lunes, 29 de febrero de 2016

Lo íntimo del corazón

1 Pedro 3:4 habla de “lo íntimo del corazón”, lo cual se refiere a que la persona real está oculta bajo su apariencia. Cuando nos relacionamos los unos con los otros, debemos esforzarnos por conocer quiénes son realmente los otros, su interior, y no hacer juicios rápidos contra ellos o juzgar según su apariencia. Cuando no nos esforzamos por conocer “lo íntimo del corazón”, nos equivocamos de una de estas dos maneras: 1) aprobamos a alguien porque parece ser lo que no es; o 2) desaprobamos a alguien por su apariencia o por sus acciones, cuando realmente en su interior, ese individuo es una persona maravillosa.
Todos tenemos nuestras pequeñas rarezas o ciertas acciones, comportamientos y maneras que otras personas no comprenden fácilmente. Dios mismo no juzga por las apariencias, y debemos seguir su ejemplo (1 Samuel 16:7).
David jamás hubiera sido elegido por el hombre para ser rey, pero Dios miraba su corazón. Hasta su propia familia lo hacía de menos. ¡Ni siquiera lo habían incluido en el proceso de selección (1 Samuel 19:1-13)! Pero el Señor vio el corazón de David, el corazón de un pastor. Dios vio a un adorador, a alguien con un corazón conforme al suyo, alguien que era maleable y amoldable en sus manos. Esas son las cualidades que busca en nosotros.
Suelo pensar en las geodas, rocas rústicas, de fea apariencia, que parecen horrorosas en su exterior pero son absolutamente espléndidas en su interior. Algunas son interiormente, verdaderas piedras preciosas, pero su exterior es rugoso y terriblemente falto de atractivo.

Mis Huellas Sucias

“El que ya se ha bañado no necesita lavarse más que los pies - le contestó Jesús -; pues ya todo su cuerpo está limpio. Y ustedes ya están limpios, aunque no todos.” Juan 13.10
Cuando estaba en la Universidad pasé un tiempo trabajando de voluntario en una iglesia en Hawai. Un día habíamos estado caminando en una zona en la que el suelo era barro rojizo oscuro.
No presté atención a lo sucios que se pusieron mis pies. De forma que cuando llegué a la casa de un amigo no dudé en quitarme las sandalias antes de entrar. Pero después de diez pasos me di cuenta que estaba dejando huellas rojas detrás de mí.
¡Vaya! No me había dado cuenta de lo verdaderamente sucio que estaba, pero en ese momento era visible ante todos la suciedad que tenía. Fui, me lavé y regresé a la casa.
La interacción que se dio en este versículo fue algo interesante. Jesús estaba lavando los pies de sus discípulos y a Pedro le estaba incomodando. Primero, no quería que Jesús lavara sus pies y dijo, “¡no solo los pies sino también las manos y la cabeza! Luego Jesús respondió con la declaración mencionada.

¿Quién es Dios? ¿Qué es Dios? ¿Cómo podemos conocer a Dios?

¿Quién es Dios? – El Hecho
El hecho de la existencia de Dios es ciertamente destacable, tanto a través de la creación como a través de la conciencia del hombre, al que la Biblia llama “necio” siendo ateo (Salmo 14:1). De acuerdo a esto, la Biblia nunca intenta probar la existencia de Dios; más bien, asume Su existencia desde el mismo inicio (Génesis 1:1). Lo que la Biblia hace es revelar la naturaleza, el carácter, y la obra de Dios.


¿Quién es Dios? – La Definición
Es de suma importancia entender correctamente a Dios, porque una falsa idea acerca de Dios es idolatría. En el Salmo 50:21, Dios reprueba al hombre impío con esta acusación: “Pensabas que de cierto sería yo como tú”. Para empezar, una buena manera de resumir la definición de lo que es Dios es “el Ser Supremo, el Creador y Gobernador de todo lo que hay, el Auto-existente que es perfecto en poder, bondad y sabiduría.” 

¿Quién es Dios? – Su Naturaleza
Sabemos que ciertas cosas acerca de Dios son verdad por una razón; por Su misericordia, Él ha condescendido en revelarnos algunas de Sus cualidades. Dios es espíritu, por naturaleza intangible (Juan 4:24). Dios es Uno, pero existe en tres Personas – Dios el Padre, Dios el Hijo, y Dios el Espíritu Santo (Mateo 3:16-17). Dios es infinito (1 Timoteo 1:17), incomparable (2 Samuel 7:22), e inmutable (Malaquías 3:6). Dios existe en todas partes (Salmo 139:7-12), sabe todas las cosas (Mateo 11:21), y tiene todo el poder y la autoridad (Efesios 1Apocalipsis 19:6).

