martes, 10 de enero de 2017

Quiero Dar Gracias a Dios

Gracias por todo lo que la vida me ha dado en abundancia, salud,  felicidad,  prosperidad.
Gracias también, por las duras lecciones que me han ayudado a conocerme mejor y conocer mejor a los demás.
Imagen relacionadaGracias por los fracasos vividos, por la obligación de no dormirme nunca en mis laureles, por comprender el fracaso de los demás y ofrecerles la ayuda que necesitan en esos momentos. Por todas las ocasiones que se presentaron para cultivar: la paciencia, la tolerancia y la esperanza.
Gracias por los múltiples descubrimientos de la realidad y la verdad…
Gracias por las oportunidades que aproveché, por las soluciones que encontré, las capacidades que desarrollé, las victorias que he obtenido, y por los días maravillosos que he vivido.
Gracias por los padres que conocí, por los amigos que encontré, los profesores que me enseñaron, los libros que he leído, los viajes que he realizado, y las comidas que me han deleitado.
Gracias por los paisajes que he admirado, el sol que me ha calentado, las flores que he contemplado,... el aire que he respirado.
Gracias por la conciencia, cada vez más grande, de que un SER ESPECIAL vela por mí a  pesar de mis errores, que me protege a pesar de mis debilidades, que me ama a pesar de mis defectos, y me da soluciones a pesar de mis obstinaciones.
Gracias, ¡por la alegría de constatar simplemente que estoy vivo@!

Dos libros incomparables

“Así que la fe es por el oír, y el oír, por la palabra de Dios” (Romanos 10:17).
Resultado de imagen de la Biblia y Don Quijote de la ManchaEn aquella fría mañana madrileña del 6 de enero de 1605, salía de la imprenta la primera parte de la novela Don Quijote de la Mancha, bajo el título "El ingenioso hidalgo don Quijote de la Mancha". Esta novela es considerada la obra más destacada de la literatura española y universal, además de ser la más publicada y traducida de la historia después de la Biblia. Desde entonces hasta la fecha, se han imprimido alrededor de 100 millones de ejemplares, se han hecho más de 3.000 ediciones, y se ha traducido a casi 100 lenguas, entre ellas el tibetano, el esperanto y el sánscrito.
Pero por impresionantes que nos parezcan estos números, son incomparables con la Biblia. Se estima que se han imprimido más de 5.000 millones de ejemplares de las Escrituras, además de los cerca de 7.000 idiomas y dialectos en uso actualmente, en los que hay al menos un libro de las Escrituras en casi 2.900 de ellos. Sin duda, la Biblia es el libro más ampliamente distribuido en cuanto a cantidad de ejemplares, número de idiomas y dialectos traducidos, y alcance geográfico.
En cuanto a Don Quijote de la Mancha, es una obra interesante y, por momentos, se vuelve más que atractiva. En ella se ven reflejadas las luchas y las pasiones del ser humano, junto con el deseo de superarlas y cumplir los sueños.
Casi todos comenzamos a leer la Biblia como un requisito escolar. Después, como una necesidad espiritual, y como fuente de aliento y guía para la vida.
Realmente, el impacto de ambos libros en la vida es incomparable, mas no se puede comparar uno con el otro. Si bien el primero es de ayuda a nuestra formación intelectual y cultural, el segundo literalmente es transformador de vida. Supone la misma capacidad de transformación espiritual que trae vida eterna, y ningún otro libro la puede igualar.
Hoy, tú decides qué influencias marcarán tu vida. Es tu elección dejar que algún guión o relato, humano o diabólico, te brinde la perspectiva desde la que contemplarás la vida; o permites que la mismísima Palabra de Dios regenere tu mente por medio de la transformación de tu entendimiento. No pongas en un mismo nivel lo que es incomparable.
“La Palabra santa de Dios, que nos ha sido transmitida a costa de tanto padecimiento, de tanta sangre de los mártires, no es apreciada debidamente”.

