Odia vivir debiendo y quizá se pregunta si Dios le está castigando. ¿Por qué no mejoran las cosas?
El mundo en el que vivimos está enfermo, marcado por el pecado, y por eso la vida no siempre es como desearíamos que fuera. Mas al mismo tiempo, Dios siempre tiene algo que enseñarnos cuando enfrentamos problemas y adversidad. Él puede usar la dureza de las experiencias de la vida para moldear las nuestras y transformarnos en lo que Él quiere que seamos. ¿Le ha preguntado a Dios qué es lo quiere hacer en su vida a través de esa experiencia? La Biblia dice, “Muéstrame, oh Jehová, tus caminos; Enséñame tus sendas” (Salmos 25:4).
Todo lo que tenemos, incluso el dinero, viene de Dios. El dinero no es algo malo, pero puede serlo si se le da un mal uso. A veces lleva a la avaricia, al orgullo, al materialismo y es fácil ponerlo en primer lugar en nuestras vidas. Algunas veces las pérdidas inesperadas o los gastos no planeados pueden derivar en problemas monetarios, tentándonos a la preocupación. Pero debemos recordar mantener a Dios como el primero en nuestros corazones y en nuestras vidas.