Deja que Dios derribe de una vez por todas a tu Jericó

Los muros de Jericó eran inmensos. Rodeaban a la ciudad como una armadura, dos círculos de piedra concéntricos que se elevaban un total de 12.19 metros sobre el nivel del suelo. Impenetrable.
Los habitantes de Jericó eran feroces y crueles. Resistían todos los asedios y rechazaban a todos los invasores. Eran culpables de sacrificar niños. ¡Hasta quemaban a sus propios hijos en sus altares! (Deuteronomio 12.31). Eran como la Gestapo en versión de la Edad de Bronce, tiranos despiadados en los valles de Canaán.
Hasta el día en que Josué apareció. Hasta el día en que su ejército se puso en marcha. Hasta el día en que los ladrillos se agrietaron y las peñas se rompieron. Hasta el día en el que todo tembló… las piedras de los muros, las rodillas del rey y las muelas de los soldados. El fuerte impenetrable se topó con la fuerza imparable. La poderosa Jericó se desmoronó.

domingo, 28 de febrero de 2016

Reconocer Su voz

JUAN 10:3-5  “El portero le abre la puerta, y las ovejas oyen Su voz. Llama por nombre a las ovejas y las saca del redil.  Cuando ya ha sacado a todas las que son suyas, va delante de ellas, y las ovejas lo siguen porque reconocen Su voz.  Pero a un desconocido jamás lo siguen; más bien, huyen de él porque no reconocen voces extrañas”.
¿Alguna vez has estado en un automóvil con alguien que está buscando una emisora determinada en la radio? Mientras afina constantemente la frecuencia, ladea su oído para escuchar cuidadosamente. Descarta una estación tras otra, hasta que escucha la voz familiar que ha estado buscando.
pastoreio-daviPues igualmente en nuestra vida cristiana, debemos reflexionar sobre la importancia de reconocer la voz de Dios y descartar otras. Al tomar decisiones, necesitamos estar seguros de que escuchamos a la Persona adecuada. La Biblia nos asegura que, como creyentes, podemos distinguir la voz de Dios de todas los demás. ¿Cuáles son algunas de las condiciones para reconocer Su voz?
Estar en la banda correcta. La voz del Señor se escucha en toda la Biblia. Dedica tiempo para conectarte con Dios por medio de Su Palabra. Deja que el Espíritu Santo te recuerde las verdades relacionadas con tu situación.
- Sintonizar la estación correcta. Dios siempre dice palabras congruentes con las Sagradas Escrituras. ÉL nunca las contradirá. Compara lo que tú estés escuchando con Su Palabra, y busca el consejo piadoso para asegurarte de que tienes la dirección de Dios.
Estar dispuesto a hacer los ajustes necesarios. A veces, lo que Dios nos dice puede parecer ilógico según el razonamiento humano. Puede ser tentador despreciar una voz que no está de acuerdo con nuestras ideas y deseos, pero los hijos de Dios necesitamos seguir Sus instrucciones, cueste lo que cueste.
Nuestro Salvador te está llamando, ¿te resulta fácil reconocer Su voz?
Para conocer Su voz mejor, dedica más tiempo a la lectura de Su Palabra. Hoy es un buen momento para comenzar a hacerlo.
Gracias Padre Celestial, porque Tú nos hablas a través de Tu Palabra, La Biblia. Ayúdame a encontrar cada día el momento para poder leerla y estudiarla con tranquilidad, y con la ayuda del Espíritu Santo, comprenderla y escuchar Tu voz. Te lo pido en el nombre del Cristo, amén.

Más que un sacrificio

Asombran ciertas actitudes que tiene el hombre, muchas de las cuales son el reflejo de su carácter pecador, de un corazón alejado de Dios Creador, lo que también es triste. Esta es una historia que habla de la actitud humana frente a determinadas situaciones.
sacrificioUn turista cristiano visitó China, y al visitar una de sus ciudades, se encontró con una muchedumbre que estaba alborotada por algo que, motivado por su curiosidad, determinó saber. La razón era que estaba siendo apedreado un hombre, y como no pudo escapar del lugar, tuvo que presenciar, obligado, aquél bárbaro acto. Las personas comentaban que merecía morir de ese modo tan brutal porque había sido sorprendido robando, pero lo que más llamó la atención al turista fue que mucha gente se reía y se burlaba del condenado mientras era apedreado.

La práctica de la presencia de Dios (4)

Y 4ª conversación que mantuvo Nicolás Hermann, el Padre Lorenzo, con Fray José de Beaufort.

El Hermano Lorenzo conversó conmigo muy frecuentemente, y con gran apertura de corazón, respecto a la manera de ir a Dios, de lo cual ya hemos mencionado algo. Me decía que todo consiste en una renuncia de corazón, a todas las cosas que nos impiden llegar a Dios. Podemos acostumbrarnos a conversar continuamente con Él con libertad y simplicidad. Para dirigirnos a Él a cada momento, solo necesitamos reconocer íntimamente que Dios está presente con nosotros, y que podemos pedir su ayuda para conocer su voluntad en cosas dudosas y para hacer correctamente aquellas otras que entendemos claramente lo que Él requiere de nosotros. En nuestra conversación con Dios, también deberíamos alabarlo, adorarlo y amarlo por su infinita bondad y perfección. Sin desanimarnos por la suma de nuestro pecados, deberíamos orar pidiendo su gracia con una confianza perfecta, confiando en los méritos infinitos de nuestro Señor, porque Dios nunca deja de ofrecernos su gracia continuamente. El Hermano Lorenzo percibió esto con gran claridad. Dios nunca dejó de ofrecerle su gracia excepto cuando sus pensamientos comenzaban a vagar y perdían su sentido de la presencia de Dios, o cuando se olvidaba de pedirle ayuda. 

