martes, 29 de marzo de 2016

El valor de una Oración

Señor…
…Ayúdame a decir la verdad delante de los fuertes y a no decir mentiras para ganarme el aplauso de los débiles.
Si me das fortuna, no me quites la razón.
Si me das éxito, no me quites la humildad.
Si me das humildad, no me quites la dignidad.
Ayúdame siempre a ver la otra cara de la medalla, no me dejes inculpar de traición a los demás por no pensar igual que yo.
Enséñame a querer a la gente como a mí mismo y a no juzgarme como tampoco a los demás.
No me dejes caer en el orgullo si triunfo, ni en la desesperación si fracaso. Más bien recuérdame que el fracaso es la experiencia que precede al triunfo.
Enséñame que perdonar es un signo de grandeza y que la venganza es una señal de bajeza.
Si me quitas el éxito, déjame fuerzas para aprender del fracaso.
Si yo ofendiera a la gente, dame valor para disculparme y si la gente me ofende, dame valor para perdonar.
¡Señor…si yo me olvido de ti, Tú por favor, nunca te olvides de mí !

El ojo que todo lo ve

“…Porque nada hay encubierto, que no haya de descubrirse; ni oculto, que no haya de saberse…” Lucas 12:2 
Al contemplar las multitudes que le seguían para oírle, Jesús advirtió a sus discípulos que se cuidaran de la hipocresía de los fariseos, es decir, aparentar bondad cuando sus corazones se hallaban lejos de Dios. (Verso 1) Los fariseos no podían mantener sus actitudes ocultas para siempre.
Su egoísmo crecería como la levadura, y muy pronto quedarían expuestos a lo que en verdad eran. Jesús en este versículo, mostraba que no hay nada que pueda ocultarse y que permanezca. Dios todo lo sabe, Él es omnisciente, omnipresente, todo lo conoce, no hay nada que uno haya hecho aquí en esta tierra que Él no lo sepa, no podemos ocultarnos de Dios; por eso el salmista David decía “¿a dónde me iré de tu Espíritu?” (Salmos 139:7).
David entendió que era imposible esconderse de Dios. Si sigues leyendo todo el salmo te darás cuenta que en los lugares que David mencionaba, allí Dios estaba hasta debajo del mar. Por eso él también dice en el Salmo 24: “de Jehová es la tierra y su plenitud, el mundo y los que en él habitan.” Salmo 24;1
Todo le pertenece y al pertenecerle a Él todo por derecho, conoce cada rincón y escondite de este mundo ¿Entonces dónde podremos escondernos de su presencia? No podemos, (2 Crónicas 19:9) el ojo que todo lo ve, los ojos de Dios contemplan toda la tierra, y si es así, lo que hagamos tú y yo lo está viendo Dios. Podremos escondernos de nuestros padres, de los pastores, y demás personas pero de Dios no podremos, podremos engañar a todo el mundo pero a Dios no.

Buscar en el lugar correcto

“Él les dijo: Echad la red a la derecha de la barca, y hallaréis. Entonces la echaron, y ya no la podían sacar, por la gran cantidad de peces” (Juan 21.6).
Muchas personas buscan, en algunos casos de forma exhaustiva, pero en el lugar incorrecto, y por eso no logran hallar. Es clave analizar si estamos buscando en el lugar correcto y, si no es así, debemos reorientar nuestra búsqueda inmediatamente.
Ante la pesca milagrosa, la red no fue echada en cualquier sitio sino a la derecha, o sea, en el lugar correcto en el que debía echarse. Lo mismo sucede ante lo que te dispongas a obtener: deberás buscarlo en el lugar correcto para poder encontrarlo.

¿Cuál es la diferencia entre un talento y un don espiritual?

Existen similitudes y diferencias entre talentos y dones espirituales. Ambos son regalos de Dios, y ambos incrementan su efectividad con el uso. Están para ser usados en beneficio de otros, no para propósitos egoístas. 1 Corintios 12:7 dice que los dones espirituales son otorgados para edificar a otros… no a uno mismo. 
Así como los dos grandes mandamientos tratan de amar a Dios y a los demás, consecuentemente, uno debe usar sus talentos para ese propósito. Pero los talentos y dones espirituales difieren en a quién fueron dados y cuándo. A una persona, sin importar su creencia en Dios o en Cristo, le es dado un talento natural como resultado de una combinación genética (algunos tienen una habilidad natural para la música, arte, o matemáticas) o su medio ambiente (crecer en una familia musical lo ayudará a uno a desarrollar un talento por la música), o porque Dios deseó dotar a ciertos individuos con ciertos talentos (por ejemplo, a Bazeleel en Éxodo 31:1-6). En cambio, los dones espirituales son dados a los creyentes por el Espíritu Santo (Romanos 12:3, 6) en el momento de poner su fe en Cristo para el perdón de sus pecados. En ese momento, el Espíritu Santo le otorga al nuevo creyente el o los dones espirituales que Él desea que tenga (1 Corintios 12:11). Hay tres listas principales de dones espirituales…
Romanos 12:3;8 relaciona los dones espirituales de la siguiente manera: profecía, servicio (en un sentido general), enseñanza, exhortación, generosidad, liderazgo, y mostrar misericordia. 
1 Corintios 12:8;11 relaciona los dones como: palabra de sabiduría (la habilidad de comunicar sabiduría espiritual), palabra de ciencia (la habilidad de comunicar la verdad práctica), fe (una dependencia inusual de Dios), dones de sanidades, de milagros, de profecía, de discernimiento de espíritus, de lenguas, (la habilidad para hablar un lenguaje que uno no ha estudiado), y la interpretación de lenguas. 
La tercera lista se encuentra en Efesios 4:10;12, la cual habla de Dios concediendo a Su iglesia apóstoles, profetas, evangelistas, pastores y maestros. Está también la pregunta acerca de cuántos dones espirituales hay, ya que no hay dos listas iguales. También es posible que las listas bíblicas no los abarquen todos, y que haya dones espirituales adicionales tras los mencionados en la Biblia.