“Lo mismo sucede con mi palabra. La envío y siempre produce fruto; logrará todo lo que yo quiero, y prosperará en todos los lugares donde yo la envíe.” Isaías 55:11 (NTV)
Para cada ocasión de la vida está la Palabra de DIOS que es real. Y esto no cambia. Cuando conocí a DIOS y la carga de mis pecados me abrumaba, descubrí que la Palabra decía que su Hijo Jesucristo pagó el castigo que yo merecía, para darme un nuevo comienzo sin culpa (Isaías 53:4-5, 1 Pedro 1:3-5, Hebreos 10:22).
Después de ser salvo, mi cuerpo y mi mente aún estaban afectados por mi antigua manera de vivir. Pero el Todopoderoso por medio de Su santo Espíritu y la Palabra me vivificó. A pesar de tener los pronósticos en contra, la Palabra hizo su milagro en mí. Se llevó las llamas que ardían en mi cuerpo y trajo vida a mis huesos secos (Isaías 43:2-5, Ezequiel 37). El SEÑOR me restauró y me ayudó a tener una salud totalmente normal.