Cuando no tenemos otro propósito en la vida excepto el de agradarle, Dios siempre nos da luz en nuestras dudas. Nuestra santificación no depende de un cambio de actividades, sino de hacer para la gloria de Dios, todo aquello que normalmente hacemos para nosotros mismos. Él pensaba que era lamentable ver como mucha gente confundía los medios con el fin, dedicándose a hacer ciertas cosas que hacían muy imperfectamente, debido a sus consideraciones humanas egoístas. El método más excelente que había encontrado para ir a Dios era el de hacer las cosas más normales sin tratar de agradar a los hombres, sino puramente por amor a Dios. 

El Hermano Lorenzo sentía que era un gran engaño pensar que los momentos dedicados a la oración eran diferentes de otros momentos del día. Estamos íntimamente obligados a unirnos a Dios por medio de la acción... en el tiempo de la acción, y por medio de la oración... en el tiempo de oración. Su propia oración no era nada más que un sentido de la presencia de Dios, cuando y porque su alma no era sensible a nada excepto al Amor Divino. Y cuando terminaban los momentos dedicados a la oración, no hallaba ninguna diferencia porque seguía estando con Dios, alabándolo y bendiciéndolo con toda su capacidad. Así pasaba su vida en un gozo continuo, aunque esperaba que Dios permitiría que le sobrevinieran algunos sufrimientos cuando estuviera más fortalecido. 

¿Cómo es el cielo?

Si se les preguntara a varias personas si creen que hay un lugar llamado cielo, la mayoría probablemente diría que sí. Pero si se les pregunta cómo es o cómo se puede llegar allí, seguramente habría varias respuestas. Aunque muchas personas se aferran a la creencia en el cielo y esperan ir allí cuando mueran, muy pocas tienen una idea precisa del mismo.
Puesto que los seres humanos estamos atados a la tierra hasta la muerte, son frecuentes los conceptos equivocados acerca del cielo. Algunas personas lo imaginan como un lugar donde flotan espíritus amorfos, o donde hay ángeles sentados en las nubes tocando arpas. Incluso las películas nos presentan su propia versión de lo que nos espera.
En medio de todas las opiniones confusas y contradictorias, debemos recordar que la única fuente segura de información precisa sobre el cielo es la Biblia. Dios nos da en sus páginas, destellos de escenas celestiales. Aunque podamos anhelar tener más detalles y descripciones, el Señor ha revelado lo que Él quiere que sepamos y, muy probablemente, solo lo que podemos entender. Nuestras limitaciones humanas nos impiden comprender adecuadamente, la gloria inimaginable que hay arriba. No tenemos ningún marco de referencia para entender lo que Dios ha preparado para nosotros (1 Corintios 2. 9). Tenemos más preguntas que respuestas.

sábado, 27 de febrero de 2016

Ánimo en medio de la lucha

Cuando el peso de las cargas parezca insostenible,
y tus pensamientos quieran limitar lo amplio de tu visión.
Cuando al tocar las puertas parecezca que todas están cerradas,
recuerda que Dios sigue teniendo el control de todo en tu vida.
Cuando fatigado o afligido quieras rendirte…
recuerda que Dios piensa que tú puedes afrontar esa responsabilidad
y salir airoso con gran victoria de ese reto.
Cuando la esperanza quiera desaparecer, persiste.
Porque la fe es esa voluntad que te ayuda a continuar aferrado,
aunque quisieras soltarte de todo cuanto has querido y creído.
Porque te ayuda a proseguir encaminado hacia la meta,
y te mantiene casi sin fuerzas, pero guerreando.
Cuando meditando en tus deberes y responsabilidades,
te angusties queriendo estallar porque el peso parezca doblegarte y sientas que vas a enloquecer o perder la razón,
Dios promete que ha de darte la cordura y la serenidad, para que camines en libertad y puedas desafiar los vientos de la adversidad.
No permitas que tu corazón se turbe.
No dejes que las tinieblas penetren en tu interior para dañar el panorama.
No te intimides a causa de los comentarios o palabras que algunos lanzan como espada tratando de destruirte.
Considera que de todas las perlas, tú eres la más hermosa.
Dios no desampara ni abandona a sus criaturas.
Aunque la lucha parezca cruel, tú vas a poder vencer.
Agárrate fuerte de Su mano y no vuelvas tu mirada atrás.
Deja que el tiempo apacigüe la mar embravecida,
Dios puede la tormenta calmar, los vientos contrarios se tranquilizarán.
No renuncies a un paso de la tierra prometida.
Si te has esforzado tanto, no es el momento de bajar la guardia.
Camina la milla extra, el esfuerzo y el empeño tarde o temprano
rinden sus frutos. ¡Camina, no te detengas!
Avanza con paso lento pero certero.
Eleva tu mirada al cielo, contempla la altura de la montaña.
Mira al sol brillando en su esplendor, considera las estrellas
cumpliendo su misión en medio de la noche, cubriendo el firmamento.
No te concentres en la espina que tiene la rosa,
ni veas las piedras como obstáculos para impedirte el paso.
Demuéstrate a ti mismo que eres más fuerte de lo que piensas.
No por tu potencia, sino por el apoyo de Dios.

El alpinista llega a la cima después de escalar la montaña.
El oro es purificado tras un fuerte trabajo en el fuego.
Nadie dijo que la vida sería fácil, pero sin temor a dudar,
quien nunca se rinde algo ha de ganar.

