domingo, 27 de diciembre de 2015

Hay descanso en sus brazos

Sentir la necesidad gratificante de un abrazo que dé un poco de consuelo a tu vida,... la necesidad de ese abrazo que aun sin palabras te hace ver que no estás solo, que las cosas tienen solución y que todo pronto pasará, es algo muy normal en todo ser humano, pues pasar por momentos y circunstancias difíciles lleva a que la necesidad de afecto, apoyo y comprensión crezca.
Es difícil y agotador estar viviendo una situación que no sabes cuando acabará, sin ni siquiera entender el por qué esta pasando, cómo las cosas se escaparon de control para transformarse en lo que hoy estás viviendo; sentirte incomprendido, solo, sin fuerzas y con la necesidad de tener a alguien cerca que te dé aliento y te contagie de las ganas de mantenerte de pie en la brecha.
No descubrimos nada nuevo al decir que una persona que es abrazada recibe un estímulo emocional. Un abrazo en cualquier circunstancia, y sobre todo si se necesita sentise bien, es realmente reconfortante; ahora imagínate sabiendo que Dios, a veces sin darnos cuenta, lo hace, nos abraza y nos rodea con sus brazos de amor; ni siquiera se necesitarían todos esos abrazos que dicen, con uno solo basta y sobra.

El hijo del carpintero

Pensando él en esta, un ángel del Señor se le apareció en sueños y le dijo, José hijo de David, no temas recibir a María tu mujer, porque lo que en ella es engendrado, del Espíritu Santo es. (Mateo 1: 20)
José y María estaban desposados. Los desposorios, entonces, eran un compromiso formal, previo al matrimonio en el que, aunque no habitaban juntos todavía, se consideraban tan ligados entre sí que se les llamaba marido y mujer, debiendo, para deshacer el desposorio, repudiar con carta de divorcio como si se tratase de cónyuges. Un tiempo después del desposorio, el marido llevaba solemnemente a la novia a su casa y el matrimonio se consideraba consumado. En el caso de José y María, lo que posiblemente ocurrió fue que después de tres meses de estancia de María en casa de Elisabeth, José quiso llevarla a su morada y descubrió entonces aquel sorprendente embarazo.
Su primera actitud fue de perplejidad ante dos deberes contradictorios: por una parte, no podía casarse con María no sabiendo o no creyendo el origen del embarazo; pero, por otra, la pureza, el candor, las explicaciones y las lágrimas de su prometida, no le permitían exponerla a la ignominia y menos aún al rigor de la Ley. Así que decidió separarse de ella secretamente, sin indicar la causa, lo cual implicaba que tendría que llevar con María parte del oprobio. Pero Dios conocía las intenciones de José y tenía otro plan: el ángel revelaría a este buen hombre la realidad de lo que había ocurrido y le pediría que aceptase el plan divino con todas sus consecuencias. Y José, confiando en la justa y sabia providencia, renunciando a cualquier defensa de su honor como esposo de María, aceptó e hizo como el ángel del Señor le había mandado, y recibió a su mujer (Mateo 1: 24).

Como Esponjitas

Los niños y las niñas son como esponjitas, absorben tanto lo bueno como lo malo. Para ellos todo es natural y es aprendizaje, y depende de nosotros guiarlos a lo bueno.
Hoy en día la tecnología es mucha y está al alcance de nuestros hijos todo el día, por lo que necesitamos saber usarla en beneficio de ellos y de la familia. Cuando no les ponemos límites ni orientamos lo que hacen durante el día, dejamos que lo bueno se convierta en malo.
Los niños pasan mucho tiempo frente al televisor y es ahí donde más aprenden. No es que sea malo que vean la televisión, pero sí hay que vigilar qué están viendo y cuánto tiempo. Después, tomar tiempo para sentarnos y comentar el programa, siendo una conversación de dos, y tratar de que no se convierta en que todo es malo y no debes verlo porque “yo lo digo”.
Explicar qué no te gusta, por el lenguaje, la violencia, las mentiras, etc…además, de qué se puede aprender de positivo.
Si hablamos claro y conciso, ellos se sentirán grandes y sobre todo, escuchemos su punto de vista. No estamos para obligar sin explicar las razones, es importante hablar como con un adulto.
Como son esponjitas que absorben todo lo que hay a su alrededor, busquemos programas que sean educativos, compremos juegos educacionales de ordenador, libros de historias,... todo aquello que haga trabajar su mente.
Pero no solo dejemos que la tecnología envuelva a nuestros niños, motivémoslos al conocimiento de Dios, el mejor aprendizaje que puede existir. Que aprendan de Dios será muy fácil por su edad, pero no caigamos en el legalismo de que todo es malo y todo es pecado, porque cuando nos sucede esto, empujamos a nuestros niños a hacer lo que no queremos, puede que por curiosidad, por enojo o rebeldía…

¿Dónde Vive Jesús?

Mi primera reacción fue reírme de la respuesta de mi hermanita de cuatro años, a mi pregunta sobre dónde se guardan diversos animales domésticos.
Pero me quedé intranquila.
- Jesús nació en un establo, dijo. 
¿Acaso solo le veía cobrar vida, cuando le contaba el relato de Su nacimiento?
Resistí aquellos pensamientos. “Sin duda se lo he explicado bien. Me ha visto orar muchas veces. Recientemente, cuando se enfermó nuestro hermano, oramos juntas para que sanara. Y hace unos días le leí unos pasajes de la Biblia para niños.”
Me vinieron a la cabeza diversas escenas en las que yo andaba corriendo de un lado a otro, ayudando a mis padres a cuidar de mis hermanos menores y afanándome por mis estudios, mi trabajo y otras actividades,... y me detuve a pensar si en alguna ocasión le había explicado de verdad a mi hermana, quién era Jesús.
vive jesus25dLógicamente, le había contado Su nacimiento y los milagros que obró, le había hablado de Su vida y Su ministerio. Pero, ¿le había dicho en algún momento que era mi mejor Amigo?
Quizá solo se lo presentaba asociado al oropel y los adornos del árbol navideño.
¿O se lo dejaba bien guardadito entre las páginas de la Biblia ilustrada al terminar nuestros ratos de lectura?
¿Celebraba yo Su vida de tal forma que mi hermanita se diera cuenta de que Jesús estaba vivo hoy en día, y de que no habita en un establo, sino en nuestro interior?
¿Me veía ella acudir a Él cuando las cosas se ponían difíciles y se me agotaban las fuerzas? ¿Le había enseñado que Jesús podía ser también su mejor Amigo, y que si le entregaba su corazón, Él la valoraría como si fuera la única niña del mundo y la amaría como nadie?