El necio da rienda suelta a toda su ira… (Proverbios 29:11).
Es probable que los vecinos no supieran qué pensar cuando me vieron por la ventana un día de invierno, parada frente al garaje con una pala en las manos y golpeando ferozmente un bloque de hielo en la alcantarilla. Con cada golpe, vociferaba frases temáticas como "no puedo hacerlo", "no esperen que lo haga", "no tengo suficiente fuerza"... Además de cuidar niños y tener otras responsabilidades, debía lidiar con el hielo… ¡no aguantaba más!
Mi enojo estaba rodeado de una serie de mentiras: "me merezco algo mejor", "con Dios no basta"; "a nadie le importa".
Mi enojo estaba rodeado de una serie de mentiras: "me merezco algo mejor", "con Dios no basta"; "a nadie le importa".