Querer, Creer Y Lograr

Cuando leí el enunciado: “Usted tiene el poder potencial de ser lo que quiere ser…. si está dispuesto a pagar el precio…”, que destacaba la portada de aquel primer libro de superación personal que cayó en mis manos, debo confesar que me produjo angustia, ansiedad y más preguntas:
¿Contaría yo con potencial suficiente?, ¿qué era eso?, ¿qué quería decir pagar el precio?
Yo estaba parada justo en el punto en que el ser humano adolece de discernimiento, madurez y claridad de metas. En la etapa en que lo claro se vuelve oscuro, y lo más viable parece imposible.
El autor Samuel A. Cypert, inspirado en la filosofía de Clement Stone y Napoleón Hill, dos hombres de empresa y éxito, decía que para alcanzar el éxito se requiere disciplina, una actitud mental positiva y, lo más importante, creer en uno mismo para lograr todo, que incluye posición económica, poder, felicidad y bienestar.
Había llegado la hora de iniciar el ascenso de la montaña existencial, y solo tenía dos alternativas; quedarme como estaba o arriesgarme y atreverme a cambiar mi vida, mi manera de pensar y de hacer.

La emboscada

1 Pedro 5:8 “Sed sobrios, y velad; porque vuestro adversario el diablo, como león rugiente, anda alrededor buscando a quien devorar
Como león rugiente,... ¿cómo caza el león? Este animal se acerca lentamente, rodea a su presa y espera el momento más oportuno para atacar; cuando la presa se siente más segura es precisamente, cuando el león aprovecha para estar más cerca, atacar y devorarla; así es como el león caza para alimentarse, y si la palabra de Dios te dice que Satanás anda como león rugiente, significa que te anda rondando a ver cuando te sales de tu cobertura para poder atacarte.
Cuando sales un poquito, para poder hacerte caer él anda cerca. Tiene demonios que nos siguen a todas partes, porque como no es Dios no puede estar en todos lados al mismo tiempo, puesto que solo Dios lo puede hacer. Así que, al diablo le toca comprar móviles para sus demonios, y así poder estar comunicados y saber los movimientos de los cristianos a través del mundo.

La práctica de la presencia de Dios (3)

3ª conversación que mantuvo Nicolás Hermann, el Padre Lorenzo, con Fray José de Beaufort.
El Hermano Lorenzo me dijo que el fundamento de su vida espiritual había sido la adquisición por fe de un elevado concepto y valoración de Dios; y una vez que lo hubo adquirido, ya no tuvo ningún otro cuidado sino el de rechazar fielmente todo otro pensamiento, para poder así hacer todo por amor a Dios. Que cuando no tenía ningún pensamiento acerca de Dios por un cierto tiempo, no se inquietaba, porque después de haber reconocido delante de Dios este lamentable hecho, volvía a Él con una confianza mucho mayor. Dijo que la confianza que ponemos en Dios honra al Señor enormemente, y hace descender sobre uno, grandes gracias.

viernes, 26 de febrero de 2016

Aclamad al Señor

La tierra está llena de la misericordia del Señor; 
por Su Palabra fueron hechos 
los cielos y las aguas del mar. 
Oh, aclamad al Señor con los instrumentos 
aclamad al Señor con júbilo; 
aclamad al Señor con los instrumentos, 
cantadle un cántico nuevo.



Este cántico, cuya letra y música fueron compuestas por Lori Black Mathis, está basado en el libro de los salmos (47, 150, etc.). Seguro que donde vives hay un sitio no solamente bello sino único; el Señor no se esmeró más en unos lugares que en otros. El Señor habló y se hizo; a veces nos cuesta entender esto pero cuando vemos los milagros de Jesús, que hizo muchas veces solamente hablando, nos damos cuenta que el Génesis además de cierto, reafirma nuestra fe. Dios habló y se hizo, así de sencillo, así de fascinante, así de inconcebible bajo nuestra razón, pero así de cierto. Y cuando uno se detiene y ve esa majestuosidad de obra de Dios, cuando uno contempla cómo ha cambiado la vida de aquellos que lo buscamos, no tiene por menos que aclamar con júbilo Su nombre. Y lo aclamamos con instrumentos musicales, lo aclamamos con nuestra vida, lo aclamamos y lo buscamos cada amanecer para que nos guíe durante la jornada, y para darle las gracias porque podemos comenzar la jornada con Él.

El ladrón arrepentido

Jesús le dijo: De cierto te digo que hoy estarás conmigo en el paraíso. Lucas 23:43
El publicano, estando lejos, no quería ni aun alzar los ojos al cielo, sino que se golpeaba el pecho, diciendo: Dios, sé propicio a mí, pecador. Lucas 18:13
Jesús fue crucificado en medio de dos ladrones. “Uno de los malhechores que estaban colgados le injuriaba, diciendo: Si tú eres el Cristo, sálvate a ti mismo y a nosotros. Respondiendo el otro, le reprendió, diciendo: ¿Ni aun temes tú a Dios, estando en la misma condenación? Nosotros, a la verdad, justamente padecemos, porque recibimos lo que merecieron nuestros hechos; mas este ningún mal hizo. Y dijo a Jesús: Acuérdate de mí cuando vengas en tu reino” (Lucas 23:39;42).

