lunes, 18 de abril de 2016

Abre tus ojos

La niña salió de casa y se sentó en una piedra en la parte alta de la estancia. Era una bella noche estrellada. Puso su cabecita entre sus rodillas mientras las rodeaba con sus brazos. Gruesos lagrimones caían de sus ojos.
Estaba sumida en la más profunda de las tristezas. No había consuelo posible para el intenso dolor que laceraba su joven corazoncito. La pérdida de su madre además de dejar un vacío imposible de llenar, había trastocado toda su vida.
Hoy cambiaba amigos, colegios de categoría, viajes por el mundo, por vivir con su padre en una zona rural del país. Su padre la amaba profundamente, pero su vida había dado un giro trascendental. Una semana antes disfrutaba de las luces nocturnas de una gran ciudad. Hoy estaba bajo una hermosa vía láctea vista desde la inmensidad del campo en la noche… pero su almita estaba quebrantada. Sus ojos cerrados y apretados.
“Abre tus ojos”, le susurró un ángel mientras tiernamente tocaba su hombro. Sobresaltada, se incorporó pero no vio a nadie. Puesta de pie y con sus ojitos muy abiertos y aún llenos de lágrimas, miró hacia el cielo.
El espectáculo increíble que ofrecía, visto desde el campo, era un cielo profusamente estrellado como nunca en sus jóvenes once años había visto, que pareció infundir nueva vida a su almita quebrantada. “En esa estrella está mi mamá”, pensó. “¡Y cómo brilla! ¡Me parece que me está mirando!”

Morir y amar

¨El amor que tengan unos por otros será la prueba ante el mundo de que son mis discípulos.¨
Juan 13:35 (Nueva Traducción Viviente).
La vida gira en torno a dar o entregar algo, y el vivo ejemplo de ello es nuestro Dios, quien creó y fundó todo. Desde entonces empezó la cadena de dar, pues Él es quien nos ha dado TODO lo que existe; todo es todo, por lo que eso incluye a su hijo Jesús, que como sabemos, murió por cada uno de nosotros para que seamos salvos.
amor2134La razón de ser es el amor, pues quien no ama no es capaz de sacrificar nada por la otra persona, y esta fue la máxima prueba de amor que puede existir en esta tierra.
Amar significa morir, aunque suene raro, pero no la muerte natural, pues eso ya lo hizo Jesús, sino morir a muchas cosas a nivel personal, espiritual, emocional o físico. ¨Pero ahora dejad también vosotros todas estas cosas: ira, enojo, malicia, blasfemia, palabras deshonestas de vuestra boca. No mintáis los unos a los otros, habiéndoos despojado del viejo hombre con sus hechos,  y revestidos del nuevo, el cual conforme a la imagen del que lo creó se va renovando hasta el conocimiento pleno.¨ Colosenses 3: 8-10
Cuando decidimos amar a Dios, directamente morimos al mundo y a sus deseos, al pecado, a la maldad, al odio. Morimos a nuestro propio yo para que sea Jesús quien viva en nosotros. Porque Él nos prometió vida, y en abundancia, y fuera de Cristo no la podemos hallar ¨Porque para mí el vivir es Cristo, y el morir es ganancia.¨ Filipenses 1:21 (Reina-Valera 1960). Si aún nos deleitamos en las cosas que no agradan a Dios, no lo estamos amando como Él se merece y como debería ser.
Ahora bien, lo mismo sucede cuando decidimos unir nuestras vidas a una pareja; en el momento de dar el sí, significa que has muerto para mirar y codiciar a otra persona que no sea tu pareja; mueres a la infidelidad, a los celos, al egoísmo, al coqueteo. Ya no piensas solo en ti sino en la persona que te acompañará el resto de tus días.

¿Cuál es la diferencia entre el Seol, el Hades, el infierno, el lago de fuego, el paraíso y el seno de Abraham?

Los diferentes términos utilizados en la Biblia para el cielo y el infierno — Seól, Hades, Gehena, el lago de fuego, el paraíso y el seno de Abraham — son objetos de mucho debate y pueden ser confusos.

