Quizá algunos al leer el titulo de este escrito ni siquiera lo lean, porque todos preferimos que nos animen, que nos motiven, que nos proclamen bendiciones o que nos den una palabra de fe, que nos recuerden una promesa divina o todo lo que tenga que ver con nuestro propio beneficio. Pero, ¿qué tal si Dios simplemente no responde?, y es entonces cuando no nos gustan esas palabras o no queremos que eso suceda.
Pero a veces se nos olvida que Dios es el Señor y que nosotros solo somos sus siervos, que Él es el Padre y que nosotros solo somos sus hijos. A veces tratamos a Dios como nuestro sirviente, como alguien que tiene que obedecer todos nuestros caprichos o suplir todas nuestras necesidades sí o sí, pero... ¿qué tal si Dios simplemente no responde?
Seria perfecto que todo fuera de color de rosas, que todo en la vida fuera tranquilo, que Dios nos respondiera en el mismísimo instante que pusiéramos delante de Él nuestras peticiones, que en los momentos de enfermedad Él viniera y nos sanara instantáneamente al pedírselo, que en los momentos de escasez económica, rápidamente Dios proveyera lo que se necesita, en fin, que cuando los problemas vengan, rápidamente se solucionen, o cuando nos veamos al borde de la muerte, Él nos rescate. Pero, ¿qué tal si eso no pasa cuando nosotros queremos o en el instante que lo necesitamos?
Parecería que este mensaje no es de fe, pero tratemos precisamente eso, de la FE.
Porque FE no es creer solo cuando Dios responde o solo cuando veo que todo va excelente. FE es creer a pesar de no ver, FE es confiar a pesar de ver todo en contra, FE es creer aunque Dios no responda.
En medio de los momentos de enojo, frustración y angustia, se me hace preciso entender que no se trata de lo que yo quiera, ni cuando lo quiera ni como lo quiera, sino de CREER, de tener FE a pesar de cualquier cosa.
Mi FE no tiene que depender de lo que yo quiera ver o de lo que yo quiero que Él me responda; debo aprender a seguir confiando en Él aunque me duela ver que no me responde o que simplemente calla.
He llorado en su presencia preguntándole el porqué de muchas cosas. Me he humillado para poder entender algunos sucesos de mi vida, y a pesar de todo ello, en ocasiones simplemente no lo he entendido en el mismo momento. Pero al pasar los años me doy cuenta que todo tenía que pasar de la forma que pasó, porque Dios me enseñó una lección que he podido transmitir a otras personas que están pasando por lo mismo.
Israel, el pueblo escogido por Dios, a través de la historia ha pasado por momentos muy difíciles, y a pesar de ser su pueblo escogido, Dios no respondió en algunos momentos o simplemente calló. ¿Por qué?, porque hay cosas que tienen que pasar como tienen que pasar, hay experiencias que tenemos que enfrentar como cualquier otra persona, porque no tenemos un privilegio especial para no pasar en esta tierra cualquier cosa que cualquier otro humano puede pasar. En cambio, a diferencia de muchos, tenemos la esperanza maravillosa de que un día estaremos junto al Señor toda una eternidad.
Puede que últimamente te hayas sentido enojado, frustrado, triste, incluso has amenazado a Dios por no haberte contestado como tú quieres. Vale, comprensible, pero debes seguir confiando a pesar de todo, seguir creyendo aunque no veas, seguir teniendo esa FE que es lo único que te puede sostener en medio de todo.