miércoles, 19 de octubre de 2016

¿Por qué fue bautizado Jesús? ¿Por qué fue importante el bautismo de Jesús?

Resultado de imagen de ¿Por qué fue bautizado Jesús? ¿Por qué fue importante el bautismo de Jesús?A primera vista, podría parecer que el bautismo de Jesús carece de algún propósito, puede parecer un sinsentido. 
Pero analicémoslo detenidamente: el bautismo de Juan era el bautismo del arrepentimiento (Mateo 3:11), pero Jesús fue sin pecado y no tenía necesidad de tal. Incluso Juan se sorprendió cuando vio a Jesús que venía hacia Él. Juan reconoció su propio pecado y era consciente de que Él, siendo un hombre pecador que necesitaba arrepentirse, no era quién para bautizar al perfecto Cordero de Dios: "Yo necesito ser bautizado por ti, ¿y tú vienes a mí?" (Mateo 3:14). Jesús respondió que esto debe hacerse porque "así conviene que cumplamos toda justicia" (Mateo 3:15).

Hay varias razones por las que era conveniente que Juan bautizara a Jesús al comienzo de su ministerio público. Jesús estaba a punto de comenzar su gran obra, y era conveniente que fuera reconocido públicamente por su antecesor. Juan era "la voz que clama en el desierto" profetizada por Isaías, llamando a la gente al arrepentimiento, preparándose para su Mesías (Isaías 40:3). Al bautizar a Jesús, Juan estaba declarando a todos que aquí estaba Aquel a quien ellos habían estado esperando, el Hijo de Dios, Aquel que él había profetizado bautizaría "con Espíritu Santo y fuego" (Mateo 3:11).

El bautismo de Jesús también demostró que Él se identificó con los pecadores. Su bautismo simbolizó el bautismo de los pecadores en la justicia de Cristo, muriendo con Él y levantándose libres del pecado y capaces de caminar en vida nueva. Su justicia perfecta cumpliría todos los requerimientos de la ley para los pecadores, que nunca podían esperar hacerlo por sus propios medios. Cuando Juan dudó en bautizar al perfecto Hijo de Dios, Jesús respondió que así convenía que se "cumpliera toda justicia" (Mateo 3:15). Con ello, Jesús se refirió a la justicia que Él ofrece a todos los que vienen a Él para intercambiar su pecado por su justicia (2 Corintios 5:21).

No soy un Fracasado, solo Fracasé al Intentar hacer Algo

Con un cariño muy especial, comparto esta historia para todos vosotros, hermanos:
Al comienzo de su carrera, Erma Bombeck tuvo que transitar por un camino lleno de dificultades. A edad temprana ya se sentía atraída por el periodismo. Su primer trabajo, cuando era una adolescente, fue escribir obituarios en el Journal-Herald de Dayton. Cuando salió del colegio y quiso ingresar en la Universidad de Ohio, un consejero estudiantil le dijo: «Olvídese de ser escritora». Ella rechazó ese consejo.
Resultado de imagen de No soy un Fracasado, solo Fracasé al Intentar hacer AlgoMás tarde se pasó a la Universidad de Dayton, donde en 1949 se graduó en inglés. Poco después empezó a trabajar como escritora para la columna de defunciones de la página femenina.
Ese año, la adversidad golpeó su vida personal. Cuando contrajo matrimonio uno de sus deseos más grandes era ser madre. Pero para su tristeza, los médicos le anunciaron que no podría tener hijos. ¿La hizo eso darse por vencida y considerarse una fracasada? No. Ella y su esposo estudiaron la posibilidad de la adopción y adoptaron una niñita.
Dos años más tarde, una sorprendida Erma descubrió que estaba embarazada. Pero eso le trajo aún mayores dificultades. En cuatro años tuvo cuatro embarazos pero solo dos de los bebés sobrevivieron.
En 1964, Erma logró convencer al editor de un pequeño periódico de barrio, el Kettering-Oakwood Times, de que le publicara una columna humorística semanal, a pesar de la cantidad insignificante de tres dólares que le pagaban por artículo. Aquella columna le abrió otra puerta. Al año siguiente le ofrecieron la oportunidad de escribir una columna tres veces a la semana, para su antiguo empleador, el Journal-Herald de Dayton. Ya en 1967, su columna aparecía en más de novecientos periódicos en toda la nación.
Resultado de imagen de No soy un Fracasado, solo Fracasé al Intentar hacer AlgoErma escribió su columna humorística algo más de treinta años. Durante ese tiempo, publicó quince libros, fue reconocida como una de las veinticinco mujeres más influyentes de los Estados Unidos, aparecía frecuentemente en el programa de televisión Buenos días, América, apareció en la portada de la revista Time, recibió innumerables honores (como la Medalla al mérito de la Sociedad Americana del Cáncer), y fue distinguida con quince doctorados honorarios.Pero durante ese tiempo, Erma Bombeck también experimentó increíbles angustias y pruebas, incluyendo un cáncer de mama, una mastectomía y una deficiencia renal. Pero no dudó en revelar su perspectiva sobre las experiencias de su vida:
"Di el discurso de inauguración de las clases en la universidad, y les dije a todos que yo estaba ahí arriba y ellos allá abajo no por mis éxitos, sino por mis fracasos. Luego los puse a todos a rascarse la cabeza (pensando): un disco humorístico del que vendí dos copias en Beirut … un programa cómico que duró lo que un dulce en una casa donde hay niños … una obra para Broadway que nunca llegó a estrenarse en Broadway … un libro de firmas de asistencia al que llegaron y firmaron dos personas, una preguntando dónde estaba el baño y la otra queriendo comprar la mesita donde estaba el libro.
En fin, lo que usted tiene que decirse es: «No soy un fracasado, solo fracasé al intentar hacer algo». Hay una gran diferencia entre una cosa y otra …
Personalmente y, para ser sincera, ha sido un camino duro. He sepultado bebés, he perdido a mis padres, he tenido cáncer y me he preocupado de los niños. El secreto es ponerlo todo en la otra perspectiva (la positiva, la buena) … y eso es lo que yo hago".