Los doce Apóstoles

Un personaje inglés, llamado Oliverio Cromwell, descendiente de una familia de terratenientes, nació en Huntingdon, un pueblo al este de Inglaterra, el 27 de abril de 1599. 
Se educó en un ambiente cristiano y protestante, teniendo una inquebrantable fe y un profundo conocimiento de la Biblia. Ostentaba el cargo de Lord Protector sobre Inglaterra, Escocia e Irlanda. 
Se cuenta que en cierta oportunidad entró en la hermosa catedral de Westminster, en Londres, y viendo un grupo de estatuas de plata de los doce apóstoles, preguntó:  
-¿Quiénes son éstos?, y alguien le contestó: 
-Estos son los doce apóstoles. Entonces el Lord Protector dijo: 
-Bájenlos de allí para que anden por el mundo haciendo bienes como su Maestro. En seguida las estatuas fueron fundidas para convertirlas en monedas.

La práctica de la presencia de Dios (2)

2ª conversación que mantuvo Nicolás Hermann, el Padre Lorenzo, con Fray José de Beaufort.

El Hermano Lorenzo me dijo que él siempre había sido gobernado por el amor, sin ninguna actitud egoísta. Y desde que resolvió hacer del amor de Dios el fin de todas sus acciones, había encontrado razones para estar muy satisfecho con su método. También estaba contento cuando podía levantar una pajita del suelo por amor a Dios, buscándole solo a Él, y nada más que a Él, ni siquiera buscando sus favores. 

Durante mucho tiempo había estado afligido mentalmente por creer que sería condenado. Ni todos los hombres del mundo podrían haberlo persuadido de lo contrario. Finalmente razonó consigo mismo de esta manera: Yo no me involucré en la vida religiosa excepto por amor a Dios, y me he esforzado para hacer solo para Él todo lo que hago. Sea lo que sea de mí, esté perdido o salvado, siempre seguiré obrando puramente por amor a Dios. Por lo menos tendré este bien, que hasta la muerte habré hecho todo lo posible para amarlo. Durante cuatro años había estado con esta angustia mental, y durante ese tiempo había sufrido mucho. Sin embargo, desde aquel tiempo había vivido en una libertad perfecta y una continua alegría. Puso sus pecados delante de Dios, tal como eran, para decirle que no merecía sus favores, pero sabía que Dios continuaría otorgándoselos abundantemente. 

El Hermano Lorenzo dijo que a fin de tomar el hábito de conversar con Dios continuamente y de mencionarle todo lo que hacemos, al principio debemos dedicarnos a Él con cierto esfuerzo; pero que después de ocuparnos un poco de eso deberíamos encontrar que su amor nos mueve a hacerlo internamente sin ninguna dificultad. Él esperaba que después de los días agradables que Dios le había concedido, tendría un tiempo de dolor y sufrimiento. Aunque él no estaba inquieto por esto, porque sabía muy bien que no podía hacer nada por sí mismo. Dios no fallaría en darle la fuerza para soportarlos. 

Cuando se le presentaba la ocasión de practicar alguna obra bondadosa, se dirigía a Dios, diciendo: “Señor, no puedo hacer esto a menos que me capacites”. Y entonces recibía fuerzas más que suficientes. Cuando había fallado en su deber, confesaba su falta diciéndole a Dios: “Jamás podría obrar de otra manera si me dejaras librado a mis propias fuerzas. Eres Tú quien debe impedir mi caída, y arreglar lo que está mal”. Después de la confesión, ya no sentía ninguna inquietud acerca de lo hecho. 

El Hermano Lorenzo decía que, con respecto a Dios, debemos obrar con la más grande de las simplicidades,
hablando con Él franca y claramente, e implorando su ayuda en todos nuestros asuntos. Dios nunca había fallado en concederle su ayuda, y el Hermano Lorenzo lo había experimentado frecuentemente. Me contó que recientemente había sido enviado a Burgundia, para comprar la provisión de vino para la sociedad. Esta tarea le resultaba muy poco grata porque no tenía ninguna inclinación para los negocios, y porque era cojo y no podía ocuparse de su trabajo en el barco sino rodando sobre los toneles. Sin embargo, se entregó a esta tarea y a la compra del vino sin ningún descontento. Le dijo a Dios que se ocupó de este negocio, y que lo hizo muy bien. Mencionó que el año anterior había sido enviado a Auvergne con la misma comisión y, aunque no podía decir cómo, todo había resultado muy bien. De la misma manera cumplía con su trabajo en la cocina (al cual
por naturaleza tenía una gran aversión), donde se había acostumbrado a hacer todo por amor a Dios. Durante los quince años que había estado trabajando en la cocina, todo le había resultado fácil porque lo hacía con oración y movido por la gracia de Dios. Estaba muy feliz con el puesto que ocupaba ahora, pero que estaba listo a volver a lo anterior, debido a que siempre estaba agradando a Dios en cualquier condición, haciendo las cosas pequeñas por amor a Él. 

jueves, 25 de febrero de 2016

¿Por qué Dios requiere fe?


