jueves, 8 de diciembre de 2016

El tesoro de la tumba 7

Me regocijo en tu palabra como el que halla muchos despojos. Salmo 119:162
En 1932, el arqueólogo mejicano Antonio Caso descubrió la Tumba 7 en Monte Albán, en Oaxaca. Encontró más de 400 objetos, incluidas cientos de joyas prehispánicas, a los que denominó «El tesoro de Monte Albán»; uno de los hallazgos más importantes de la arqueología mejicana. ¿Te imaginas la emoción de aquel hombre al sostener una copa de jade en su forma más pura?
Siglos antes, el salmista escribió sobre un tesoro más valioso que el oro y el cristal de roca: «Me regocijo en tu palabra como el que halla muchos despojos» (Salmo 119:162). En este salmo, el escritor sabía cuán valiosas son para nosotros las instrucciones y las promesas de Dios; por eso, las comparó con el gran tesoro que le queda a un conquistador tras una victoria.
Este caso es recordado hoy por haber descubierto la Tumba 7, la cual podemos visitar en un museo de Oaxaca. Sin embargo, el tesoro del salmista lo tenemos en nuestras manos: día tras día, podemos cavar en las Escrituras y descubrir diamantes de promesas, rubíes de esperanza y esmeraldas de sabiduría. Pero lo más hermoso que podemos hallar es la Persona a quien apunta este libro: Jesús. Después de todo, Él es su Autor.
Como afirmó el salmista: «Tus leyes son mi tesoro; son el deleite de mi corazón» (Salmo 119:111 NTV).


Señor, ayúdame a disfrutar cada día el tesoro de tu Palabra.
La Palabra de Dios es una posesión valiosa y una guía para la vida.

Caminó con Dios

Caminó, pues, Enoc con Dios, y desapareció, porque lo llevó Dios. (Génesis 5:24)
Si Dios se lleva a los miembros de su Iglesia al cielo será porque éstos caminaron con Él en esta tierra, recibiendo fuerza y sabiduría celestial para estar en condiciones de servirlo como se debe. 
Resultado de imagen de EnocDios llevará a los hombres y mujeres, que ahora oran con humildad y contrición, y que no entregan su corazón a la vanidad. Representan a Cristo en su trato con los creyentes y antes, incrédulos. 
Los que no se complacen en pensar en Dios y en hablar de Él en este mundo, no gozarán de la vida venidera, donde el Señor estará siempre presente morando entre su pueblo. En cambio, aquellos que se deleitan en pensar en Dios se encontrarán en su elemento, pues aspiran la atmósfera del cielo. Los moradores de la tierra que gozan al pensar en el cielo se sentirán felices cuando disfruten de la sociabilidad y placeres que brindará el Paraíso.

“Bienaventurados los de limpio corazón; porque verán a Dios.” Mateo 5:8

Durante trescientos años, Enoc había tratado de conseguir la pureza del alma para poder estar de acuerdo con el Cielo. Durante tres siglos anduvo con Dios. Día tras día anhelaba una unión más estrecha; la comunión con el Señor fue creciendo cada vez más, hasta que Dios se lo llevó consigo. Se había mantenido sobre el umbral del mundo eterno, separado de la tierra bienaventurada por solo un paso; y de pronto los portales se abrieron, y su prolongado andar con Dios sobre la tierra continuó al pasar por la puerta de la Santa ciudad. Fue el primer hombre que entró allí. 


