jueves, 14 de abril de 2016

La vida es un Desafío

¿Te has puesto a observar la actitud de los pájaros ante las adversidades? Están días y días haciendo su nido, recogiendo materiales a veces traídos desde largas distancias…
… Y cuando ya está terminado y están listos para poner los huevos, las inclemencias del tiempo o la obra del ser humano o de algún animal lo destruye, y tira por el suelo lo que con tanto esfuerzo logró…
¿Qué hace el pájaro? ¿Huye?, se paraliza?, ¿abandona la tarea?
De ninguna manera. Vuelve a comenzar, una y otra vez, hasta que en el nido aparecen los primeros huevos.
A veces, muchas veces, antes de que nazcan los pichones, 
algún animal, un niño o una tormenta, vuelve a destruir el nido, pero esta vez con su precioso contenido…
Duele volver a comenzar desde cero… Pero aun así el pájaro jamás enmudece ni retrocede, sigue cantando y construyendo, construyendo y cantando…

Revelación del verdadero amor

Amar es dar, el que ama da, no exige…
Y así es Dios, Él nos ama y Él nos da. Comprender este principio de amor nos coloca en la posición de entender el favor de Dios. Al hacerlo, la fe se fortalece y se convierte en un elemento clave de nuestra vida cotidiana…

Cuando tenemos esta revelación podemos declarar confiadamente que ¡El Señor va con nosotros como poderoso gigante que abre caminos! Y que todas las promesas de Dios se activarán en nosotros por fe.
Pero un momento… los principios de Dios funcionan cuando los honramos.
Por eso ya no es una cuestión de preguntarnos si somos lo suficientemente buenos para ser sanados, porque honramos el principio de la fe.
Entonces, somos santos porque Jesús es Santo, somos buenos porque Jesús es bueno. Ningún otro ha existido ni existirá que pueda ser totalmente santo o bueno. Ninguno.
Por eso Dios el Padre envió a su Hijo Jesús para que los que confiamos en Él tuviéramos el mérito, no el propio, sino por el cuerpo de Jesús, porque por medio de Él obtenemos la vida eterna; y por la fe puesta en Él, honrando Sus principios, nos hacemos merecedores de todas las bendiciones.
– Hay perdón… pero no porque hay dinero para comprarlo, sino porque Jesús pagó el precio.
– Somos sanados… no porque hacemos buenas obras, sino por el precio de la cruz.
– Tenemos vida y vida en abundancia… no porque “oremos bonito” o porque sigamos formulas religiosas, sino porque es promesa de Dios.
- Recibimos grandes bendiciones… no porque seamos mejores que otros, ni porque le damos ayuda a los demás, sino porque estamos aprobados en Jesús.

Como ladrón

como ladron en la nocheLos diarios, la televisión y la radio, a diario divulgan diferentes tipos de informaciones. Es común oír y ver en estos días, noticias que tienen que ver con la delincuencia. 
Hace un tiempo dos tipos comenzaron a rondar en un barrio, buscando una casa que les permitiera entrar a robar. Habiendo seleccionado un chalet muy bonito, regresaron de madrugada y saltando un muro se dispusieron a robar. Buscaron en varias ventanas la posibilidad de entrar a la propiedad, hasta que encontraron una que les fue fácil abrir, y uno de ellos se introdujo al interior. La familia dormía plácidamente, ajena al peligro que se cernía sobre ellos. El delincuente con una pequeña linterna, comenzó a meter en el saco que portaba, los artículos que consideraba de fácil reducción. 
La casa era de dos pisos. Entregó a su compañero el saco, y le indicó que subiría. Descalzo, subió las escaleras y entró al dormitorio matrimonial, donde a un costado de la cama estaba una cuna con un bebé durmiendo. Tomó lo que pudo, y cuando se disponía a bajar, la criatura se movió y a punto de llorar, rápidamente el ladrón tomó la cuna y comenzó a mecerla, y el bebé volvió a quedarse dormido. Ambos ladrones alcanzaron la calle con un buen botín.

Un mundo secuestrado

¿Saben ustedes que vivimos en un mundo secuestrado? Sorprende que la gente no se dé cuenta de esto a pesar de que es el secuestro más colosal de todos los tiempos. El gran secuestrador es Satanás y la víctima de este gran secuestro es el planeta Tierra.
Recordemos que Dios puso al ser humano en el hermoso huerto del Edén, y allí en medio, había dos árboles simbólicos con un enorme significado. Adán no tenía vida eterna, pero Dios se la ofreció por medio del árbol de la vida.

El otro árbol era el de la Ciencia del bien y del mal. Dios se encargó de explicar al hombre qué sucedería si comían de ese fruto, pero aquí entró en acción el gran secuestrador. Se acercó a Eva cuando estaba sola y le tentó a comer de aquel fruto prohibido. Eva creyó a Satanás y desechó el criterio de Dios, y luego Adán hizo lo mismo. Desde entonces empezó el secuestro más grande de la historia.
No obstante, a partir de ese momento Dios dispuso que se pagase el precio de rescate para liberar al ser humano. Precisamente, Jesucristo pagó aquel precio con su vida. Ahora tenemos nuevo acceso al árbol de la vida (1 Corintios 15:22).