Nuestra relación con Dios es similar a nuestra relación con otros en que todas las relaciones requieren fe. Nunca podremos conocer completamente a ninguna otra persona. No podemos experimentar todo lo que ellos experimentan, ni entrar en sus mentes para conocer lo que son sus pensamientos y emociones. Proverbios 14:10 dice, “El corazón conoce la amargura de su alma; y ningún extraño se entremeterá en su gloria.” Incluso somos incapaces de conocer totalmente nuestros propios corazones. Jeremías 17:9 dice que, “Engañoso es el corazón más que todas las cosas y perverso; ¿quién lo conocerá?” En otras palabras, el corazón humano es tal, que busca esconder lo profundo de su maldad engañando hasta a su dueño. Hacemos esto al echarles la culpa a otros, al justificar nuestra mala conducta, al minimizar nuestros pecados, etc. Y dado que somos incapaces de conocer plenamente a los demás, la fe es un ingrediente integral en todas las relaciones. Por ejemplo, una esposa se sube a un coche conducido por su esposo, confiando en que él conducirá con precaución, aunque a menudo él conduce más rápido de lo que ella lo haría por las carreteras en invierno. Ella confía en que él actúe de acuerdo a las circunstancias de todo momento por el bien de ambos. Todos nosotros compartimos información acerca de nosotros mismos con los demás, confiando en que ellos no nos traicionarán con esa información. Conducimos por la calle, confiando en que aquellos que conducen a nuestro alrededor sigan las reglas de tráfico. Así que, ya sea con extraños o con amigos íntimos y compañeros, debido a que no podemos conocer por completo a los demás, la confianza es siempre un componente necesario en nuestras relaciones. 

Entonces, si no podemos conocer plenamente a nuestros finitos compañeros humanos, ¿cómo esperamos conocer plenamente a un Dios infinito? Aún si Él decidiera revelarse a Sí mismo totalmente, es imposible para nosotros conocerlo plenamente. Sería como tratar de vaciar el océano (igualmente infinito en volumen) en un frasco de un cuarto de litro (finito)… ¡imposible! No obstante, igual que podemos tener relaciones significativas con otros, que han acrecentado nuestra confianza por lo que conocemos de ellos y su carácter, así Dios ha revelado lo suficiente acerca de Él mismo a través de Su creación (Romanos 1:18-21), a través de Su Palabra escrita, la Biblia, (2 Timoteo 3:16-172 Pedro 1:16-21), y a través de Su Hijo, Jesucristo (Juan 14:9), para que podamos entrar en una significativa relación con Él. Pero esto solo es posible cuando la barrera de nuestro pecado ha sido quitada, al confiar en la persona y obra de Cristo en la cruz como el pago por nuestros pecados. Esto es necesario porque, así como es imposible que la luz y las tinieblas coexistan juntas, es igualmente imposible que un Dios santo tenga relación con un hombre pecador, a menos que su pecado haya sido pagado y quitado. Jesucristo, el Hijo de Dios, sin pecado, murió en la cruz para llevar nuestro castigo y cambiarnos, para que cualquiera que crea en Él pueda llegar a ser hijo de Dios y vivir eternamente en Su presencia (Juan 1:122 Corintios 5:212 Pedro 3:18 y Romanos 3:10-26).

El único Salvador es Jesucristo

Hace unos años descubrí el poder del único Salvador, Jesucristo. Después de tener una vida de desenfreno sufrí las consecuencias. Estando en plena oscuridad espiritual y acechado por malestares físicos y emocionales, busqué la salvación en muchos lugares pero no la encontré, hasta que llegué a los pies de Jesucristo. Él quebrantó el pesado yugo que me oprimía y restauró mi vida. No existe nadie más que tenga la autoridad de salvar almas y derrotar al diablo que Jesucristo. Solamente Él puede salvar. La Biblia declara lo siguiente:
“¡En ningún otro hay salvación! Dios no ha dado ningún otro nombre bajo el cielo, mediante el cual podamos ser salvos” Hechos 4:12 (Nueva Traducción Viviente).
la-cruzDe acuerdo a la Biblia, la palabra inspirada por DIOS, solamente existe un mediador y Salvador entre los hombres y DIOS, y es Jesucristo. Ni los santos, como deidades, ni otros dioses, y mucho menos familiares que han muerto, tienen autoridad para salvar. Esto es un engaño del enemigo. Y en la medida que más personas busquen la salvación en ello se perderán.
“Jesús le contestó: Yo soy el camino, la verdad y la vida; nadie puede ir al Padre si no es por medio de mí.” Juan 14:6 (Nueva Traducción Viviente).

Jesús llama a mi puerta

He aquí, yo estoy a la puerta y llamo; si alguno oye mi voz y abre la puerta, entraré a él, y cenaré con él, y él conmigo. Apocalipsis 3:20
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Uno de nuestros amigos estaba cómodamente sentado en un avión, a punto de despegar de un pequeño aeropuerto. El personal de cabina acababa de cerrar la puerta y estaba ocupándose de los últimos preparativos. Fuera llovía a cántaros. De repente, nuestro amigo vio a un hombre vestido con impermeable que corría en dirección al avión y empezó a golpear con fuerza la puerta. Desde el interior la azafata intentó explicarle que era demasiado tarde. Pero el hombre golpeaba cada vez con más insistencia hasta que, al final, la azafata le abrió la puerta. Para gran sorpresa de todos, aquel hombre era el piloto.