Incomodidades

El lunes de esta semana reciente me pasó algo muy peculiar. Seguramente hay algo que te guste muy poco hacer y que tengas que hacerlo pese a que no te agrade. En mi caso es cocinar, y ahora que mi vida ha cambiado mucho me veo en la necesidad/obligación de hacerlo, pese a lo mucho que me desagrada esta actividad.
incomodidadesBueno, este lunes después de una jornada agotadora de más de 12 horas de trabajo, fui al supermercado a comprar los ingredientes que me faltaban para preparar el almuerzo para el día siguiente, y tenía perfectamente planeado el menú, pero me encontré con la sorpresa de que faltaba el ingrediente principal. Comencé a pensar qué otra alternativa tenía, pero estaba tan bloqueada centrada en mi receta, que no veía ninguna otra posibilidad.
Probablemente este mismo “bloqueo” se nos produzca cuando el camino se ponga difícil o cuando algo se salga de nuestra planificación, sobre todo si se está MUY apegado a las planificaciones, y no seamos capaces de ver las distintas alternativas que tenemos para lograr el mismo objetivo, aunque a través de otras vías (otra perspectiva). Además, en el momento de cambiar el camino puede que se produzca una incomodidad tal que nos resistamos a realizar este cambio, y permanezcamos porfiadamente en la ruta que estamos viendo que no nos lleva a nada, y que por más que insistamos, no logramos nada diferente. Sin embargo, persistimos obstinadamente en lo mismo.

Admirador de por vida

… te llamaré, porque tú me respondes. Salmo 86;7
Cade Pope, un niño de doce años, envió por correo 32 cartas manuscritas; una para cada directivo de la Liga Nacional de Fútbol (NFL) de los Estados Unidos, en la que decía: «A mi familia y a mí nos encanta el fútbol. Participamos en las competiciones de fútbol por Internet y vemos los partidos todos los fines de semana. ¡Estoy listo para elegir un equipo al que alentar el resto de mi vida!».
Resultado de imagen de CADE POPEEl dueño del equipo Carolina Panthers le contestó con una nota también manuscrita, que empezaba diciendo: «Sería un honor que nuestro equipo sea también el tuyo. Te sentirás orgulloso de nosotros». Esa carta no solo fue personal y afectuosa… fue la única respuesta que recibió. Por supuesto que Cade se convirtió en un fiel aficionado de los Carolina Panthers.
En el Salmo 86, David habló de su lealtad al único Dios verdadero: «En el día de mi angustia te llamaré, porque tú me respondes. Oh Señor, ninguno hay como tú entre los dioses» (versos 7-8). Nuestra devoción a Dios tiene su origen en Su carácter e interés por nosotros. Él es quien contesta nuestras oraciones, nos guía con su Espíritu, y nos salva por medio de la muerte y la resurrección de su Hijo Jesucristo. Por eso merece nuestra lealtad para toda la vida.
Señor, quiero ser cada día más fiel a ti.

Solo Dios es digno de nuestra adoración y devoción.