lunes, 1 de febrero de 2016

Se acabarán las lágrimas

Nos gustaría que el mundo fuera para nosotros un lugar acogedor, lleno de momentos de satisfacción y desprovisto por completo, de los contratiempos propios de estos tiempos. En cuanto nos despertamos y encendemos la radio o la T.V para oír las noticias, el mundo con su dura crudeza, nos golpea el rostro sin misericordia. Muertes en Iraq, enfrentamientos en la franja de Gaza en la que se nos quiere presentar a un Israel asesino violentando el derecho de los “pobres” palestinos, por no dejar de mencionar los asesinatos masivos de cristianos, perpetrados por los miembros del llamado estado Islámico. En fin, estas y muchas otras malas noticias nos llegan una y otra vez a través de los medios de comunicación. Sin duda todo este panorama nos golpea, hasta el punto de llegar a la triste conclusión de que este mundo no tiene para nosotros, ningún atractivo.
Si tuviéramos que buscar una sola razón para aferrarnos a la vida, tendríamos que dejar por sentado inicialmente, que no vale la pena empeñarnos en ese aferramiento, porque este mundo está plagado de malas noticias y de sinsabores. Solo existe un oasis para calmar la sed de realización, éxitos y satisfacción que como un fardo pesado cargamos todos a cuestas, y ese oasis solo se puede encontrar en los brazos siempre tiernos del Amado.
Jesús ha prometido llevar nuestras cargas, ser nuestro amigo, llenarnos con su presencia y ayudarnos en las debilidades por el puro afecto de su voluntad. A nosotros, que durante mucho tiempo le volvemos el rostro, le blasfemamos y le consideramos un personaje místico, histórico e intrascendente para nuestras vidas.
A pesar de ser tan desagradecidos, yo hoy sé algo que me anima a vivir, y es que Él no es ajeno a lo que ocurre en este mundo. Por esta razón puedo contar cada acontecimiento negativo de mi vida como un escalón más que asciendo, hasta el día definitivo que Él me lleve a su presencia, cuando enjugará cada lágrima derramada por aquellos que le consideraron el rey de sus vidas.

Cristo venció a la muerte

Ha resucitado el Señor verdaderamente, y ha aparecido a Simón. Lucas 24:34
Porque si creemos que Jesús murió y resucitó, así también traerá Dios con Jesús a los que durmieron en él. 1 Tesalonicenses 4:14
Alentaos los unos a los otros con estas palabras. 1 Tesalonicenses 4:18
El fallecimiento de un familiar siempre es un momento muy difícil. ¡Cuánto sufrimiento produce la separación definitiva de un ser querido!... Algunas personas se ven embargadas por la tristeza, otras se endurecen o se rebelan… El cristiano que entierra a uno de sus hermanos en la fe también llora, pero tiene una esperanza. Un consuelo.

Amistad, Exprésala..

Cierto día, una maestra pidió a sus alumnos que pusieran los nombres de sus compañeros de clase en una hoja de papel, dejando un espacio entre los nombres. Después les pidió que pensaran en la cosa más bonita que pudieran decir de cada uno de sus compañeros, y que lo escribieran debajo de su nombre.
Llevó el resto del tiempo de la clase la tarea encomendada hasta poder terminar lo pedido, y a medida que los alumnos dejaban el aula, entregaban a la maestra la hoja de papel.
Durante el fin de semana, la maestra escribió el nombre de cada uno de sus alumnos en hojas separadas de papel y copió en ella, todas las cosas lindas que cada uno de sus compañeros habían escrito acerca de él.
Llegó el lunes, y entregó a cada alumno su lista. Casi inmediatamente, toda la clase estaba sonriendo. “¿Es verdad?”, escuchó a alguien diciendo casi como en un susurro. “Yo nunca supe que podía significar algo para alguien”. “Yo no sabía que mis compañeros me querían tanto”, eran los comentarios.
Nadie volvió a mencionar aquellos papeles en la clase. La maestra nunca supo si ellos comentaron su contenido con alguno de sus compañeros o con sus padres, pero eso no era lo importante. El ejercicio había cumplido su propósito. Los alumnos estaban felices consigo mismos y con sus compañeros.
Aquel grupo de alumnos siguió adelante y progresó. Años más tarde, uno de los estudiantes murió en Vietnam y la maestra asistió a su funeral. Nunca antes había visto a un soldado en su ataúd militar. Se le veía muy hermoso. La iglesia estaba llena con sus amigos, y uno a uno de aquellos que tanto lo apreciaban, caminaron silenciosamente para darle una última mirada. La maestra fue la última en acercarse al ataúd. Mientras estaba allí, uno de los soldados que actuaba como guardia de honor, se acercó a ella y le preguntó: “¿Era usted la profesora de matemáticas de Marcos?” Ella balbuceó: “Sí”. Entonces él dijo: “Marcos hablaba mucho acerca de usted”.
Después del funeral la mayoría de los ex-compañeros de Marcos fueron juntos a una merienda. Allí estaban también los padres de Marcos, obviamente deseando hablar con su profesora. “Queríamos mostrarle algo”, dijo el padre, sacando del bolsillo una billetera. “La encontraron en la ropa de Marcos cuando murió. Pensamos que tal vez usted la reconocería”, dijo.
Abriendo la billetera, sacó cuidadosamente dos pedazos de papel gastados que él había arreglado con cinta. Se veía que la billetera había sido abierta y cerrada muchas veces. La maestra se dio cuenta aún sin mirar con detenimiento, que era la hoja en la que ella había registrado todas las cosas lindas que los compañeros de Marcos habían escrito acerca de él.
“Gracias por haber hecho lo que hizo”, dijo la madre de Marcos. “Como usted ve Marcos la guardaba como un tesoro”.
Todos los ex compañeros de Marcos comenzaron a juntarse alrededor. Carlos sonrió y dijo tímidamente: “Yo todavía tengo mi lista. La tengo en el cajón superior, de un armario que tengo en mi escritorio”. La esposa de Felipe dijo: “Felipe me pidió que pusiera la suya en el álbum de fotos de la boda”. “Yo tengo la mía también”, dijo Marilyn. “Está en mi diario”. Entonces, Victoria, otra de sus compañeras, metió la mano en su cartera, sacó una billetera y mostró al grupo su gastada y arrugada lista. “Yo la llevo conmigo todo el tiempo” y sin ni siquiera pestañear, dijo: “Yo creo que todos hemos conservado nuestras listas.
Fue entonces cuando la maestra se sentó y lloró. Lloró por Marcos y por todos sus compañeros. No lo volverían a ver.

Los perdidos

“Pues el Hijo del Hombre vino a buscar y a salvar a los que están perdidos.”
Lucas 19:10 (NTV).
los perdidosEscondidos en los túneles de las cavernas y después de un derrumbe, se encontraban desesperados unos exploradores novatos. Después de dos días de búsqueda sin resultados favorables, el departamento de rescate decidió contactar con el que seguramente no fallaría, un guía que pasó la mayor parte de su vida recorriendo las cavernas. En cuestión de horas él logró encontrar aún con vida, a los que se habían perdido. Los excursionistas, en una entrevista, declararon que simplemente ignoraron las señales de advertencia y de repente todo se derrumbó sobre ellos.
De la misma manera, solo Jesucristo puede rescatar a los que están perdidos. A aquellos cuyas vidas han sido arruinadas por las consecuencias de sus malas decisiones y pecados. JESÚS es el logotipo mismo, DIOS, que por medio de Él fue creado todo lo que existe. Incluyendo las vidas de todas las personas.