Sobre el mal triunfó el Amor

No, no será Satanás quien al final se lleve la victoria.
No, no será el pecado, ni la muerte la triunfante…
No, no será el “maligno” quien se encargue de cerrar la historia,
dejando al ser humano lejos de Dios, y errante…
Jesucristo, “eterno rey de gloria”,
te invita a arrepentirte, para cubrirte con su amor y perdonarte.
El tiempo del final está cercano…
Mas el Señor bendito te convida,
en el Apocalipsis, “a sus aguas de vida”. 
Si crees en Jesucristo su hijo amado,
en su cielo, en su “casa”, bien cuidado,
ya lejos de muerte, de dolor y ruina… (Apocalipsis 21:4).
No, no será el triunfo del mal quien predomine
sobre esta infeliz humanidad esclavizada.
Tú no permitas que Satanás te alinee y te domine,
no permitas el vivir y el morir encadenado.
Puedes clamar a Jesús; que Él te redime
del juicio, de la condena y de las llamas.
Somos “más que vencedores” porque somos del Señor,
que es “Señor de los señores”, que a Satanás derrotó…
Clavado en la cruz, en el Gólgota, dio el grito; “¡se consumó!”
“Sangre y agua de la roca” de su “costado brotó” (Juan 19:34).
Con esa sangre bendita, Cristo limpia al pecador (1ª Juan 1:7).
Satanás está vencido, sobre el mal triunfó el amor.

miércoles, 24 de febrero de 2016

Dios mira tu corazón

Y Jehová respondió a Samuel: No mires a su parecer, ni a lo grande de su estatura, porque yo lo desecho; porque Jehová no mira lo que mira el hombre; pues el hombre mira lo que está delante de sus ojos, pero Jehová mira el corazón. (1 Samuel 16:7)
El escenario era el siguiente: Samuel lloraba desconsoladamente porque Saúl no había cumplido la voluntad de Dios y su reinado había sido rechazado. Todo esto le causaba mucha aflicción a Samuel.
Samuel estaba verdaderamente triste y no dejaba de llorar, cuando Dios le ordenó que llenase su cuerno de aceite y se dirigiera con Isaí a Belén, porque se le había provisto de rey.
Pensemos un momento... ¿cómo se habría imaginado Samuel a ese rey? O mejor dicho ¿cómo se lo imaginaría usted?
Probablemente imaginaría a un hombre alto y fornido, un fortachón. No creo que ni Samuel ni usted imaginara a un hombre bajo y delgado como rey.
Pero mientras nosotros tenemos una forma de ver las cosas, un punto de vista y una manera de pensar, los pensamientos de Dios son distintos a los nuestros, y, de hecho, mucho más altos:

Porque mis pensamientos no son vuestros pensamientos, ni vuestros caminos mis caminos, dijo Jehová. Como son más altos los cielos que la tierra, así son mis caminos más altos que vuestros caminos, y mis pensamientos más que vuestros pensamientos. (Isaías 55:8-9)

Toma la iniciativa

Dios quiere que te atrevas a emprender cosas grandes en su nombre. Su respaldo es maravilloso y especial. Isaías 45:2: Yo iré delante de ti, y enderezaré los lugares torcidos; quebrantaré puertas de bronce, y cerrojos de hierro haré pedazos. Si Dios tomó la iniciativa de bendecir de antemano a un rey persa llamado Ciro y darle una palabra profética, imagínate lo que hará contigo.
upLa Biblia registra una de las más arriesgadas iniciativas que tuvo Pedro, el discípulo. Ya había visto casi de todo y nada lo sorprendía. Su Maestro había abierto los ojos de los ciegos, sanado leprosos, había hecho caminar a los paralíticos y sanado a los cojos. Había visto, con sus propios ojos, cómo tomó cinco panecillos y dos peces y el resultado fue un multitudinario almuerzo para más de cinco mil seguidores. Lo que le faltaba ver no era lo que su Maestro podía hacer, sino más bien, lo que él podía hacer junto con su Maestro. 
Pedro había seguido de cerca a Jesús, lo había visto hacer maravillas sobre la naturaleza y el ser humano. Al verlo caminar sobre el mar de Galilea, tuvo la  iniciativa de provocar su propio milagro. Si eres Jesús, llámame y caminaré contigo aún sobre este mar tempestuoso (Mateo 14:28). El Señor aceptó su solicitud y lo llamó.
En esa ocasión, Pedro aprendió varios principios importantes que son aplicables a nuestra propia vida. La iniciativa es uno de ellos, y es una acción adelantada a cualquier petición. Dios está buscando voluntarios que quieran servirle, personas que se atrevan a orar por los enfermos, que hagan detener el sol. Personas que den para su obra sin que nadie tenga que pedirles, que tomen la iniciativa de dar para la casa de Dios.

La Práctica de la Presencia de Dios

Durante los próximos días serán publicadas las 4 conversaciones que Nicolás Herman, el Hermano Lorenzo, mantuvo con Fray José de Beaufort, así como las 15 cartas que, en su gran mayoría, dirigió a una amiga monja.

