viernes, 25 de noviembre de 2016

Dios es un Dios de gracia

No he venido a llamar a justos, sino a pecadores al arrepentimiento. Lucas 5:32
El Hijo del Hombre vino a buscar y a salvar lo que se había perdido. Lucas 19:10
Un indio de la casta más alta de la sociedad hindú, cada día leía en alta voz pasajes del Bhágavad-guitá, texto religioso muy conocido en la India. Lo que leía sobre el dios Krishna le fascinaba. Cierto día, una frase del cuarto capítulo de ese libro lo turbó: «Krishna vino para salvar al justo y para condenar al pecador».
Volvió a leer esta frase y, desesperado, cerró el libro. Le pareció que su destino era ineludible. Krishna condenaba al pecador. Yo soy un pecador, se dijo. Por lo tanto no hay salvación posible para mí.
Poco tiempo después escuchó a un misionero hablar de Jesucristo, quien vino al mundo para salvar a los pecadores. Esto despertó mucho su interés, tanto que se puso a leer la Biblia y empezó a dudar de sus convicciones. Durante algunos meses, tuvo luchas espirituales muy intensas.
Mas un día, leyendo la Biblia, halló el siguiente versículo:Nunca más me acordaré de sus pecados y de sus iniquidades” (Hebreos 8:12). ¡Entonces lo comprendió todo! 
–¡Éstas son las palabras de un Dios que me ama, que puede perdonar mis pecados porque Jesucristo vino a la tierra a morir por mí!
Como este indio, vayamos al Dios de gracia y aceptemos con fe la salvación y al Salvador. Así, la incertidumbre desaparecerá y la paz llenará el corazón.
Aprende pues, hoy, y reflexiona en tu corazón que el Señor es Dios arriba en el cielo y abajo en la tierra, y no hay otro” (Deuteronomio 4:39).

Características de una iglesia sana

Así que, los que recibieron su palabra fueron bautizados, y se añadieron aquel día como tres mil personas. 42 Y perseveraban en la doctrina de los apóstoles, en la comunión unos con otros, en el partimiento del pan y en las oraciones.
La vida de los primeros cristianos
43 Sobrevino temor a toda persona, y muchas maravillas y señales eran hechas por los apóstoles. 44 Todos los que habían creído estaban juntos y tenían en común todas las cosas: 45 vendían sus propiedades y sus bienes y lo repartían a todos según la necesidad de cada uno. 46 Perseveraban unánimes cada día en el Templo, y partiendo el pan en las casas comían juntos con alegría y sencillez de corazón, 47 alabando a Dios y teniendo favor con todo el pueblo. Y el Señor añadía cada día a la iglesia los que habían de ser salvos. (Hechos 2;41:47)

Cuando hablamos de iglesia, nos referimos al plan divino según el cual, Dios mismo la usa para llevar a cabo Sus planes en todos los tiempos. Hoy en día, podemos ver muchos grupos llamados iglesias, hay tantos... dice la letra de una canción. Pero, ¿cuál de todos ellos son en verdad la Iglesia de Cristo?  
¿Qué mueve a una iglesia? ¿Cuál es su propósito?:
Resultado de imagen de Características de una iglesia sana            1. Una iglesia movida por la tradición: es aquella iglesia cuyo eslogan es: siempre lo hemos hecho de esta manera. 
            2. Una iglesia movida por las finanzas: ¿cuánto costará? En este tipo de iglesias lo más importante son las finanzas y quizá no las personas, pero la iglesia no está para producir finanzas. Lo importante no es cuánto tenemos en el banco sino más bien a cuántos hemos librado del infierno.
            3. La iglesia movida por los edificios: pagar y mantener el edificio lo más hermoso posible es la meta de esta iglesia. Muchas de estas iglesias no crecen debido a que la prioridad es el edificio. Quizá el mismo sea pequeño y por eso la congregación no crece en número.

