jueves, 11 de agosto de 2016

La soledad

Yo estoy a la puerta y llamo; si alguno oye mi voz y abre la puerta, entraré a él, y cenaré con él, y él conmigo. Apocalipsis 3:20
Zaqueo… hoy es necesario que pose yo en tu casa. Lucas 19:5
En el año 2011 la soledad fue declarada un gran problema nacional en Francia. Un político habló de ella como una "enfermedad" a menudo secreta, que escapa a nuestras distraídas miradas; la trató como una enfermedad silenciosa, cubierta por el ruido de nuestra vida contemporánea. La soledad afecta a las personas mayores, pero también a muchos ciudadanos de todas las edades.
Si usted está pasando por ese sufrimiento, ¿sabe que puede hablar a Jesucristo a cualquier hora del día y de la noche, todos los días de la semana, con la seguridad de que lo escucha? Puede decirle todo lo que le preocupa. Jesús mismo pasó por una gran soledad cuando estuvo aquí en la tierra: en el huerto de Getsemaní, cuando sus discípulos se durmieron en lugar de velar con Él; o en el momento de su arresto, cuando lo dejaron solo; también en la cruz, cuando expiaba los pecados de los hombres y se sintió abandonado por Dios. ¡Qué soledad!

Supera Eso

La “voluntad” genera la energía precisa y el valor para crear.
El “querer”, por sí mismo, no es suficiente. Estar “dispuesto” nos mueve más allá de nuestras limitaciones hacia la grandeza.
Las aves vuelan, los peces nadan y los seres humanos crean. Esa es nuestra naturaleza. Al final del día, tanto los optimistas como los pesimistas están siempre en lo correcto. ¿Por qué esperar acontecimientos, entonces, cuando podemos crear?
Pero, ¡cuidado!, cuando damos por sentado nuestro éxito, no nos brindamos la oportunidad de aprender del proceso y aplicarlo en otras áreas de nuestra vida. Consideramos el fracaso simplemente como un resultado que difiere del que esperábamos.
Pero es igual, pensamos, ya que podemos tener éxito ahora o más tarde; depende solo de nosotros. El éxito está esperando, aquí y ahora. No importa de donde venimos, lo que hacemos o lo que hicimos anteriormente, está disponible a todo aquel que lo quiere y preparado para salir a tomarlo.
Ahora bien, no siempre podemos obtener lo que queremos. Podrá ser una buena letra de una canción, pero puede ser un lema horrible para la vida.
Entre más practiquemos el crear éxito en un área, más fácil será el crearlo en otras. Pero si estás intentando crear algo perfecto, hay dos palabras de advertencia para ti: ¡Supera eso!
Para ser exitosos, lo que hacemos debe importarnos. Crear éxito es cuestión de cumplir o manifestar el propósito para el cual nacimos.
Cuando nuestra mente está despierta, atenta y lista para ser usada, podemos crear cualquier cosa que estemos dispuestos a tener. Nuestra mente nos da el poder tanto para crear como para destruir.

La cruz de Jesucristo

Y él, cargando su cruz, salió al lugar llamado de la Calavera, en hebreo, Gólgota; y allí le crucificaron, y con él a otros dos, uno a cada lado, y Jesús en medio. Juan 19:17-18
¿Realmente acepto lo que no logro comprender? Sí, si alguien en quien tengo plena confianza me lo afirma. Y la fe es precisamente creer lo que Dios dice, sin basarse en la primera apariencia que puedan tener algunas situaciones, incluso si mi inteligencia o mi razonamiento tiene dificultades para aceptarlo.
El acto de fe que Dios nos pide es creer en el valor de la cruz. Así que, dejando de lado nuestros razonamientos, aceptemos simplemente el mensaje de la cruz sin tratar de explicarlo. La Biblia declara que la palabra de la cruz es locura a los que se pierden; pero a los que se salvan, esto es, a nosotros, es poder de Dios” (1 Corintios 1:18). ¿Por qué? Porque la cruz proclama de forma efectiva el poder de Dios, allí donde la sabiduría humana solo percibe impotencia y fracaso. Locura porque anuncia que Dios se manifiesta a los hombres cuando ellos no quisieron verlo. ¡La predicación de la cruz proclama lo contrario de lo que el hombre concibe y comprende de Dios!

El Arte de Amar

Erich Fromn en su libro “El Arte de Amar”, habla de la diferencia entre enamoramiento y amor. Nos enamoramos cuando conocemos a alguien por quien nos sentimos atraídos, y caen ante a él o ella, las barreras que nos separan de los demás.
Cuando compartimos con esa persona nuestros sentimientos y pensamientos más íntimos, tenemos la sensación de que, por fin, conectamos con alguien.
Entonces, nos sentimos felices y andamos todo el día de buen humor y atontados.
Cuando estamos enamorados nos parece que nuestra pareja es perfecta y la persona más maravillosa del mundo.
Veamos, pues, la diferencia entre enamoramiento y amor.
Empezamos a amar cuando dejamos de estar enamorados.
¿Que? Así es. El amor requiere conocer a la otra persona, requiere tiempo, requiere reconocer los defectos del ser amado, requiere ver lo bueno y lo malo de la relación.
No quiere decir que enamorarse no sea bueno, al contrario, es maravilloso.
Pero muchas personas son adictas a estar enamoradas, y acaban sus relaciones cuando la magia de haber conocido a alguien nuevo desaparece; cuando empiezan a ver defectos en la otra persona y a darse cuenta que no es tan perfecta como pensaban. Pero el verdadero amor no es ciego. Cuando amas a alguien ves sus defectos, sus fallos y quieres ayudarlo a superarlos.
Al mismo tiempo, esa otra persona ve tus propios defectos y los entiende.
El amor verdadero está basado en la realidad, no en el sueño de encontrar a un príncipe azul o a una princesa encantada. Es encontrar a una persona maravillosa, que no es perfecta y tú tampoco.
Encontraste a tu alma gemela. Pero también los gemelos discuten y tienen diferencias.
Entonces pasa que el amor consiste en poner en una balanza lo bueno y lo malo de esa persona, y después amarla. Por lo que el amor es una decisión consciente.