Hace más de 300 años, en un monasterio de Francia, un hombre descubrió el secreto para vivir una vida de gozo. A la edad de dieciocho años, Nicolás Herman vislumbró el poder y la providencia de Dios por medio de una simple lección que recibió de la naturaleza. 
Pasó los siguientes dieciocho años en el ejército y en el servicio público. Finalmente, experimentando la “turbación de espíritu” que con frecuencia se produce en la mediana edad, entró en un monasterio, donde llegó a ser el cocinero y el fabricante de sandalias para su comunidad. Pero lo más importante, comenzó allí un viaje de 30 años que le llevó a descubrir una manera sencilla de vivir gozosamente. En tiempos tan difíciles como los actuales, Nicolás Herman, conocido como el Hermano Lorenzo, descubrió y puso en práctica una manera pura y simple de andar continuamente en la presencia de Dios. 

El Hermano Lorenzo, hombre gentil y de espíritu alegre, rehuía ser el centro de la atención sabiendo que los entretenimientos externos “estropean todo”. Nada más morir, fueron recopiladas unas pocas de sus cartas. Fray José de Beaufort, representante del arzobispado local, ajuntó estas cartas con los recuerdos que tenía de cuatro conversaciones que sostuvo con el Hermano Lorenzo, y publicó un pequeño libro titulado La Práctica de la Presencia de Dios. En este libro, el Hermano Lorenzo explica, simple y bellamente, cómo caminar continuamente con Dios, con una actitud que no nace de la cabeza sino del corazón. El Hermano Lorenzo nos legó una manera de vivir que está a disposición de todos los que buscan conocer la paz y la presencia de Dios, de modo que cualquiera, independientemente de su edad o las circunstancias por las que atraviesa, pueda practicarla en cualquier lugar y en cualquier momento. Una de las cosas hermosas con respecto a La Práctica de la Presencia de Dios, es que se trata de un método completo.

En cuatro conversaciones y quince cartas, muchas de las cuales fueron escritas a una monja amiga del Hermano Lorenzo, encontramos una manera directa de vivir en la presencia de Dios, que hoy, trescientos años después, sigue siendo práctica.

¿Cómo ser Feliz en el Trabajo?

“Esta parte de mi vida, esta pequeñita parte de mi vida, se llama felicidad.” (Frase de la película “En Busca de la Felicidad”)
¿Cómo ser feliz en el trabajo? La verdad es que es un reto, porque son muchos los factores que tratan de robarte la felicidad.
Ser feliz en el trabajo requiere en primer lugar, que estés haciendo lo que te guste y estés en el lugar correcto. Cuando eres feliz tus fuerzas están al máximo, aumenta el rendimiento, hay pasión y disfrutas de lo que haces.
Cuando eres feliz puedes lidiar con los momentos difíciles, puedes escuchar, puedes hablar sin miedo, puedes liderar de forma efectiva e influenciar en las vidas a tu alrededor. Una persona feliz mantiene una actitud positiva, desarrolla buenas ideas, crea nuevas relaciones, aumenta la producción, las ventas,... en fin, puede lograr clientes más satisfechos. Puede lograr muchas cosas. La felicidad llega como consecuencia de aprovechar todo tu potencial.

martes, 23 de febrero de 2016

Un Dios que da

Dios… es quien da a todos vida y aliento y todas las cosas. Hechos 17:25
Jesús… dijo: Si conocieras el don de Dios, y quién es el que te dice: Dame de beber; tú le pedirías, y él te daría agua viva. Juan 4:10
Como humanos, somos tendentes a imaginar que Dios es un Dios que pide, que exige, un Dios del que hay que ganar el favor mediante ritos religiosos y acciones meritorias. Sin embargo, en la Biblia Dios se revela como un Dios de bondad, un Dios que da. Él da la lluvia y las estaciones fértiles (Hechos 14:17); hace que salga el sol sobre justos e injustos (Mateo 5:45); nos da la vida, la respiración y absolutamente todo (Hechos 17:25). Su bondad es algo real, una bondad que actúa a favor de toda la humanidad y a favor de cada uno de nosotros. Dios tiene un amor sin límite que manifiesta a cada persona mediante sus bondades, que se renuevan constantemente.

Llegar como sea

Quizá hayan escuchado la historia de John Stephen Akhwari, el atleta de Tanzania que quedó en último lugar en las Olimpiadas de 1986 en México, en la prueba de maratón.
sigue coEl caso fue que la ceremonia de clausura de los Juegos Olímpicos había concluido. Los espectadores y participantes, empezaban a abandonar el estadio. Ya había anochecido, cuando de repente, por los altavoces del estadio, se pidió a  los  pocos asistentes que aún quedaban que se sentasen. 
¿Qué pasaba? … Pues que John Stephen Akhwari, se acercaba lentamente en la oscuridad. Entró renqueando al estadio olímpico, dando muestras evidentes de un dolor que le punzaba en una de sus sangrantes piernas. John prácticamente cruzó andando el túnel. No podía más; se había caído más o menos en el Km. 19, golpeándose la rodilla y, como se pudo comprobar en la revisión médica posterior, dislocándose un hombro.
Le quedaban  ya los  400 metros finales de la maratón. 
Una vez cruzada la meta, un periodista le preguntó: ¿por qué después de la caída, con el dolor que sentía y sin opciones de lograr una posición relevante, decidió seguir en la competición? Akhwari contestó: “Mi país no me envió a México a iniciar la carrera, sino a terminarla.”