            ¿Pero realmente, qué debe mover tu iglesia? El mejor modelo a buscar lo encontramos en el libro de los Hechos. Lucas, su escritor, en el pasaje arriba indicado, nos describe una iglesia centrada en prioridades espirituales que tristemente, hemos olvidado hoy día. A la luz de la Palabra, la Biblia, que debe ser nuestra norma de fe, conducta y autoridad final en nuestra vida, encontramos propuestas que toda iglesia sana debe obedecer y seguir:

Dios transforma el mal en bien

SANTIAGO 1:2 “Hermanos míos, gozaos profundamente cuando os halléis en diversas pruebas”.
«Algo bueno va a suceder, y cuando suceda, recordarás lo malo que hizo que pasara lo bueno»–  Eso era lo que Ronnie, un joven de Illinois, oía decir con frecuencia a su mamá.
President Ronald Reagan is all smiles during a speech on January 27, 1988.   ( Carol Powers / The Washington Times )Después de terminar la secundaria, Ronnie fue a una tienda de venta-alquiler de apartamentos muy conocida en su ciudad natal y solicitó un empleo. Era un empleo que lo podía ayudar a escalar puestos en la larga carrera en el ramo de las ventas, pero lo rechazaron.
Decepcionado, decidió dedicarse a otra cosa. Consiguió un empleo como locutor de béisbol de ligas menores. Después de cinco años de hacer eso, dejó el béisbol, pero permaneció en el mundo del entretenimiento, y posteriormente se mudó a California para empezar la carrera de actor.
El caso es que al poco tiempo se convirtió en un actor famoso. Usando su fama se dedicó luego a la política, se convirtió en el gobernador de California, y más tarde llegó a ser presidente de los Estados Unidos.
Para Ronald Reagan, la decepción de no conseguir un empleo en aquella tienda fue lo malo que hizo que pasaran las “cosas buenas” que llegaron más tarde a su vida. Su madre tenía razón.
A menudo nos encontramos con decepciones que parecen obstáculos insuperables. Sin embargo, no son callejones sin salida. Son desvíos… que muchas veces nos llevan a algo mejor.

El Banco de la Eternidad

“…Como no conocidos, pero bien conocidos; como moribundos, pero llenos de vida; como castigados, pero no condenados a muerte; como entristecidos, pero siempre gozosos; como pobres, pero enriqueciendo a muchos; como no teniendo nada, aunque poseyéndolo todo….” 2 Corintios 6:9-10
Aunque para el mundo no tenemos privilegios de nada, sí poseemos la verdadera riqueza que el ser humano pueda obtener, porque somos conocidos de Dios como dice Gálatas 4:9 “…Mas ahora, habiendo conocido a Dios, o más bien, siendo conocidos de Dios, ¿cómo os volvéis de nuevo a los flacos y pobres rudimentos, en los cuales queréis volver a servir?..”
Resultado de imagen de El Banco de la EternidadEl asunto es que Jehová nos hizo entender que los flacos y pobres rudimentos no tuvieron el resultado deseado, por lo cual ahora nuestras riquezas están guardadas en un lugar inaccesible para el ladrón o avaro o fraudulento. Porque a los hombres insensatos que insisten en practicar los flacos y pobres rudimentos, Jehová les puso el arduo trabajo de acumular para otros, lo que nunca ellos podrían poseer para siempre, porque Dios mismo les pregunta en Lucas 12:20 “…Y dijo Dios: Necio, esta noche vuelven a pedir tu alma; y lo que has guardado, ¿de quién será?..”
Las riquezas acumuladas aquí en la Tierra te las pueden robar, o las puedes perder en un mal trato, o en un fraude, o en una inundación o desastre natural; además, no se pueden llevar cuando se muere, y no existe lugar seguro aquí en el planeta Tierra por más que se trate de esconderlas; por lo tanto, sus riquezas no se acumulan en la eternidad, “AQUÍ SE QUEDAN”, en la Tierra.
Por el contrario, nosotros acumulamos nuestras riquezas diariamente en el banco de la eternidad, las cuales podemos disfrutar desde ya y para siempre, sin tener que preocuparnos de fraudes, o de alguien que quiera robarlas, porque están marcadas con nuestros testimonios, nombres, adns, huellas, y obediencia a ÉL.
Jehová nos ha dado el gran privilegio de enriquecer a muchos, llevándoles la verdad que libera de la avaricia, de la interminable carrera por enriquecerse y no estar nunca satisfecho, o sea, esclavizado y enfermo del deseo de mucho tener, porque el hombre insensato nunca está conforme con lo que tiene.
Éste, cuando acumula algo de riqueza cree que lo tiene todo, cuando en realidad tiene un deslizadero delante de él; por mentir, por defraudar a sus mejores amigos y familias para mantener sus millones vergonzosamente, acumulando ¿millones? de papeles que vuelan y desaparecen como si tuvieran alas; es entonces cuando se da cuenta de su gran fracaso, porque Lucas 12:15 dice: “…Y les dijo: Mirad, guardaos de toda avaricia; porque la vida del hombre no consiste en la abundancia de los bienes que posee…”