Dios no me responde

Quizá algunos al leer el titulo de este escrito ni siquiera lo lean, porque todos preferimos que nos animen, que nos motiven, que nos proclamen bendiciones o que nos den una palabra de fe, que nos recuerden una promesa divina o todo lo que tenga que ver con nuestro propio beneficio. Pero, ¿qué tal si Dios simplemente no responde?, y es entonces cuando no nos gustan esas palabras o no queremos que eso suceda.
Pero a veces se nos olvida que Dios es el Señor y que nosotros solo somos sus siervos, que Él es el Padre y que nosotros solo somos sus hijos. A veces tratamos a Dios como nuestro sirviente, como alguien que tiene que obedecer todos nuestros caprichos o suplir todas nuestras necesidades sí o sí, pero... ¿qué tal si Dios simplemente no responde?
Seria perfecto que todo fuera de color de rosas, que todo en la vida fuera tranquilo, que Dios nos respondiera en el mismísimo instante que pusiéramos delante de Él nuestras peticiones, que en los momentos de enfermedad Él viniera y nos sanara instantáneamente al pedírselo, que en los momentos de escasez económica, rápidamente Dios proveyera lo que se necesita, en fin, que cuando los problemas vengan, rápidamente se solucionen, o cuando nos veamos al borde de la muerte, Él nos rescate. Pero, ¿qué tal si eso no pasa cuando nosotros queremos o en el instante que lo necesitamos?
La oracion diariaParecería que este mensaje no es de fe, pero tratemos precisamente eso, de la FE.
Porque FE no es creer solo cuando Dios responde o solo cuando veo que todo va excelente. FE es creer a pesar de no ver, FE es confiar a pesar de ver todo en contra, FE es creer aunque Dios no responda.
En medio de los momentos de enojo, frustración y angustia, se me hace preciso entender que no se trata de lo que yo quiera, ni cuando lo quiera ni como lo quiera, sino de CREER, de tener FE a pesar de cualquier cosa.
Mi FE no tiene que depender de lo que yo quiera ver o de lo que yo quiero que Él me responda; debo aprender a seguir confiando en Él aunque me duela ver que no me responde o que simplemente calla.
He llorado en su presencia preguntándole el porqué de muchas cosas. Me he humillado para poder entender algunos sucesos de mi vida, y a pesar de todo ello, en ocasiones simplemente no lo he entendido en el mismo momento. Pero al pasar los años me doy cuenta que todo tenía que pasar de la forma que pasó, porque Dios me enseñó una lección que he podido transmitir a otras personas que están pasando por lo mismo.
Israel, el pueblo escogido por Dios, a través de la historia ha pasado por momentos muy difíciles, y a pesar de ser su pueblo escogido, Dios no respondió en algunos momentos o simplemente calló. ¿Por qué?, porque hay cosas que tienen que pasar como tienen que pasar, hay experiencias que tenemos que enfrentar como cualquier otra persona, porque no tenemos un privilegio especial para no pasar en esta tierra cualquier cosa que cualquier otro humano puede pasar. En cambio, a diferencia de muchos, tenemos la esperanza maravillosa de que un día estaremos junto al Señor toda una eternidad.
Puede que últimamente te hayas sentido enojado, frustrado, triste, incluso has amenazado a Dios por no haberte contestado como tú quieres. Vale, comprensible, pero debes seguir confiando a pesar de todo, seguir creyendo aunque no veas, seguir teniendo esa FE que es lo único que te puede sostener en medio de todo.

Oidores y hacedores

La religión pura y sin mancha delante de Dios el Padre es ésta: visitar a los huérfanos y a las viudas en sus tribulaciones, y guardarse sin mancha del mundo. Santiago 1:27
El teléfono sonó en medio de la noche. Buscaban a mi esposo, el pastor. Estaban llevando al hospital a una de nuestras guerreras de oración de la congregación, una mujer de unos 70 años, que vivía sola. Estaba tan enferma que ya no comía ni bebía; tampoco podía ver ni caminar. Le pedimos a Dios que la ayudara y tuviera misericordia de ella, ya que nos interesaba mucho su bienestar. La iglesia se puso en acción, organizando una cadena de visitas que no solo la ayudaron a ella, sino que demostraron el amor cristiano a pacientes, visitas y personal médico.
En su carta a los primeros creyentes judíos, Santiago alentaba a la iglesia a ocuparse de los necesitados. Quería que fueran más allá de simplemente escuchar la Palabra de Dios y que pusieran en práctica su fe (1:22-25). Mencionó la necesidad de ocuparse de los huérfanos y de las viudas (verso 27), un grupo vulnerable, ya que, en el mundo antiguo, los familiares tenían la responsabilidad de cuidarlos.
¿Cómo reaccionamos ante aquellos de nuestra iglesia o de la comunidad que están en situaciones de riesgo? ¿Consideramos que ocuparse de las viudas y los huérfanos es una parte vital del ejercicio de nuestra fe? Mantengamos los ojos abiertos para aprovechar las oportunidades de servir a los necesitados.

Señor, que sintamos lo mismo que Tú por los necesitados.
La fe auténtica no solo requiere palabras, sino acciones.