«Ciertamente volverán los redimidos de Jehová; volverán a Sión cantando y gozo perpetuo habrá sobre sus cabezas. Tendrán gozo y alegría, y huirán el dolor y el gemido». Isaías 51:11
SATISFACCIÓN POSTERGADA (o diferida) es la expresión usada por los psicólogos, para describir la capacidad de las personas maduras de aguardar a experimentar lo que es deseable. Los elegidos han tenido que vivir con la satisfacción postergada durante milenios. «En la fe murieron todos estos sin haber recibido lo prometido, sino mirándolo de lejos» (Hebreos 11:13). La senda larga y sinuosa de su peregrinaje nunca llegó al cielo: lo vieron «de lejos», pero murieron a este lado de la tierra prometida, con la esperanza aún diferida. Y puede que también tú y yo muramos a este lado del cielo, con nuestra satisfacción final postergada un tiempo, con nuestra esperanza aún diferida. Sin embargo, decidamos vivir en Cristo como «prisioneros de la esperanza» (Zacarías 9:12), encadenados a su promesa del regreso al hogar.
Theodore Roosevelt, expresidente de Estados Unidos, volvía a casa desde África tras un gran safari, cuando al subir a bordo del trasatlántico, en aquel puerto africano, un gran gentío aclamó su paseo por la alfombra roja. Fue agasajado con la mejor suite del barco, y los camareros lo llevaron en palmitas durante el viaje transoceánico de regreso a casa. En fin, el expresidente fue el centro de atención de todo el barco.