martes, 5 de enero de 2016

El Rescate de la Condición Original

El hombre, en su inmensa arrogancia, abriga con la ciencia su terquedad de corazón. Somos hechos a imagen y semejanza de nuestro Padre, pero recuerden, hermanos míos, que somos una copia imperfecta y finita de algo inconmensurable, infinito, inigualable, y sin embargo, intrascendental por nuestra parte. Son precisamente las cualidades del Padre las que anhelan los hombres, de espíritu rebelde; quieren sus cualidades, sí, pero no cumplen sus mandamientos.
Queremos llegar a la inmortalidad matando, llegar a la sabiduría ocultando, llegar a los cielos aunque para ello tengamos que quemar la tierra. Ese es el camino por donde anda transitando una gran parte de nuestros congéneres. Vemos y valoramos, en esta edad, cómo la ciencia es el arma empleada por los hombres, pero la ciencia aniquila, disminuye, empobrece, resta. 
Nada es dado a cambio de nada, o sea, el día que el hombre acepte la palabra del Padre, cuando la historia sea consumada, cuando sea la hora del fin de las cosas, aquellos que prevalecerán serán los que han andado por el camino angosto sin sentarse a descansar, aunque sus pies estén agrietados; serán los que así hayan sido. Verán, reconocerán, admirarán, y entonces dirán: la Gloria de Dios es abundante, compensadora y suficiente, fuera de ella todo carece de fundamento.
El Padre Celestial creó al hombre y a la mujer para que multiplicaran la humanidad, la más preciada de sus obras, para que se multiplicaran en número al amparo de su Gloria por toda la eternidad. Este fue y sigue siendo el objetivo del Padre para nosotros.
¡Oh padre tan misericordioso, tan magnánimo, que creas pero creas con libertad, que no pides nada a cambio de la vida que das, no pides nada por los dones que regalas, el bien solo en el bien se sustenta!

Prevención espiritual

Hoy en día, en materia de salud se habla mucho sobre medicina preventiva.
Hay un dicho popular que dice: más vale prevenir que lamentar.
La medicina preventiva consiste en acudir al médico antes de enfermarse, para prevenir y así no llegar a sufrir la enfermedad.
Las entidades de salud gastan menos dinero tratando de prevenir una enfermedad, que cuando tienen que tratar de curar, operar o iniciar un tratamiento.
En el mundo espiritual sucede igual. Dios no nos quiere destruir. Ezequiel 33: 11 “Diles: Vivo yo, dice Jehová el Señor, que no quiero la muerte del impío, sino que se vuelva el impío de su camino, y que viva. Volveos, volveos de vuestros malos caminos; ¿por qué moriréis, oh casa de Israel?”
Por eso Él primero nos advierte, Él quiere que nos arrepintamos a tiempo, que lo busquemos mientras todavía pueda ser hallado. Isaías 55:6 “Buscad a Jehová mientras puede ser hallado, llamadle en tanto que está cercano.  55:7 Deje el impío su camino, y el hombre inicuo sus pensamientos, y vuélvase a Jehová, el cual tendrá de él misericordia, y al Dios nuestro, el cual será amplio en perdonar. ”

Solo Hechos

Hubo una vez un hombre indigente, al que John Wesley calificó de miserable y profesaba poco respeto hacia él. Se sentía superior a ese hombre y en una ocasión, en la que aportó muy poco a la respetable organización de caridad a la que ayudaba, Wesley lo criticó abiertamente.
No mucho tiempo después, el caballero visitó a Wesley. Este último quedó sorprendido al escuchar a aquel hombre, a quien había catalogado como tacaño, y que ya durante varias semanas venía subsistiendo con lo imprescindible. Le contó que tiempo atrás contrajo grandes deudas, pero desde su conversión decidió pagar hasta el último céntimo a sus acreedores. También le explicó que por ello, no compraba nada para su satisfacción personal y gastaba solo en lo más elemental.
Cristo me ha convertido en un hombre honesto, dijo, y por tener que afrontar muchos compromisos, puedo dar  muy pocas ofrendas adicionales al diezmo. Tengo que saldar cualquier responsabilidad con mis vecinos y amigos, y mostrarles que la gracia de Dios puede obrar en el corazón de cualquier hombre, un hombre como yo, que una vez fue deshonesto.

Vivir o Morir Por Cristo

“Porque para mí el vivir es Cristo, y el morir, ganancia.” – Filipenses 1:21

Cuando Pablo escribió acerca del vivir o morir a la Iglesia de Filipos, estaba preso. A pesar de estar encarcelado, esta carta está escrita con mucha alegría a una iglesia muy generosa en ofrendas y amor. El primer capítulo de su carta es el más personal, y él va a compartir la paradoja a la que muchos creyentes se enfrentan hoy en día: Parece como si estuviéramos atrapados entre dos mundos … éste en el que tenemos mucho trabajo que hacer para Cristo, y el otro, donde estaremos siempre con el Señor. Él dice en un pasaje posterior “Porque de ambas cosas estoy puesto en estrecho, teniendo deseo de partir y estar con Cristo, lo cual es muchísimo mejor; pero quedar en la carne es más necesario por causa de vosotros”. (Filipenses 1:23-24)
Es fácil de entender lo que está diciendo Pablo. Conforme pasa el tiempo y se pasa más tiempo en este mundo, se espera con ansias el Cielo, se sueña con ver a Jesús cara a cara, se espera que no exista más llanto y tener una visión perfecta de Él. Sin dolores de cabeza, solo coronas en la misma. Con muchos deseos de cantar con los ángeles y echar esas coronas a los pies del Salvador.
Pero también con ganas de pasar tiempo con la familia aquí en la tierra. Se esperan momentos para leer la Biblia a los hijos o nietos y enseñarles canciones de adoración a Dios. Se esperan momentos de adoración en la iglesia y escuchar sus dulces voces cantando en voz alta por amor al Señor. Me encanta tener buenos recuerdos y planificar para el futuro.
Debemos desear las cosas del Cielo, mientras pasamos tiempo aquí en nuestra morada temporal. Y cuanto más cerca caminamos con el Señor, más esperamos y más cerca estamos del Cielo. Es como vivir con nostalgia, ya que como creyentes estamos“obligados” a estar en este lugar imperfecto, deseando, al mismo tiempo, estar en ese lugar perfecto donde nuestro Padre vive: nuestra casa.