viernes, 1 de julio de 2016

El Camión de Basura

Me subí a un taxi rumbo a la Estación Central del Ferrocarril y cuando íbamos por el carril de la derecha, por poco nos estrellamos contra un coche que de repente y de la nada salió como un bólido de donde estaba estacionado.
El conductor del taxi en el que iba alcanzó a frenar a tope, el taxi derrapó y por un pelo no le golpeamos al otro coche que quedó frente a nosotros.
Después de esto, el conductor del otro coche, el tipo que casi causó el accidente, asomando la cabeza por la ventanilla comenzó a gritarnos una cantidad horrible de insultos y majaderías.
Todavía recuperándome del susto, lo que acabó de sacarme de mis casillas fue la actitud del chófer de mi taxi, quien de forma extremadamente amistosa y cortés, le sonreía y saludaba con la mano al conductor del otro auto.
Yo estaba furioso y confundido, pero no me quedé con las ganas y le pregunté al chófer de mi taxi, que por qué se ponía a sonreír y saludar al tipo que casi nos hizo chocar, arruinar su taxi y posiblemente enviarnos al hospital.
Entonces, el taxista con voz pausada me contó lo que ahora yo llamo “La Ley del Camión de Basura”.

El cerdo, el perro y la oveja

Cierto día estaba el perro moviendo su cola para poder agradar a su amo, y no quería que el cerdo ni la oveja fueran más especiales a la vista de él, por lo que el perro hacía de todo para llamar la atención de su amo, y éste se sentía contento con su amaestrado perro.
El cerdo, que buscaba notoriedad ante su amo, siempre se arrimaba a él y quería que le rascara la panza, y así ponerse a sus pies, lo que alegraba al amo. Veía agradable al cerdo acostado, como un animal bonito y limpio ante su amo.
La oveja, que se encontraba en el redil, se veía bien pastando en él, y por alguna razón le tenía temor al perro y al cerdo.
El amo pensó: la oveja no viene a mí a hacerme estos cariños pero me da algo especial, y es la lana para poder hacer los hilados y para vestir a mi familia.
Cierto día la oveja le dijo al perro: ¿oye, y tú porque siempre te comes tus vómitos?
El perro le dijo: oveja tonta, ¿no ves que soy un perro? Por más que le haga cariños al jefe y le mueva la cola nunca dejaré de ser lo que soy, un perro. Por eso siempre vuelvo a mi vómito. 
Luego, ella misma le preguntó al cerdo: ¿oye cerdito por qué no te quedas aquí siempre, en el agua limpia del estanque, sino que te vas al charco pantanoso?
El cerdo le contestó: oveja, tú como siempre ingenua, tonta y con tanto pelo, ¿no ves que soy un cerdo? Por más que me quieran ver en lo limpio, no lo haré porque me fascina ese charco. A veces es bueno andar limpio, pero no sabes la satisfacción que se siente al estar en ese fango lleno de gusanos y con malos olores, eso me deleita.
La oveja estaba escuchando la versión del cerdo y estaba arrugando la cara.

Oré, pero nada ha cambiado

Una cosa he demandado a Jehová, ésta buscaré: que esté yo en la casa de Jehová todos los días de mi vida, para contemplar la hermosura de Jehová y para buscarlo en su Templo. Salmo 27:4
(Jesús dijo:) Pedid, y se os dará; buscad, y hallaréis; llamad, y se os abrirá. Porque todo aquel que pide, recibe; y el que busca, halla; y al que llama, se le abrirá. Mateo 7:7-8
Valentín, el hijo de una amiga, viene a comer a mi casa cada semana. Un día, mientras íbamos a la escuela, me contó que sus notas eran malas, y parecía desanimado. Le dije que pidiera ayuda al Señor Jesús. Bueno, voy a orar, me respondió sin convicción.
A la semana siguiente, como respuesta a mis preguntas, Valentín agachó la cabeza y me dijo con tristeza: Mis notas no han mejorado…. Poco después su madre me dijo que él siempre encuentra un pretexto para no hacer sus deberes escolares, y que nunca quiere obedecer.
¿Es sorprendente que, a pesar de sus oraciones, los resultados no hayan cambiado? ¡Claro que no! ¡No podemos pedir ayuda al Señor y hacer lo que nos place!

A Veces Maestro …A Veces Alumno

El primer grado nos prepara para el segundo y así en adelante. La vida siempre nos está preparando para el siguiente nivel. Cada experiencia que tenemos en la vida nos prepara para la siguiente; el estar preparado lo es todo.
Para aquello para lo que nos estemos preparando, la vida nos dará la oportunidad de ganarlo; necesita ser ganado para poder ser valorado.
Si un robot nos reemplazara, querríamos volver a la escuela para aprender cómo hacer robots. La vida susurra al oído de la oruga: “¡Ahora ya eres una mariposa!”
Todos necesitamos ser transformados o disueltos; es un asunto que depende de nuestra decisión.
Sepamos siempre que estamos siendo adiestrados en este planeta. En cada etapa estamos siendo capacitados para el siguiente nivel: en algún lugar allí fuera o debajo de la pálida luz de la luna, alguien está pensando de nosotros con amor. En algún lugar allí fuera, hay alguien haciendo una oración por ti, para que logres pasar el adiestramiento.
Intentemos dormir un poco porque mañana comienza el adiestramiento.