domingo, 14 de agosto de 2016

Cristo es la cabeza de la iglesia, pero cada uno de nosotros desempeña un papel esencial.

En los últimos años se ha hablado mucho acerca de los dones espirituales —esas habilidades, dadas por Dios, con las que nos equipa para servir de manera efectiva. Sin embargo, muchas personas en la iglesia no entienden exactamente, o no quieren aceptar lo que Él nos ha dado.
Los dones espirituales que tenemos han sido escogidos específicamente por Dios para cada uno de nosotros, para nuestro bien y para el bien de la Iglesia. El Señor quiere que todos sirvamos en su reino de algún modo, no solo porque hay trabajo que hacer, sino además porque servir nos acerca más a Él. Dios nos ha dado todo lo que necesitamos; por tanto, tenemos la responsabilidad de descubrir nuestros dones espirituales, y luego cultivarlos para hacer uso de ellos con la ayuda del Espíritu Santo.
DESCUBRIMIENTO DE NUESTROS DONES ESPIRITUALES
Pablo dijo a los corintios: “En cuanto a los dones espirituales, no quiero, hermanos, que seáis ignorantes” (1 Corintios 12.1 LBLA). Dios no está tratando de escondernos los dones que tenemos. Por el contrario, quiere que sepamos cuáles son y cómo utilizarlos. La Biblia contiene varias listas de los diversos dones (Romanos 12.6-8; 1 Corintios 12.4-11, 28; Efesios 4.11, 12). Aunque difieren entre ellos, todos proceden de un mismo Espíritu (1 Corintios 12.4). Para descubrir nuestros dones espirituales, debemos examinar cómo reaccionamos ante ciertas situaciones o necesidades. En vez de pensar en lo que deberíamos hacer o en cómo están sirviendo otras personas, debemos enfocarnos en lo que nos motiva. Por ejemplo, si tenemos pasión por estudiar la Palabra de Dios y compartir lo que hemos aprendido, es posible que tengamos el don de la enseñanza. Si nos gusta ayudar a los demás o demostrar compasión, eso puede indicar que tenemos el don de servicio o de misericordia.

Quien hace la Voluntad de Dios permanece para siempre

La primera Epístola Universal de Juan 2:15 dice: “…No améis al mundo, ni las cosas que están en el mundo. Si alguno ama al mundo, el amor del padre no está en él…”
El mundo nos invita a saber cosas que nos pueden llevar por caminos de total oscuridad, y así perdemos el camino hacia Dios. Aparentan tener gloria y por eso son atractivas. Muchas personas quieren tener las cosas que este mundo ofrece, porque buscan la admiración del mundo y que los otros los envidien.
Pero la carne, el deseo de los ojos y la vanagloria de la vida son cosas muy difíciles de soportar si se dejan entrar en el corazón. Estas tres clases de deseos son con las que luchamos en nuestras vidas de fe, y nos pueden hacer tropezar.
Estos tres deseos son cosas de este mundo, son cosas del maligno.
2 Corintios 4:4 “...en los cuales el dios de este siglo cegó el entendimiento de los incrédulos, para que no les resplandezca la luz del evangelio de la gloria de Cristo, el cual es la imagen de Dios…”
Lo que nos dice este versículo es que el Dios de este siglo, de este mundo es Satanás, y 1ª de Juan  2:16: “…Porque todo lo que hay en el mundo, los deseos de la carne, los deseos de los ojos y la vanagloria de la vida, no proviene del Padre, sino del mundo…”
La palabra mundo no se refiere a la tierra o a la gente que vive en este mundo, sino que significa un mundo apartado de Cristo. Uno no debe amar al mundo por lo que este produce, porque todo lo que hay en él no proviene del padre, sino de Satanás.

Una Nueva ley en Argentina abre las puertas a la persecución de evangélicos

CÓRDOBA, ARGENTINA. – Aunque Argentina tiene la libertad religiosa garantizada por el artículo 14 de su Constitución, el estado de Córdoba creó una ley provincial que tiene como objetivo prevenir cualquier situación de “manipulación psicológica”. Esta ley generó una gran controversia al abrir, encubiertamente, las puertas a la persecución de los evangélicos en el país.
Y de acuerdo con la plataforma Puertas Abiertas, esta ley se ha aplicado de forma abusiva contra las organizaciones religiosas.
De acuerdo con el artículo 3, la manipulación psicológica puede ocurrir “en grupos que usan técnicas que requieren una gran devoción o dedicación a una persona, una idea o un objeto, que se utiliza para hacer proselitismo, doctrina dinámica o técnicas de persuasión, y promueven la destrucción de la personalidad”.
Poco después de haber sido promulgada, el pastor bautista Marcelo Nieva fue acusado por los políticos y la policía de dirigir una “secta controvertida”. Él dice que “debido a esto, las acusaciones y el odio en contra de la iglesia se han incrementado significativamente, sobre todo después de que la prensa informó de ello. Las personas rompieron las ventanas de la iglesia y saquearon las propiedades de los hermanos”, denunció el pastor.

La celebración de la majestad de un árbol

¿Sabías que el 28 de junio es el Día Mundial del Árbol? Y la ONU declaró el 2011 como el Año Internacional de los Bosques. "Por el bien de las generaciones presentes y futuras, debemos despertar la conciencia y promover acciones globales para administrar, conservar y proteger de manera sostenible los bosques de nuestro planeta".
arvore¿Cuál sería nuestro papel como cristianos y cómo podríamos participar? Esto se vincula íntimamente con los principios bíblicos expuestos en la Palabra de Dios. Un mundo sin árboles sería un lugar completamente distinto. Vecindarios sin árboles, campos sin madera y continentes sin bosques implicarían el fin de la vida como la conocemos.
Los árboles que nos encomendaron
Quizá pensemos que, con toda esta abundancia divina, las personas nunca podrían usar en exceso este gran regalo del Creador o abusar de él; pero no es así. Muchas regiones del mundo, que en el pasado estuvieron revestidas y tapizadas con árboles y bosques, ahora se encuentran yermas y desiertas. Una de las razones es que olvidamos lo que nos fue encomendado.
El principio del cuidado responsable de la tierra se halla en las primeras palabras del Antiguo Testamento. Descubrimos que Dios es el Creador de la Tierra (Génesis 1), que es su propietario (Salmo 24:1) y que la ama (Salmo 145:9, 13). Además, Él nos delegó de manera clara la responsabilidad de señorear el planeta (Génesis 1:27-28; Salmo 8). Sin embargo, como señaló el teólogo Francis Schaeffer a principios de la década de 1970, aunque Dios puso la Tierra en nuestras manos, esa supervisión aún está sujeta a su dominio y cuidados superiores.
La conclusión lógica de estas verdades de la Escritura es que Dios, quien creó, posee y ama su creación, permitió, por amor, que las personas administraran y usaran lo que Él hizo. El Señor es el amo y nosotros sus administradores. Es un papel que describe de manera maravillosa la palabra griega que se traduce como "mayordomo": oikonomos. De ella, también proviene el vocablo "economía".