lunes, 9 de enero de 2017

Grandes Amigos

Un hombre, su caballo y su perro caminaban por un sendero. Al pasar cerca de un árbol gigantesco, cayó un rayo, y los tres murieron fulminados. Pero el hombre no se dio cuenta de que ya había dejado este mundo, y siguió caminando con sus dos animales (a veces a los muertos les lleva un tiempo ser conscientes de su nueva condición…)
La caminata se hacía muy larga, colina arriba, el sol era de justicia, y todos estaban sudados y sedientos. Necesitaban desesperadamente agua, cuando en una curva del camino avistaron una puerta magnífica, toda de mármol, que conducía a una plaza adoquinada con bloques de oro, en cuyo centro había una fuente de donde manaba un agua cristalina.
El caminante se dirigió al hombre que guardaba la entrada:
 – Buenos días. ¿Qué lugar es éste, tan bonito?
 – Esto es el cielo.
 – Pues qué bien que hemos llegado al cielo, porque nos estamos muriendo de sed.
 – Usted puede entrar y beber todo el agua que quiera.
 – Mi caballo y mi perro también tienen sed.
 – Lo siento mucho, pero aquí no se permite la entrada de animales.
Al hombre eso le disgustó mucho. Su sed era grande, pero no estaba dispuesto a beber él solo; dio las gracias y siguió adelante. Tras mucho caminar, ya exhaustos, llegaron a una finca que tenía por entrada una vieja portezuela que conducía a un camino de tierra, bordeado por árboles en sus dos orillas. A la sombra de uno de los árboles, había un hombre tumbado, con la cabeza cubierta con un sombrero, posiblemente durmiendo.
-Buenos días, dijo el caminante. Tenemos mucha sed, mi perro, mi caballo y yo.
-Hay una fuente en aquellas piedras, dijo el hombre señalando el lugar. Pueden beber cuanto les plazca.
El hombre, el caballo y el perro fueron a la fuente y mataron su sed. A continuación, regresó para dar las gracias.
-A propósito, ¿cómo se llama este lugar?
-Cielo.
-¿Cielo? ¡Pero si el guarda de la puerta de mármol dijo que el cielo era allí!
-Eso no es el cielo, es el infierno. El caminante se quedó perplejo.
-¡Pero ustedes deberían evitar eso! ¡Esta falsa información puede causar grandes trastornos!
El hombre sonrió. -De ninguna manera. En realidad, ellos nos hacen un gran favor, porque allí se quedan todos los que abandonan a los mejores amigos…
Poco se puede decir al leer este extracto del libro de Paulo Coelho. Muchos se vanaglorian de ser grandes amigos, pero cuando llega el momento de pruebas o dificultades, abandonan ese puesto por sus propios beneficios.
Que hoy y siempre podamos estar, ahí, para ese amigo o amiga especial, que el título no nos quede grande, sino que sepamos llevarlo en las buenas como en las malas y ser de verdad un Gran Amigo cada día.
 Proverbios 17:17
En todo tiempo ama el amigo, y es como un hermano en tiempo de angustia.

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