lunes, 26 de septiembre de 2016

Oración para cuando es difícil aceptar la voluntad de Dios

Querido Dios:
Seré muy sincera contigo: hay cosas que trato de comprender y por más que lo intento, no lo logro. Estoy segura de que tus caminos y pensamientos son mejores que los míos, pero en este preciso momento no logro verlo ni entenderlo de esta manera.
Por lo que acudo a ti buscando ayuda y paz. Dame control y serenidad para saber aceptar lo que es tu voluntad con humildad, y sabiendo que aunque ahora yo no lo entienda, tú conoces lo que es mejor para mí.
Yo estoy llena de buenos deseos, y según mi criterio, a veces creo que lo que escojo es lo mejor, sin embargo, Tú me haces ver que estoy equivocada, pues con el pasar del tiempo descubro que algunas cosas no eran exactamente como yo las pensaba o planificaba.
En ocasiones, entrar en tu tiempo, me toma tiempo (valga la redundancia). Es que a veces el orgullo o el deseo de querer ser independiente, me aparta, me va alejando de ti y luego, cuando caigo en la perspectiva de la realidad, tomo la senda que desde el principio debí escoger porque era la mejor elección. Aún así tienes misericordia de mí y me encaminas.
Con toda humildad me presento ante ti porque reconozco que…
...Mi razón está convencida de que el único sendero cierto y seguro es ése por donde Tú me conduces.
Dame prudencia, hazme sensata, que mis oídos sean receptivos a tu voz. Apega por siempre mi corazón al tuyo para que pueda identificar con facilidad cuáles son tus designios. Exhala tu voluntad en mí. Este humilde vaso te sigue pidiendo, Alfarero, que seas Tú el que le des forma, aunque tengas que romperlo y perfeccionarlo muchas veces.

Amén.

No te rindas, persevera

El 4 de Julio de 1952, Florence Chadwick de 34 años, entró al Océano Pacífico en la costa este de la Isla Catalina, California, con la determinación de ser la primera mujer en nadar hasta llegar a la costa oeste del continente. Siendo, como era, una experimentada nadadora, pues ya había sido la primera mujer que cruzó nadando el Canal de la Mancha en ambos sentidos.
Santa CatalinaEl tiempo ese día estaba nublado y frío; así que apenas podía ver los botes que la acompañaban. Millones de espectadores la veían por televisión.
Florence nadó quince horas. Cuando rogó que la sacaran del agua, su madre, que estaba en uno de los botes que iban a su lado, le dijo que estaba cerca y que lo podía lograr. Pero cuando miró hacia la costa lo único que podía ver era neblina. Finalmente, extenuada física y emocionalmente, dejó de nadar y fue sacada del agua.
Hasta que no estuvo en el bote no descubrió que la costa estaba a menos de un kilómetro de distancia. En un noticiero al día siguiente, ella dijo: “Todo lo que podía ver era niebla . . . Creo que si hubiera podido ver la costa, lo hubiera logrado”.
El fracaso de Florence, no fue la fatiga ni el frío, la niebla la había derrotado porque le impedía ver su meta. La niebla le había cegado su razonamiento, su visión y su corazón.
Esa fue la única ocasión que Florence se rindió. Dos meses después logró la hazaña aunque había neblina. Florence perseveró porque sabía que detrás de la neblina estaba la costa.

Estrellas

Hay personas Estrella y hay personas Cometa.
Los Cometa pasan. Apenas son recordados por las veces que pasan y vuelven a pasar.
Los Estrella, en cambio, permanecen.
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Hay mucha gente Cometa. Pasan por nuestra vida apenas unos instantes; no cautivan a nadie, y nadie los cautiva. Es gente sin amigos, que pasa por la vida sin iluminar, sin calentar, sin resaltar su presencia.
Así son muchos artistas. Brillan apenas unos instantes en los escenarios de la vida. Y con la misma rapidez que aparecen, desaparecen.
Así son muchos reyes y reinas de naciones, de clubes deportivos o concursos de belleza. También entran en el juego los hombres o las mujeres que se enamoran y se dejan enamorar con la mayor facilidad.
Así son las personas que viven en una misma familia y pasan al lado del otro sin ser presencia, sin existir.
Lo importante es ser Estrella. Hacer sentir nuestra presencia, ser luz, calor, vida. Los amigos son Estrella. Los años pueden pasar, pueden surgir distancias, pero en nuestros corazones quedan sus marcas.

Comenzar donde nace

… vuestro Padre sabe de qué cosas tenéis necesidad, antes que vosotros le pidáis. Mateo 6;8
Mi casa está en el costado de un arroyo, en un desfiladero junto a una gran montaña. En primavera, el deshielo y las fuertes lluvias hacen que la corriente de agua que nace en la cima, descienda aprisa y actúe más como un río que como un arroyo.
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Pensando en la oración, se me ocurre que la mayoría de las veces, voy en la dirección incorrecta: empiezo abajo, en la profundidad de mis preocupaciones, y se las presento a Dios, informándolo como si Él no las supiera y rogándole con la esperanza de lograr que me cambie de idea. Sin embargo, debería comenzar donde nace la corriente.
Cuando cambiamos de dirección, nos damos cuenta de que Él está más interesado que nosotros en un ser amado enfermo, en una familia destrozada o un adolescente rebelde. Nuestro Padre sabe qué necesitamos (Mateo 6:8).

La gracia, como el agua, desciende a las partes más bajas, y las corrientes de misericordia fluyen. Debemos empezar con Dios y luego, preguntar qué papel desempeñamos en su obra en la Tierra. Este nuevo punto de inicio en la oración cambia nuestra perspectiva de ella. La naturaleza nos revela al gran Artista, y los seres humanos evidencian ser hechos a la imagen de Dios y con un destino eterno. Luego, la respuesta natural ante todo esto es gratitud y alabanza al Señor.

Señor, gracias por ocuparte de mí. ¿Qué haría sin ti?