domingo, 6 de noviembre de 2016

Coraza de justicia

Estad, pues, firmes, ceñida vuestra cintura con la verdad, vestidos con la coraza de justicia. Efesios 6:14
Una coraza para el guerrero. Se utilizaba como una armadura que cubre pecho y espalda, para que los dardos de sus enemigos no llegaran directamente a su corazón y tampoco le dieran por la espalda sin darse cuenta. 

Ponerse la coraza de justicia como parte de la armadura de Dios es resguardar nuestro corazón para Jesús, resguardarlo de contaminación, de tristezas y depresiones, guardarlo de contiendas y pleitos, para que nadie pueda dañarnos o cambiar el curso de nuestro día por un simple comentario que duele y nos hace tambalear. 

La coraza también cubre la espalda, pues no podemos vivir una vida doble o encubierta porque tarde o temprano todo puede salir a la luz, y llevar la coraza de justicia cada día de nuestras vidas es llevar una vida justa, una vida recta delante de Dios, no haciendo nada malo ni haciendo cosas buenas que no parezcan tan buenas. 

Hasta Llegar a Ser Semejante a Él

Mientras Juan estaba prisionero en la isla de Patmos, lejos de sus seres queridos y rodeado de cautivos maltratados con sus lamentos, recibió una visión de Jesucristo. 
Él escribe:
Cuando lo vi, caí a sus pies como muerto. Y él puso su diestra sobre mí, diciéndome: «No temas. Yo soy el primero y el último (Apocalipsis 1:17). ¡Qué revelación tan maravillosa en medio de su reclusión, el caos y el dolor! Puede pasar así.
Hasta Llegar a Ser Semejante a ÉlLas circunstancias difíciles por las que estás pasando pueden agudizar tu percepción espiritual y hacer que busques a Dios como nunca antes lo habías hecho, de forma que encuentres respuestas para tu vida.
Esta situación angustiosa de Juan es una prueba de que las experiencias negativas no hacen esconderse al Señor, sino que lo revelan. En lugar de destruirte, el ataque de Satanás puede, de hecho, hacerte crecer. Seguro que te agobiarás, pero también se extenderán tus horizontes espirituales.
En el capítulo 11 de Hebreos, vemos dos cosas: las obras de las personas que se mencionan y la profundidad de su fe.
¿Dónde demostró Dios su fidelidad a Daniel? En el pozo de los leones. ¿Dónde se reveló a los tres jóvenes hebreos?
En un fuego calentado siete veces más de lo normal, hay un lugar, para el Señor, donde las pruebas abrasadoras consumen todo excepto tu deseo de conocerlo. Aunque a veces no llegues a entender ese lugar, no evites, sin embargo, pasar por él.
El propósito primordial de la vida de Pablo era ése: Yo he renunciado a todo lo demás por llegar a conocer a Cristo y el poder de su resurrección, y por ser semejante a Él mediante la participación en sus sufrimientos y en su muerte (Filipenses 3:10).
Ahí lo tenemos: sin reservas, sin retroceder y sin pesares; solo un deseo, conocer a Dios íntimamente, y el compromiso de ir hasta el final. ¡Que ése sea tu deseo hoy!

Dad y se os dará

El Dr. Torrey cuenta una experiencia propia de su juventud, para probar una (esta) promesa de Jesús.
Un día, cuando subió al tranvía y después de pagar su billete, descubrió que solo le quedaban 7 centavos y no sabía de dónde saldría el dinero para comprar la comida para él y su familia. Sin embargo, se dijo que no le preocupaba porque Dios siempre había suplido sus necesidades.
Apenas había tomado asiento, cuando una señora subió al vehículo y pagó sus 5 centavos, pero el cobrador le devolvió la moneda diciendo que no era buena. Muy atribulada, la mujer dijo que era todo lo que tenía y el cobrador le ordenó bajar.
Conmovido por el caso, Torrey puso en manos del cobrador la única moneda de 5 centavos que le quedaba, sin preocuparse de que solo le quedaban dos céntimos, lo que no era suficiente ni siquiera para pagar su viaje de vuelta en el tranvía; por cuyo motivo tuvo que volver a pie.
Cuando volvía, de repente un coche se paró a su lado, y un hombre lo detuvo para preguntarle cómo iba la obra de su ministerio. A sus palabras, sacó su cartera y le dio 200 dólares diciéndole: "Hace días que deseaba encontrarlo para darle algo para su obra".
Andando hacia su casa, el doctor Torrey dio gracias a Dios por el alto dividendo que había recibido por sus 5 centavos dados aquella mañana.
En todo os he enseñado que, trabajando así, se debe ayudar a los necesitados, y recordar las palabras del Señor Jesús, que dijo: Más bienaventurado es dar que recibir. Hechos 20:35
Mi Dios, pues, suplirá todo lo que os falta conforme a sus riquezas en gloria en Cristo Jesús. Filipenses 4:19

Palabras sabias

Las palabras serenas del sabio son mejores que el clamor del señor entre los necios. Eclesiastés 9:17
Hace poco, el esposo de mi sobrina escribió en una red social: «Diría muchas cosas más por la web si no fuera por esa vocecita que me incita a no hacerlo. Como seguidor de Cristo, uno podría pensar que esa voz es el Espíritu Santo. Pero no, no es así. Es mi esposa».
La sonrisa que esto genera viene acompañada de una sobria reflexión: las advertencias de un amigo pueden reflejar la sabiduría divina. Eclesiastés 9 afirma que «es mejor escuchar las suaves palabras del sabio» (v. 17 rvc).
Las Escrituras nos exhortan a no creer ser sabios en nuestra propia opinión, ni soberbios (Proverbios 3:7; Isaías 5:21; Romanos 12:16). En otras palabras, no debemos creer que tenemos todas las respuestas. Proverbios 19:20 aconseja: «Escucha el consejo, y recibe la corrección, para que seas sabio en tu vejez». Ya sea que se trate de un amigo, el cónyuge, un pastor o un compañero de trabajo, Dios puede usar a otros para enseñarnos más de su sabiduría.
«En el corazón del prudente reposa la sabiduría», declara también Proverbios (14:33). Una manera de incorporar a nuestro ego las verdades del Espíritu es descubrir cómo escuchar a los demás y aprender de ellos.

Señor, gracias por tu Palabra que me enseña a amarte a ti y a los demás, y por las personas que has colocado en mi vida que me recuerdan tus verdades.
La sabiduría verdadera empieza y termina en Dios.