lunes, 8 de febrero de 2016

Lentes para el alma

APOCALIPSIS 3:18 “Por tanto, yo te aconsejo que de mí compres oro refinado en fuego para que seas rico, y vestiduras blancas para vestirte, y que no se descubra la vergüenza de tu desnudez; y unge tus ojos con colirio para que veas.”
Paula, una niña de 12 años, visitaba por primera vez al optometrista, quien le diagnosticó miopía en ambos ojos.
- ¿Sientes que no puedes ver bien de lejos?, le dijo el doctor.
- Sí, se me dificulta mucho hacerlo, afirmó Paula.
- Te sientes muy mal por esto, ¿verdad?, dijo el doctor. 
- Sí, a lo que más me afecta es que no puedo distinguir a cierta distancia, el rostro de algunas personas, ni observar de lejos el amanecer, las cosas se me vuelven cada vez más borrosas, y todo a mi alrededor parece muy confuso, afirmó Paula, triste y preocupada por lo que le ocurría.
- Bueno, para esto hay solución, te haré unas lentes de acuerdo a tu problema, para que las utilices permanentemente, y esto te ayudará a ver mejor.

Jesús dijo: Haced esto en Memoría de Mí

Haced esto en memoria de mí.... Todas las veces que comiereis este pan, y bebiereis esta copa, la muerte del Señor anunciáis hasta que él venga. 1 Corintios 11:24, 26.
La noche antes de que nuestro Señor fuera crucificado, Él instituyó la cena en Su memoria. El apóstol Pablo escribió a los Corintios lo que el Señor le había comunicado a ese respecto. Como esta carta vale también para “todos los que en cualquier lugar invocan el nombre de nuestro Señor Jesucristo” (1 Corintios 1:2), las instrucciones acerca de la Cena son válidas para todos los cristianos en todas las épocas.
El pan, por el que el Señor dio las gracias y luego partió, representa la imagen de su Persona, es decir, de su vida y de su muerte: “Esto es mi cuerpo que por vosotros es partido; haced esto en memoria de mí”. De la copa Él dijo: “Esta copa es el nuevo pacto en mi sangre; haced esto todas las veces que la bebiereis, en memoria de mí” (1 Corintios 11:24-26). La copa más bien representa la obra salvadora y todos los efectos de ésta para nosotros, para Israel y para toda la creación.
Al comer el pan y beber la copa anunciamos la muerte del Señor, como único fundamento de la salvación de nuestros pecados. Lo hacemos delante de Dios, de los ángeles y de los seres humanos.
A este recordatorio hay que sumarle la esperanza del retorno de nuestro amado Señor. Llegará el momento en que la tomemos por última vez. Cuando estemos con Él, no necesitaremos más esos recuerdos. Entonces Él se hallará ante nuestras miradas como “el Cordero que fue inmolado” (Apocalipsis 5:12).


Tiempo de seguirlo

Tal parece que nosotros, los seres humanos, nos empeñamos en observar con mucho cuidado el andar que tienen los demás, cómo hablan, cómo se comportan en diversas situaciones de sus vidas, cuando obviamos, puede que de manera premeditada, nuestro propio andar y responsabilidad. Casi como un niño, que asignándole su madre una tarea del hogar, se queja de por qué su hermano no realiza la tarea que a él le están a encomendando.
En las congregaciones cristianas de hoy en día, muchas de ellas con gran cantidad de miembros, podemos, si observamos con detalle, encontrar personas con talentos, dones, ministerios y muchas cosas más que poner al servicio de la obra de Dios.
Pero, ¿qué hay de mis talentos, mis dones, mi ministerio, mi llamado y todo lo que Dios me ha dado para ponerlo a su servicio?
Decimos que fulanito tiene un talento hermoso para Dios, pero Él está esperando que tus talentos se pongan en acción, como que tengas una bonita voz, que actúes bien, que seas bueno para el mantenimiento (limpieza) o para administrar, todo para alabanza de su gloria… No entierres tu talento pensando que alguien más debería realizar dichas tareas, dejándote muchas veces llevar por el miedo, como la parábola de aquellos siervos a los que les fueron entregado talentos para hacerlos producir, y solo uno de ellos tuvo miedo y lo enterró. Mateo 25:14-30. Así que a cobrar ánimo para poner todas tus capacidades al servicio de Dios, y de cierto serás recompensado.
Y si de un don espiritual se trata, aquí es donde muchos creyentes titubean ya que saben de la gran responsabilidad de usar bien los dones. Ésta no es razón para estancarse ya que la ayuda de Dios, el estudio de la Palabra y el consejo de los líderes, nos dan la confianza para actuar. ¿Te gusta dar?, pues hazlo generosamente; ¿servir?, entonces ponte en acción. Lee Romanos 12:6-8 y 1 Corintios 12:7-11, y allí veras que quizá tengas algo que aportar para el crecimiento de otros creyentes.

Tentación

Todo cristiano enfrenta la tentación. Incluso Jesús fue tentado. Entonces, ¿cómo se puede resistir a la tentación en vez de ceder y, así, mantenerse fuerte?
Piénselo de esta manera: ¿Jugó alguna vez con un par de imanes cuando era un niño? Si es así, se acordará de que cuanto más se acercaban el uno al otro, más difícil era separarlos... o juntarlos.
La tentación es algo así. Cuanto más pienses en ello y cuanto más cerca permitas que esté, más fuerte será su atracción. De hecho, si no tienes cuidado, llegará la hora en la que va a ser casi imposible alejarte de ella. ¡No dejes que eso suceda!
El primer paso que debes tomar es huir de todo lo que es tentador para ti. Mantente tan lejos de ello como sea posible. El apóstol Pablo le dijo a su joven amigo Timoteo, “Huye de las malas pasiones de la juventud, y esmérate en seguir la justicia, la fe, el amor y la paz, junto con los que invocan al Señor con un corazón limpio” (2 Timoteo 2:22).
Asimismo, recuerda que nuestros pensamientos son tan importantes como nuestras acciones. De hecho, Jesús tuvo palabras fuertes para la gente que era justa por fuera, pero corrupta por dentro. Una de las razones es porque nuestras acciones suelen comenzar con nuestros pensamientos. La Biblia dice: ”Porque del corazón salen los malos pensamientos, los homicidios, los adulterios, la inmoralidad sexual, los robos, los falsos testimonios y las calumnias.” (Mateo 15:19).