jueves, 20 de octubre de 2016

¿Quién fue María Magdalena?

Resultado de imagen de ¿Quién fue María Magdalena?María Magdalena era una mujer de quien Jesús expulsó siete demonios (Lucas 8:2). El nombre Magdalena probablemente indica que ella venía de Magdala, una ciudad en la costa suroeste del Mar de Galilea. Después de que Jesús expulsó siete demonios de ella, se convirtió en una de sus seguidores.

María Magdalena se ha asociado con la “mujer de la ciudad, que era pecadora…” (Lucas 7:37) quien lavó los pies de Jesús, pero no hay ninguna base bíblica para esto. La ciudad de Magdala tenía unas normas para la prostitución. Y esta información, junto con el hecho de que Lucas menciona a María Magdalena por primera vez, inmediatamente después de su relato de la mujer pecadora (Lucas 7:36-50), ha llevado a algunos a correlacionar (igualar) a las dos mujeres. Pero no hay ninguna evidencia bíblica para apoyar esta idea. María Magdalena no se ha de identificar nunca como una prostituta o una mujer pecadora, a pesar de representaciones populares de ella como tal.


María Magdalena también se asocia, a menudo, con la mujer que Jesús salvó de la lapidación después de que ella hubiera sido sorprendida en adulterio (Juan 8:1-11). Pero otra vez esta es una asociación sin ninguna evidencia. La película La Pasión De Cristo hizo esta conexión. Este punto de vista es posible, pero no es probable y seguramente no enseñado en la Biblia.

La teología del agua viva

Juan 4, 5-42.  Jesús y la mujer samaritana
Uno de los más bellos y famosos textos del evangelio de Juan. Es estupenda la escenificación, el progreso del diálogo, los muchos detalles que ambientan perfectamente el relato... Pero nos importa mucho más el significado. Jesús es el Agua Viva. El cuarto evangelio lleva al límite el género "Evangelio", en el que los sucesos se narran por su significado.
Parecen historias, narran muy probablemente sucesos que ocurrieron, pero son sobre todo tratados de teología.
Resultado de imagen de La teología del agua vivaEl suceso es perfectamente verosímil, bien ambientado en todos sus detalles. El paso de Jesús por Samaria hacia Jerusalén no está atestiguado en ningún otro evangelio, pero no es imposible: el pozo puede ser el "de Jacob", aunque la localización de Sicar ha suscitado discusiones. El texto refleja también perfectamente la posición religiosa de los samaritanos respecto a los judíos.
Sobre este relato, Juan construye "la Teología del Agua viva". Parecería una invitación a hablar del bautismo; pero el texto sin embargo, tiene una connotación bautismal mucho más amplia. Se toma el agua en el sentido más bíblico, como aparece en el Libro del Éxodo. No se trata de sumergirse, lavarse, sino de "beber". En este sentido, el texto ilumina al bautismo, porque allí empezamos a beber del agua de Jesús.
Jesús y la samaritana: un mundo lleno de novedades. Jesús está cansado y sediento, y no puede sacar agua porque el pozo es profundo. Nuestra fe no se basa en un Jesús mágico, exento de cansancio o de debilidades. Creemos en ese hombre.
Jesús habla con una mujer, y una mujer samaritana, herética y extranjera, y además de mala fama. Hasta sus discípulos se extrañan. Pero resulta que es el médico, viene a curar, a salvar, tiene que estar con los enfermos.
Preciosa imagen de Dios. A Jesús no le interesa ahora el Templo, el culto exterior, incluso "los justos"; le interesa que la mujer arregle su vida. Jesús sueña con salvar el mundo entero: pero necesita ayuda.
Esto define nuestra misión: ¿quieres ayudar a Dios a que sus hijos vivan como hijos?
Sí, lo de Jesús es diferente. 

Soy lo que soy por la gracia de Dios

“Mujer ejemplar, ¿dónde se hallará? ¡Es más valiosa que las piedras preciosas! Su esposo confía plenamente en ella…”
(Proverbios 31: 10-11 NVI)
Si me remito a los versículos de Proverbios 31, en donde dice “su esposo confía plenamente en ella… sus hijos se levantan y la felicitan; también su esposo la alaba…”, creo sin temor a equivocarme, que puedo ser reprobada. Me duelen aquellos instantes en los que llego a pensar que jamás superaré las expectativas. Soy débil y aunque conozco al Dios al que sirvo, le fallo constantemente.
soy lo que soyNo es suficiente con anhelar ser de bendición para otros cuando ni siquiera puedes serlo para tu hogar. ¡Vaya!,...¡diablo cruel y despiadado que hace de las suyas para hacerme resbalar y sentirme menospreciada, desvalorada y poco asertiva! Es un golpe bajo, atacarte a través de los que amas. 
Señor, ¿por qué me hiciste como soy? ¿Por qué me es tan difícil ser esa mujer tierna, amorosa, cariñosa, y de carácter suave y apacible que muchos desean que sea? Me ha traído muchos problemas mi tono fuerte al hablar o mi mirada cuando decido callar. Mi corazón desfallece, pero me anima tu presencia a mi lado, sé que no estoy sola, que me amas a pesar de ser quien soy, que me planeaste y tienes un propósito para mí. Pero me consume el dolor, no puedo ver con claridad... mas sentirte sí puedo, y me infundes nuevas fuerzas…hay esperanza y es inquebrantable.
Quisiera ser más como Jesús, pero a veces me parece imposible. Mi garganta enmudece, las lágrimas que corren por mis mejillas te las entrego como desagravio a mis ofensas, y te pido que tengas piedad y misericordia de esta hija tuya que aun en formación se equivoca, pero que mantiene su mirada puesta en las maravillas que puede lograr a través de ti.
Pero, ¿quién puede reprocharme más que Él? ¿Quién puede juzgarme y salir aprobado? No es el mundo quien tiene el derecho de señalarme y verme desanimada y derrotada, es Él quien posee la autoridad de emitir juicios siendo quien me conoce más profundamente.

Orar o Rezar

Resultado de imagen de Orar o Rezar¿Rezar?, ¿orar? ¿Qué es lo correcto? Para saberlo veamos las definiciones de ambos términos; la palabra "Rezar" viene del término del latín “Recitare”, el cual es la suma de dos partes, el prefijo “re-”, que se usa para indicar una repetición, y el verbo “citare”, que significa “nombrar a alguien” o “citar”; así será entonces, repetir varias veces un nombre o una frase.
"Orar" es la acción de hablar con Dios para alabarlo, agradecerle, pedirle, rogar o clamar, en la cual se expresan los sentimientos a Dios sobre los asuntos más importantes para cada creyente.

Ahora bien, Dios quiere que nos relacionemos con Él, no que tengamos repeticiones de frases sin valor. 

Por eso la oración es la manera correcta de comunicarnos con Dios.

La oración también está relacionada con la actitud, porque al fin y al cabo es la comunicación entre el creado (ser humano) y el creador (Dios), entre el que tiene limitaciones (ser humano) y el omnipotente e infinito (Dios); así, al comprender esto, la actitud resulta fundamental, puesto que nos estamos comunicando con el ser más grande, más importante, poderoso, infinito y maravilloso que existe.