¿Qué dice la Biblia acerca del diezmo cristiano?

Diezmar es un asunto con el que luchan muchos cristianos. En muchas iglesias ponen demasiado énfasis en diezmar, y al mismo tiempo, muchos cristianos rehúsan someterse a la exhortación bíblica tocante a ofrendar al Señor. Es deseable que diezmar u ofrendar sea un un gozo, una bendición. Lamentablemente, casi nunca es ese el caso en la iglesia de hoy.
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Diezmar es un concepto del Antiguo Testamento. El diezmo era un requisito de la ley con la cual todos los Israelitas ofrendaban al tabernáculo/templo el 10% de todo lo que ganaban y hacían crecer 
(Levítico 27:30Deuteronomio 14:23; Números 18:26; 2ª Crónicas 31:5). Pero algunos toman al diezmo del Antiguo Testamento, como un método de imposición de tributos para suplir las necesidades de los sacerdotes y los levitas del sistema Mosaico. 

Aún así, el Nuevo Testamento en ninguna parte ordena o recomienda que los cristianos se sometan a un sistema legalista de diezmar. Pablo sí declara que los creyentes deberían apartar una porción de sus ingresos a fin de dar soporte a la iglesia (1 Corintios 16:1-2).

El Nuevo Testamento tampoco señala 
en ningún lugar un cierto porcentaje de ingreso que se deba apartar, solamente dice que "ponga aparte algo según haya prosperado” (1ª Corintios 16:2). 

La transcripción de la voluntad de Dios

«En mi corazón he guardado tus dichos, para no pecar contra ti».
Salmo 119: 11

En los mandamientos de su santa ley, Dios ha revelado una perfecta norma de vida, y ha declarado que hasta el fin del tiempo esa ley, sin sufrir cambio en una sola coma o tilde, se mantendrá vigente para todos los seres humanos. Cristo vino para magnificar la ley y darle honra. Mostró que está basada sobre el firme fundamento del amor a Dios y al prójimo, y que la obediencia a sus preceptos abarca todos los deberes del ser humano. Con su propia vida, Cristo dio un ejemplo de obediencia a la ley de Dios. En el Sermón del Monte, mostró cómo los mandamientos se extienden más allá de las acciones externas e incluyen los pensamientos e intenciones del corazón.
Resultado de imagen de La transcripción de la voluntad de DiosLa ley, si la obedecemos, nos lleva a renunciar «a la impiedad y a los deseos mundanos» y a vivir «en este siglo sobria, justa, y piadosamente» (Tito 2:12). Pero el enemigo de toda justicia ha cautivado al mundo, y ha arrastrado a la humanidad a desobedecerla. Como Pablo anticipó, multitudes han abandonado las claras y penetrantes verdades de la Palabra de Dios, y se han elegido maestros que les presentan las fábulas que ellos desean (2 Timoteo 4:4). Entre nuestros pastores y creyentes hay muchos que están pisoteando los mandamientos de Dios, lo que insulta al Creador, y hace que Satanás se ría triunfalmente al ver el éxito que obtienen sus estratagemas.
Con el desprecio creciente hacia la ley de Dios, tienen una marcada aversión hacia la religión, aumentan su orgullo, el amor a los placeres, la desobediencia a los padres y la autocomplacencia; y dondequiera que sea se preguntan los pensadores: ¿Qué puede hacerse para corregir esos males? La respuesta la hallamos en la exhortación de Pablo a Timoteo: «Predica la palabra» (2 Timoteo 4:2, NVI). En la Biblia encontramos los únicos principios verdaderamente seguros de acción. Son la transcripción de la voluntad de Dios; la expresión de la sabiduría divina. La Biblia abre la comprensión de los seres humanos a los grandes problemas de la vida; y para todo el que tiene en cuenta sus preceptos, resultará una guía infalible que lo guardará de consumir su vida en esfuerzos mal dirigidos.