sábado, 10 de septiembre de 2016

Hizo lo que pudo

Esta ha hecho lo que podía, porque se ha anticipado a ungir mi cuerpo para la sepultura. Marcos 14;8
Resultado de imagen de Esta ha hecho lo que podía, porque se ha anticipado a ungir mi cuerpo para la sepultura. Marcos 14;8Cuando sus amigos dicen cosas negativas en las redes sociales, Carla responde con un desacuerdo amable pero firme. Respeta la dignidad de todos y sus palabras son siempre positivas.
Hace unos años, se hizo amiga por Facebook de un hombre que odiaba a los cristianos, sin embargo, él apreciaba la sinceridad y la gracia poco comunes de Carla. Con el tiempo, su hostilidad desapareció. Ella sufrió una mala caída y, confinada en su casa, le preocupaba no poder hacer casi nada. En esos días, murió su amigo de Facebook, y recibió este mensaje de su hermana: "estás ahora con el Señor".
La semana que Cristo iba a morir, María de Betania lo ungió con un caro perfume (Juan 12:3; Marcos 14:3). Algunos estaban consternados, pero Jesús la elogió: Buena obra me ha hecho. […]. Esta ha hecho lo que podía; porque se ha anticipado a ungir mi cuerpo para la sepultura (Marcos 14.6-8).
"Ha hecho lo que podía". Las palabras de Cristo nos quitan presión. Nuestro mundo está lleno de personas que sufren, pero no tenemos que angustiarnos por lo que no podemos hacer. Carla hizo lo que pudo, y nosotros también. El resto depende del Señor. 
Haz tu tarea lo mejor que puedas, y deja lo demás al Señor.

Gente real y Dios real

… sed imitadores de mí y mirad a los que así se conducen según el ejemplo que tenéis en nosotros. Filipenses 3; 17.
Inline image 1Hace muchos años, después de escribir sobre una tragedia familiar, recibí una carta de un lector, que decía: "Me di cuenta de que los escritores son personas reales con problemas también reales". ¡Qué gran verdad! Observo la lista de hombres y mujeres que escriben y veo cáncer, hijos descarriados, sueños incumplidos y muchas otras clases de pérdidas. Sin duda, los articulistas somos simples personas reales que escriben sobre un Dios real, que entiende nuestros problemas reales.
El apóstol Pablo se destaca en el Salón de la Fama de Personas Reales. Tenía problemas físicos, conflictos legales y luchas con otras personas que debía solucionar. En semejante realidad tan complicada, estaba dejándonos un ejemplo. En Filipenses 3:17, afirmó: Hermanos, sed imitadores de mí, y mirad a los que así se conducen según el ejemplo que tenéis en nosotros.
Las personas a nuestro alrededor que necesitan el evangelio, que necesitan a Cristo, están buscando gente de confianza que pueda guiarlas al Salvador perfecto. Esto significa que debemos ser reales.
Señor, Tú eres la perfección, pero recibes a personas imperfectas que buscan en ti la salvación. Ayúdanos a ser personas reales y auténticas al guiar a otros a ti.

Llenando el cántaro

Cuentan que una vez un hombre envió a su joven hijo a llenar un cántaro al río, y le dijo que volviera lo antes posible. El joven obedeció y fue hacia el río mientras su padre le observaba de lejos.
Éste vio a su hijo poniendo el cántaro debajo de una cascada, y la fuerza del agua fue tal y la cantidad tan grande, que el líquido no logró entrar al recipiente porque su cuello era demasiado delgado. Cuando el hijo llegó con el cántaro, le mostró cómo el cuello del mismo se rompió por el fuerte y constante golpeo del agua. Además, este hecho hizo que el agua llegara turbia y sucia. El padre preguntó entonces:
– ”Por qué no sumergiste el cántaro en el río? No veías que el agua de la cascada era demasiada para el cuello del cántaro?”. El hijo contestó:
“Sí, pero es que quería llenarlo lo más rápido posible”.
Frecuentemente en nuestras vidas, tratamos de ”llenarnos” a nuestra forma en un mundo acelerado y convulsionado. Dios conoce nuestra capacidad y sabe que si hacemos las cosas como queremos podemos hacernos daño, ya que no estamos capacitados para hacerlo en ese momento; por eso logramos las cosas a medias y el agua que conseguimos no es pura ni cristalina, sino turbia.
Queremos tener todo ”ya”, y en el proceso muchas veces nos lastimamos por no dejar que Dios nos sumerja poco a poco en la corriente calmada del río.
Dios conoce tu capacidad. No quieras hacer las cosas en tu momento, pues Dios desea llenar tu cántaro hasta el borde, pero en SU momento y según tu capacidad.

Calificado con gracia

… siendo aún pecadores, Cristo murió por nosotros. Romanos 5;8
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Los ojos azules de mi hijo brillaban de emoción mientras me mostraba lo que había traído a casa de la escuela. Era una prueba de matemáticas, marcada con una estrella roja y con la calificación máxima. Mientras revisábamos el examen, me dijo que aún no había respondido tres preguntas cuando la maestra le dijo que ya no había más tiempo. Desconcertada, le pregunté por qué había recibido una puntuación perfecta si no había acabado. Él respondió: Porque mi maestra me trató con gracia. Me dejó terminar la prueba aunque se había acabado el tiempo.
Cuando mi hijo y yo comentábamos el significado de la gracia, señalé que Dios nos ha dado más de lo que merecemos por medio de Cristo. Por nuestro pecado, merecíamos la muerte (Romanos 3:23), pero siendo aún pecadores, Cristo murió por nosotros (Romanos 5:8). Éramos indignos, pero Jesús, intachable y santo, dio su vida para que pudiéramos escapar del castigo por nuestro pecado y, así un día, vivir para siempre en el cielo.
La vida eterna es un regalo de Dios. No es algo que ganamos con nuestro esfuerzo. Somos salvos por la gracia de Dios, por la fe en Cristo (Efesios 2:8-9).
Querido Dios, tu favor inmerecido me he salvado de mi pecado. Gracias por el regalo de tu gracia.
La gracia y la misericordia son bendiciones inmerecidas.