La palabra "paraíso" se utiliza como sinónimo del "cielo" (2 Corintios 12:4Apocalipsis 2:7). Cuando Jesús estaba muriendo en la Cruz y uno de los ladrones, siendo crucificado con Él, le pidió misericordia, Jesús respondió, "De cierto te digo que hoy estarás conmigo en el paraíso." (Lucas 23:43). Jesús sabía que Su muerte era inminente y que pronto estaría en el cielo con Su Padre. Jesús habló del paraíso como un sinónimo del "cielo", y la palabra ha llegado a ser asociada a cualquier lugar de belleza ideal y deleite.


El seno de Abraham es mencionado una sola vez en la Biblia en la historia de Lázaro y el hombre rico (Lucas 16:19-31). Fue utilizado en el Talmud (libro sobre tradiciones judías) como un sinónimo para significar "el cielo". La imagen en la historia, es de Lázaro reclinado en una mesa, recostado cerca del pecho de Abraham, como en el banquete celestial Juan se recostó cerca del pecho de Jesús en la Última Cena. Existen diferencias de opinión sobre lo que representa exactamente el seno de Abraham. Quienes creen que el escenario de la historia es un período después de la muerte y resurrección del Mesías, ven el seno de Abraham como sinónimo para "el cielo". Quienes creen que el escenario es antes de la crucifixión ven "el seno de Abraham" como otro término para "el paraíso". El escenario es realmente irrelevante para el punto crucial de la historia, el cual es que hombres impíos verán a los justos en felicidad y ellos mismos en tormento, y que existe un "gran abismo" entre ellos (Lucas 16:26, NVI), que nunca va a ser atravesado.

¿Puede un creyente perder su Salvación?

¿Es posible que un creyente se pierda al no lograr vivir sin pecar?
1. El que se convierte al Señor Jesucristo, según Efesios 1:13-14, es sellado con el Espíritu Santo de la promesa, que es las arras hasta el día de la salvación. En otras palabras: el renacido recibe, de parte de Dios, una garantía de que Él lo guardará hasta el día de la salvación.
2. Según Juan 16:13 el Espíritu Santo nos guía a toda verdad. Un hombre que recibió al Espíritu Santo es salvo eternamente. El Señor Jesús dice expresamente en Juan 10:28 que nadie arrebatará a sus ovejas de Su mano, subrayándolo en el versículo 29: “…nadie las puede arrebatar de la mano de mi Padre”.
signoPero ahora se plantea la pregunta: “¿Qué pasa si peco a pesar de tener esta maravillosa posición de hijo de Dios?”, Juan responde a esta interrogante: “…y si alguno hubiere pecado, abogado tenemos para con el Padre, a Jesucristo el justo” (1 Juan 2:1). El creyente renacido y lleno del Espíritu Santo ha sido redimido de la culpa y del poder del pecado, pero no así aún de la presencia del mismo. Y en este punto fracasan muchos hijos de Dios por falta de conocimiento de la GLORIA de SU persona. Pero también está escrito: “Porque siete veces cae el justo, y vuelve a levantarse” (Proverbios 24:16). No obstante, la Biblia nos exhorta insistentemente, señalándonos que, por consciente desobediencia, podemos perder la “segunda bienaventuranza”. La “primera bienaventuranza” es la vida eterna que recibimos gratuitamente por la fe en Jesucristo, mas la “segunda bienaventuranza” es la recompensa que recibiremos.
La primera es imperdible mientras que la segunda se puede perder. Un padre carnal nunca puede negar que tiene un hijo o deshacer este hecho, pero puede desheredarlo. La “recompensa” o como lo expresa el Nuevo Testamento de varias maneras, “la corona”, o “la herencia” la obtenemos solo por seguir fielmente a Jesús (Romanos 8:17 y 1 Corintios 3:11 y ss. y también las ocho promesas para los vencedores en el Apocalipsis).