jueves, 13 de octubre de 2016

¡No temas, Yo te ayudo!

Dios quiere que siempre tengas presente algo que ya sabes, pero que nunca está de más recordar: Primero, ÉL ES TU DIOS y si Él es tu Dios, todo está en sus manos. Él tiene el control de cada problema, circunstancia y situación en tu vida. Segundo, que Él te sostiene para que no te caigas, para que puedas soportar la prueba, para que puedas vencer cada reto y terminar cada trabajo que Él ponga en tus manos para hacer. Tercero, Dios dice: ¡NO TEMAS, YO TE AYUDO!
Si estás en este lugar aún cuando muchas veces piensas: “¿cómo lo haré, debería estar liderando o haciendo esto o aquello?, es porque el Señor confía en ti y cree que tienes las habilidades suficientes para hacer todo lo que te venga a mano hacer. Significa también que Él pondrá sabiduría, fuerzas, ánimo y te proveerá las herramientas necesarias porque tienes su ayuda. Porque su presencia está contigo y si Él está contigo, ¿quién contra ti?
No hay por qué temer, porque todo lo que haga falta en tu vida Él lo puede proveer. No es solo en las finanzas donde se mueve, pues si necesitas capacidades y conocimientos, Él te puede ayudar. Si necesitas salud y fuerzas, Él puede concedértelas. Pero tú también tienes que esforzarte, debes ser muy valiente y no dejar que el temor te domine hasta el extremo que te paralice e impida tu progreso.

Dios va caminando contigo, y si estás agarrado de la mano de Él no te perderás. Llegarás hacia el lugar correcto en el momento perfecto. Solo ten paciencia y mientras esperas,¡no desmayes!


La fe es para todos

Dios nuestro Salvador… quiere que todos los hombres sean salvos y vengan al conocimiento de la verdad. Porque hay un solo Dios, y un solo mediador entre Dios y los hombres, Jesucristo hombre, el cual se dio a sí mismo en rescate por todos, de lo cual se dio testimonio a su debido tiempo. 1 Timoteo 2:3-6
Al que a mí viene, no le echo fuera. Juan 6:37

Un creyente animaba a su interlocutor a buscar en Dios la ayuda y el consuelo en una situación difícil de su vida. Este último respondió: «Sí, ¡pero usted tiene la fe!».
Extraña actitud de una persona que considera la fe como parte de algunos privilegiados e inaccesible a los demás. ¿Está, pues, la fe reservada solo para algunos? ¿Es posible que una fracción de la humanidad esté predestinada a ser salva y la otra a estar perdida?

¿Cuáles fueron las siete últimas frases de Jesucristo en la cruz, y que significan?

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Estas son las siete declaraciones de Jesucristo hechas en la cruz (sin un orden en particular).

(1) Mateo 27:46 nos dice que “alrededor de la hora novena, Jesús exclamó a gran voz, diciendo: ELI, ELI, ¿LEMA SABACTANI? Esto es: DIOS MÍO, DIOS MÍO, ¿POR QUÉ ME HAS ABANDONADO?” Aquí, Jesús estaba expresando sus sentimientos de abandono al haber colocado Dios los pecados del mundo en Él, y por esta razón, Dios tenía que “volver Su rostro” de Jesús. Mientras Jesús estaba sintiendo ese enorme peso del pecado, estaba experimentando su separación de Dios Padre por única vez en toda la eternidad. Esto también fue en cumplimiento a la declaración profética en el Salmo 22:1. 


(2) “Padre, perdónalos, porque no saben lo que hacen.” (Lucas 23:34). Aquellos que crucificaron a Jesús no eran conscientes del alcance de lo que estaban haciendo, porque ellos no lo reconocían como el Mesías. Su ignorancia de la divina verdad no significaba que merecieran el perdón, y la oración de Cristo en medio de sus burlas hacia Él, es una expresión de la ilimitada compasión de su gracia divina.

(3) “En verdad te digo: hoy estarás conmigo en el paraíso.” (Lucas 23:43). En esta declaración, Jesús está asegurando a uno de los criminales en la cruz, que cuando él muriera, estaría con Jesús en el Cielo. Esto estaba garantizado porque aún en la hora de su muerte, el criminal había expresado su fe en Jesús, reconociéndolo como lo que Él era (Lucas 23:42).


(4) “Padre, EN TUS MANOS ENCOMIENDO MI ESPÍRITU.” (Lucas 23:46) Aquí, Jesús está abandonando voluntariamente Su alma en las manos del Padre, indicando que Él estaba por morir y que Dios había aceptado Su sacrificio. Él “se ofreció a Sí mismo sin mancha a Dios,” (Hebreos 9:14).


(5) “¡Mujer, he ahí tu hijo! y ¡He ahí tu madre!" Cuando Jesús vio a Su madre de pie cerca de la cruz con el apóstol Juan, a quien Él amaba, encomendó en las manos de Juan el cuidado de Su madre. Y desde aquella hora Juan la recibió en su propia casa (Juan 19:26-27). En este verso, Jesús, siempre el Hijo compasivo, se está asegurando de que Su madre terrenal sea cuidada después de Su muerte. 

Unidos en Cristo

Y estableció a doce, para que estuviesen con él, y para enviarlos a predicar. Marcos 3;14
Cuando nos encontramos con una lista de nombres en la Biblia, quizá nos vemos tentados a pasarla por alto. Sin embargo, allí podemos encontrar algunos tesoros, como en la lista de los doce apóstoles a quienes Jesús llamó para que sirvieran en su nombre. Muchos son conocidos: Simón, a quien Jesús llamó Pedro; Jacobo y Juan, que eran hermanos y pescadores; Judas Iscariote, el traidor, etc. Pero es probable que no tengamos en cuenta que Mateo, el publicano, y Simón, el zelote, quizá fueron enemigos anteriormente.
Mateo cobraba impuestos para Roma; por lo tanto, los demás judíos consideraban que colaboraba con el enemigo. Los recaudadores de impuestos eran despreciados por ser corruptos y exigir que el pueblo judío diera dinero a otra autoridad aparte de Dios. Por otra parte, antes del llamado de Jesús, Simón, el zelote, era miembro de un grupo de judíos nacionalistas que odiaban a Roma y buscaban destruir su poder. Mas aunque Mateo y Simón tenían convicciones políticas diferentes, los Evangelios no documentan que discutieran o pelearan.
Cuando nosotros también fijamos nuestros ojos en Cristo, podemos desarrollar la unidad con los demás creyentes mediante los lazos del Espíritu Santo.

Dios trino, Tú existes en perfecta armonía: Padre, Hijo y Espíritu Santo. Que tu Espíritu me llene para que el mundo pueda verte y creer.
Nuestra mayor lealtad es a Cristo, quien nos da unidad unos con otros.