay nada encubierto que no haya de ser revelado. Así es.
A fin de cuentas, todas nuestras mentiras, todas nuestras falsedades con las que nos conducimos en ciertas o en muchas ocasiones, siempre saldrán a la luz, tarde o temprano. Entonces, ¿creen ustedes que tiene alguna justificación ser hipócritas? ¿Tiene algún valor ser un “actor” y hacer creer a la gente la persona que realmente “no” somos? Seguro que no, no hay ningún beneficio en querer aparentar lo que no somos.
En el libro de Marcos 7:6 dice: “…Respondiendo él, les dijo: Hipócritas, bien profetizó de vosotros Isaías, como está escrito: Este pueblo de labios me honra, mas su corazón está lejos de mí…” ¿Será quizás nuestro caso? Si es así, es tiempo de enmendarnos, es tiempo de reflexionar, de auto-examinarse y dejar la hipocresía, dejar la mentira, prima de la hipocresía.
Si ha vivido en mentira y en hipocresía, póngase a cuentas con nuestro Dios, porque la hipocresía también es pecado y lo excluye del reino de Dios.