viernes, 15 de abril de 2016

Verdadera confianza

Tener confianza supone entregarse sin vacilar. Si tú todos los días miras a un equilibrista que atraviesa un precipicio de un lado a otro caminando sobre un cable, y alguien te pregunta si crees que él es capaz de pasar sobre el cable, tú vas a responder que sí, ya que has sido testigo de que él lo ha hecho. A esto se le llama creer.
Pero si alguien te pregunta si tú eres capaz de subirte a los hombros de aquel equilibrista y atravesar juntos el cable… estamos hablando de confianza.
Lo mismo sucede con Jesucristo. No basta solamente creer que Él es capaz de hacer milagros, es necesario confiar.
Por lo tanto, el verdadero significado de confiar es entregarse, confiar lo tuyo a alguien. ¿Cómo de dispuesto estás a entregar tu vida a Jesús?
La confianza se genera y crece a través del conocimiento. Habacuc sabía perfectamente de lo que era capaz Jehová Dios. Habacuc 3;14 Horadaste con sus propios dardos las cabezas de sus guerreros, que como tempestad acometieron para dispersarme.

Dios mío, Dios mío, ¿por qué me has desamparado?

Cerca de la hora novena, Jesús clamó a gran voz, diciendo: Elí, Elí, ¿lama sabactani? Esto es: Dios mío, Dios mío, ¿por qué me has desamparado? Mateo 27:46
Cristo padeció una sola vez por los pecados, el justo por los injustos, para llevarnos a Dios. 1 Pedro 3:18
¿Puede haber una expresión más dolorosa para aquel que siempre depositó su confianza en Dios? Ese clamor de Jesús en el momento más solemne de la crucifixión, ya aparece en el Salmo 22, el cual describe por anticipado sus sufrimientos expiatorios y el canto de victoria que le siguió.
El rey David había declarado: Joven fui, y he envejecido, y no he visto justo desamparado” (Salmo 37:25). Sin embargo, el único hombre perfectamente justo tuvo que ser abandonado… Durante las tres horas tenebrosas de la cruz, no se oyó ninguna respuesta; el abandono fue total, absoluto. Y al final, el silencio fue roto por el trágico y misterioso: “Dios mío, ¿por qué me has desamparado?”

El Plan Perfecto de Dios


Cita bíblica: Isaías 53
Alguna vez te has preguntado o le has exigido a Dios que te revele ¿cuál es el plan que tiene para ti? Sin duda que muchas veces, y puede suceder que aún no te ha mostrado nada o bien puede ser que ya te mostró qué es lo que quiere hacer contigo y a través de ti; pero quizás a ti no te gustó lo que te reveló, como aquel joven rico que quería ser seguidor del Señor pero el precio que debería pagar era para él muy elevado, y decidió mejor darse la vuelta y continuar su camino. 
Lo que muchos no terminamos de entender o aceptar es que el plan de Dios para cada uno de sus hijos, siempre será el mejor, es decir, va a ser siempre perfecto aunque para ti no sea el más indicado o el mejor. Es posible que estés atravesando el peor momento de tu existencia, y sientas que no encuentras la salida a la multitud de problemas en los que te encuentras inmerso; sientes que todo en un instante se te vino encima y que no hay nada más que hacer; ... pero si tú crees que Cristo Jesús vino para salvarte, entonces sabrás que Él cargo con todas tus debilidades, véanse temores, angustias, preocupaciones, deudas, sufrimientos, enfermedades, etc., ya que la Biblia dice, en este libro, que Él llevó nuestras enfermedades y sufrió por nuestros dolores. Por lo tanto, tú tienes que confiar en el Señor en que Él te levantará con su diestra poderosa y que saldrás como un soldado victorioso. 
En este libro en el verso 10, nuestro Dios nos revela cual era su PLAN PERFECTO PARA SU HIJO ¿Cuál era? Nada menos que aplastarlo y causarle dolor, ¡SÍ! Era necesario que nuestro Señor sufriera en la carne como todo ser humano; y eso es lo mismo que quiere hacer con todos aquellos que son sus hijos. 
No te asustes ni creas que nuestro Dios es malo o vengativo, no, lo que Él desea es que todos los que formamos parte de su familia seamos la viva imagen de Cristo Jesús, es decir, íntegros ante sus ojos. Al hablar de aplastar nos está diciendo que quiere doblegar o quebrantar en nosotros todo orgullo, vanidad, rebelión, desobediencia, soberbia, y todas las cosas negativas que aún conservamos en nuestro corazón, arraigadas muy profundamente en nuestra alma que hacen que no avancemos, o que todo lo que realizamos no prospere. 

Transformación con el nuevo pacto

La edificación de la Iglesia se manifiesta con la responsabilidad que cada uno de nosotros tiene para manifestar su obra; lo que Dios nos revela en esta generación.
La Palabra dice que para edificarla es: SIN RESURRECCIÓN NO HAY DISCÍPULOS.
Cuando la Biblia habla de discípulos, ¿de qué está hablando en realidad? Tiene que ver con la capacidad que tengamos de captar los conceptos de discipulado y llevarlos a la práctica en la vida diaria…
Consideremos las Palabras del apóstol Pablo en Gálatas 1:15 -24 Pero cuando agradó a Dios, que me apartó desde el vientre de mi madre y me llamó por su gracia, revelar a su Hijo en mí para que yo lo anunciara entre los gentiles, no consulté enseguida con carne y sangre, ni subí a Jerusalén a los que eran apóstoles antes que yo, sino que fui a Arabia, y regresé otra vez a Damasco. Tres años después, subí a Jerusalén para conocer a Pedro, y estuve con él quince días. Pero no vi a ningún otro de los apóstoles, sino a Jacobo, el hermano del Señor. En lo que os escribo, os aseguro delante de Dios que no miento. Después fui a las regiones de Siria y Cilicia. Pero todavía no era conocido en persona en las iglesias de Judea que eran en Cristo; sino que sólo oían decir: El que en otro tiempo nos perseguía, ahora predica la fe que en un tiempo quería destruir. Y glorificaban a Dios a causa de mí.”
Toda EDIFICACIÓN implica CAMBIO Y TRANSFORMACIÓN CONSTANTES 2ª. Corintios 3:16 – 18
La Transformación por Revelación es un Proceso INEVITABLE. Aún así, hay gente esperando que su vida cambie, eso sí, de la noche a la mañana, por algún evento o algo inesperado y mágico.
Pero tu vida no será transformada por un SUCESO; tu vida es transformada por un PROCESOPablo enseña que la revelación es por el Espíritu y habla de procesos: De Gloria en Gloria.
Este proceso es una acción activa y propulsora del Espíritu con la Palabra de Dios, que llega a ti para hacer una transformación a la imagen de Cristo y que el propósito de tu vida en Cristo se cumpla.