viernes, 24 de junio de 2016

El consejo de Doña Moncha

Eran las tres de la tarde y Jacinto, que ya había alcanzado la mitad de su carrera en la universidad, se había enamorado de una joven que era divorciada, incluso Jacinto le había propuesto matrimonio a pesar de que tenía cuatro hijitos. Jacinto, que se esforzaba sobremanera para terminar ingeniería, le expuso a doña Moncha los planes que tenía, y le preguntó a ella: – Doña Moncha, ¿qué le parece la muchacha, verdad que es bonita? ¿Qué le parece para mí?
Doña Moncha, asintiendo con su cabeza positivamente, le dijo: sí, muy bonita la joven, yo no veo ningún problema, lo único que pasa es que usted debe trabajar el doble con ella Jacinto, ya que hay cuatro delante.
Esas fueron las únicas palabras que profirió aquella sabia señora llamada Doña Moncha.
Jacinto se fue de allí muy alegre, pero unas palabras pasaban siempre por su mente: “Solo que debe trabajar el doble.”
Finalmente Jacinto comprendió que él, aún joven, tenía derecho a tener su propia historia y no empezar ya con un largo peregrinar de experiencias ajenas sobre esta materia; pues se puso a pensar en Don Manuel que era divorciado y tenía hijos y se casó de nuevo con Doña Cosme, que también tenía sus hijos; en eso estaban en igualdad, pero veía los problemas que tuvo don Manuel con el antiguo esposo de Doña Cosme, como cuando éste le decía a don Manuel: mire, ninguno de ellos es suyo, son mis hijos.
Don Manuel tuvo que soportar muchos años esos problemas por su propio gusto. Pero para Jacinto todo eso era nuevo. Finalmente, las palabras de la viejita sabia, sin malos deseos en ello, hicieron efecto.
La señora divorciada al saber del cambio de planes de Jacinto, se molestó y le preguntó: ¿y tú ahora, qué mosca te picó? Si estábamos de lo mejor... Mira cómo se van a poner los niños de tristes de no verte, si tú eres el que los llenas de vida y eres alguien tan especial.
Jacinto estaba en un momento de dudas pensando en si de verdad amaba a esta joven divorciada o solo era un sentimiento.

Las Apariencias son solo eso

Collyn y Shelby estaban en la misma clase. Collyn admiraba a Shelby. Siempre tenía las mejores calificaciones en el colegio. Podía leer sin que se le escapara ninguna palabra, y sus pruebas de matemáticas estaban siempre perfectas. Además… ¡era bonita!
Collyn deseaba ser tan lista como Shelby, entonces la vida sería perfecta. Pero Collyn no era una gran estudiante, detestaba leer en voz alta o hablar delante de la clase.
Un día lluvioso al final del semestre, Collyn y Shelby estaban esperando el autobús. Llevaban su boletín de calificaciones, y Shelby parecía asustada. Collyn no podía imaginar lo que podría estar mal.
-Shelby, ¿estás bien? No pareces sentirte bien, dijo Collyn.
-Ah, estoy bien… creo, contestó.
-Bueno, no estoy muy segura, continuó Collyn.
-¡Está bien, son mis notas. Tengo una C en geografía, admitió Shelby al fin.
-¡Vaya! Siempre sacas A. Yo siempre saco C y me da mucho trabajo aprender cómo se deletrean los nombres de todos los países. Pero tú eres muy lista. Creo que es normal que tengas buenas notas, dijo Collyn.
-¡Ojalá sea siempre así!, dijo Shelby. Mi papá no me deja hacer nada hasta que no termino mis tareas. También tengo que estudiar para adelantar el tema siguiente. Yo he estado estudiando, pero él se va a enojar igual, creo que necesito un tutor pero no sé si podemos pagarlo.
-Shelby, lo siento, yo solo pensé…
-Está bien. Todos creen que mis notas vienen con facilidad. Me imagino que será porque trato de no quejarme. Solo estaba desilusionada con mi nota. Hasta luego, la saludó y se subió al autobús.
Me imagino que no todo es siempre como uno lo ve, pensó Collyn.
Las cosas no siempre son lo que parecen. Da gracias al Señor por hacerte como eres. Él te ha hecho exactamente de acuerdo a su perfecto plan.
Salmo 107:1
Den gracias al Señor, porque él es bueno; su gran amor perdura para siempre.

No se trata solo de pedir

Cuentan de una niña que, pese a su corta edad, tenía gran confianza en los resultados de la oración. Para sus padres era sorprendente constatar la pasión y energía que la niña ponía a la hora de pedir favores a Dios, actitud que generalmente no se encuentra ni en los propios adultos.
Un día, el hermano mayor de la niña construyó una pequeña trampa para cazar pájaros, lo que a la pequeña, sensible como era, le pareció incorrecto. Ella sentía mucha pena por las aves que podrían caer en la trampa, lo cual hizo que primero le rogara y luego le exigiera a su hermano, destruir la trampa. Como él se negó a tal petición, la niña, demostrando seguridad y confianza, aprovechó una reunión familiar para decirles: “No importa que no atiendan mi petición, pero desde hoy voy a orar para que esas trampas no funcionen”. Y así lo hizo a partir de entonces.
oracion niñaYa en la tercera noche, la madre la llamó y le dijo: “Hija, me cuenta tu hermano, que tal como lo has estado pidiendo a Dios, hasta ahora ningún pájaro ha caído en la trampa. ¿Cómo pudo suceder eso?”
La pequeña sonrió y contestó: “Así es mamá; lo que sucede simplemente, es que hace tres días yo misma rompí la trampa a puntapiés.”
Querido(a) amigo(a): la aplicación o enseñanza de este relato apunta a que no siempre es suficiente con orar y esperar los resultados. Debemos pedir, confiar, pero también actuar cuando haya que hacerlo.

¡DIOS te dará tu recompensa!

Apreciar  todo lo que Dios nos da a diario nos hace ser agradecidos. Sabemos que nos cuesta mucho llegar al lugar donde Dios nos quiere tener. Para ello se requiere mucho sacrificio, esfuerzo y trabajo, como para conseguir lo que tenemos o lo que queremos que se cumpla en nuestra vida.
recompensa de DiosPasamos por largos momentos de oración, muchos días de ayuno, pruebas, congregándonos, adorando, soportando gestos, cuestionamientos de las personas que nos rodean porque las cosas no han salido como esperamos. Sí, porque demostramos creer y confiar mucho en Dios pero la bendición anhelada no llega.
Como es de esperar las personas que no conocen a Dios no entienden este proceso, es más, ni uno solo de nosotros que tenemos comunión con Él lo podemos entender, pero solo tenemos que creerle, no podemos cuestionar a Dios.
Nos damos cuenta que toda esta espera vale la pena cuando vemos los resultados, cuando vemos cumplirse la voluntad de Dios en nuestras vidas, porque Él siempre nos sorprende con muchísimo mas de lo que esperamos.