sábado, 24 de diciembre de 2016

Distribuir gozo

Pero el ángel les dijo:
-No temáis, porque yo os doy nuevas de gran gozo, que será para todo el pueblo: que os ha nacido hoy, en la ciudad de David, un Salvador, que es Cristo el Señor. (Lucas 2:10-11).
Cuando Janet fue a enseñar inglés en una escuela de otro país, se encontró con un ambiente oscuro y deprimente. Todos hacían su trabajo, pero nadie parecía feliz. No se ayudaban ni alentaban unos a otros. Pero Janet, agradecida por todo lo que Dios había hecho por ella, lo demostraba en todo lo que hacía: sonreía, era amigable, ayudaba a los demás, y tarareaba himnos y coros.
Poco a poco, la atmósfera de la escuela cambió. Uno tras otro, todos empezaron a sonreír y a ayudarse. Entonces, durante una visita, el supervisor preguntó por qué había cambiado la escuela, y el director, aunque no era creyente, respondió: «Jesús trae gozo». Janet rebosaba de gozo del Señor y lo esparcía a quienes la rodeaban.
El Evangelio de Lucas relata que Dios envió a un ángel para anunciarles a unos pastores un nacimiento extraordinario. Su sorprendente declaración fue que el niño recién nacido traería «gran gozo para todo el pueblo» (Lucas 2:10). Y así fue.
Este mensaje se ha difundido a través de los siglos, y ahora, nosotros somos los mensajeros de gozo que Cristo ha enviado al mundo. Por el Espíritu Santo que mora en nosotros, seguimos distribuyendo el gozo del Señor, siguiendo su ejemplo y sirviendo a otros.

Señor, ayúdame a distribuir el gozo de Jesús entre quienes me rodean.
Lleva contigo todos los días el gozo de la Navidad.

Círculo de odio

Un empleado importante gritó al director de su empresa, porque estaba enojado en ese momento.
El director llegó a su casa y gritó a su esposa, acusándola de que estaba gastando demasiado, porque había un abundante almuerzo en la mesa.
Su esposa gritó a la empleada de su casa porque rompió un plato.
La empleada dio un puntapié al perro porque la hizo tropezar.
Resultado de imagen de Círculo de odioEl perro salió corriendo y mordió a una señora que pasaba por la vereda, porque estaba obstaculizando su salida por la puerta.
Esa señora fue al hospital para ponerse la vacuna y que le curaran la herida, y gritó al joven médico porque le dolió la vacuna al serle aplicada.
El joven médico llegó a su casa y gritó a su madre, porque la comida no era de su agrado.
Su madre, tolerante y con un manantial de amor y perdón, acarició sus cabellos diciéndole: “Hijo querido, prometo que mañana haré tu comida favorita. Tú trabajas mucho, estás cansado y precisas una buena noche de sueño. Voy a cambiar las sábanas de tu cama por otras bien limpias y perfumadas, para que puedas descansar en paz. Mañana te sentirás mejor.”
Bendijo a su hijo y abandonó la habitación, dejándolo solo con sus pensamientos…
En ese momento, se interrumpió el CÍRCULO DEL ODIO porque chocó con la TOLERANCIA, la DULZURA, el PERDÓN y el AMOR.
Si usted es uno de los que ingresaron en un CÍRCULO DE ODIO, acuérdese que puede romperlo con TOLERANCIA, DULZURA, PERDÓN Y AMOR.
Proverbios 12:18 “Hay quienes hablan como dando estocadas de espada: Mas la lengua de los sabios es medicina.”
Proverbios 19:11 “La cordura del hombre detiene su furor; y su honra es disimular la ofensa.”
Proverbios 15:1 “La blanda respuesta quita la ira; mas la palabra áspera hace subir el furor.”
Proverbios 10:14 “Los sabios guardan la sabiduría; mas la boca del loco es calamidad cercana.

Raíces profundas

Muchos años de mi infancia y adolescencia los viví en la ciudad más austral del mundo: Punta Arenas (Chile). Esta maravillosa ciudad se destaca por su geografía y la calidez de las personas que allí viven. Ya hace unos años que partí desde esas tierras pero siempre está la nostalgia por volver.
puntarenas chileHoy mismo conversaba con una compañera de trabajo que es colombiana y que poco tiempo atrás visitó Magallanes, quedando totalmente maravillada de los paisajes y de todo lo que vivió, comió y sintió en ese lugar. Pero una de las cosas que más cautivó su atención era que los árboles no estaban totalmente erguidos, sino que más bien estaban inclinados hacia una misma dirección; esto es debido a las grandes ondas de viento que se producen, y que con más de 100 kms/h de velocidad, no hay peatón que resista sin que deba agarrarse a las iluminarias de la calle para poder transitar. Ese viento ha sido el que ha torcido el tronco de los árboles; sin embargo, sus raíces son tan firmes y profundas que ningún ventarrón lo arranca de cuajo.
Deberíamos ser así en nuestra vida espiritual. No se trata de ir o no a una congregación X o Y, que hay que hacerlo, se trata de tener una relación de raíces tan profundas con Dios que no importe de dónde el viento nos sople, ni la velocidad que tenga, pues nada nos mueve de nuestro lugar, y pese a que nuestro “tronco” se tuerza o encorve, realmente lo que hace es adaptarse a la adversidad y ser flexible. Sería ideal que cuando los desafíos, las pruebas o las adversidades vinieran…pese al estrago que causaran a nuestras ramas y hojas, pudiésemos evidenciar lo poderosas que son nuestras raíces, nuestras convicciones, nuestras creencias y nuestros pactos con Dios. Que no importando en la “postura” que quedáramos, la potencia de nuestras raíces, bien aferradas al suelo, demostrara en quién estamos cimentados, quién es nuestra roca y nuestra fortaleza, nuestro pronto auxilio en las tribulaciones.