domingo, 20 de diciembre de 2015

Steve Jobs y Su desafío más Grande

Probablemente a Steve Jobs se le pueda catalogar como un líder de negocios que pensaba fuera del orden establecido. Tras saber de su muerte, decidí averiguar más sobre Steve y compartirlo.
En cierta manera, él no era distinto de usted y de mí. Fue adoptado (y criado) por una familia de clase media. Al crecer era enérgico, bromista y divertido. Sin embargo, había algo en él que lo hacía diferente.
Su inteligencia sobresalía por encima del promedio (se saltó un grado en primaria). Y evidenció el síndrome de hijo único; como tal, era solitario, con pocos amigos y sin saber cómo compartir. En otras palabras, su emotividad era más bien baja. Esto se evidenciaba en sus relaciones con amigos, muchachas, familiares, empleados, colegas, socios y jefes. La única excepción pudiera ser su esposa, que fue lo suficientemente fuerte como para "pararle los pies" y capear las altas y bajas de su personalidad. 
Fundó Apple, tuvo un hijo fuera del matrimonio y llegó a ser rico y famoso. Su visión del mundo era en blanco y negro… o uno estaba bien o mal; sus emociones fluctuaban entre los dos extremos. Pero la mayor diferencia entre él y nosotros era su pasión: pasión por la excelencia.
En las escuelas de negocios estadounidenses se nos enseña a satisfacer las necesidades de los accionistas, inversionistas, dueños, empleados, acreedores y proveedores, maximizando el rendimiento de sus inversiones.
En realidad, los gerentes generales satisfacen sus necesidades primero, obteniendo salarios de 6 a 8 cifras, enormes paquetes de acciones y paracaídas dorados defensivos, por si acaso. Steve pensaba que aquello estaba equivocado; creyó en crear un mercado basado en grandes productos y la innovación, y lo probó con iTunes, iMac, iPod, iPhone, iPad, e iCloud.
En agosto de 2011, Ordenadores Apple se convirtió en la compañía más valiosa del mundo. Sin embargo, Steve no llegó a disfrutar el éxito porque su salud se había deteriorado tras una larga lucha contra el cáncer, que se extendió de su páncreas a su hígado. Por supuesto que cualquier otra persona con medios ordinarios no habría podido pagar el mejor cuidado médico que tuvo, incluyendo un transplante de hígado.

Cuida Tus Heridas Abiertas

“MÉDICO, CÚRATE A TI MISMO” (Lucas 4:23)

¿Sabías que en el Antiguo Testamento un sacerdote no podía servir en la casa de Dios, si tenía alguna “costra”, una herida curada parcialmente, o una herida abierta? (Levítico 21:20). ¿Por qué? Porque cuando tienes alguna herida no pasas el control de calidad. O sea, no debes acercarte a los demás por si se tropiezan contigo y te quitan la venda protectora. No estás en plena forma porque el continuo dolor absorbe tus fuerzas. Tienes temor de hablar de tu herida por si la gente te rechaza, y eso te induce a llevar una máscara, tienes una doble vida y llegas a ser una persona insegura y controladora. Y lo peor de todo, al estar muy ocupado trabajando para Dios y preocupándote de los demás, piensas que no tienes tiempo para cuidar de ti mismo. La Biblia dice: “Médico, cúrate a ti mismo”. (Lucas 4:23).

Consejos de Abigail

1 Samuel 25: 1-44 (Reina-Valera 1960).
Su nombre, Abigail, significa mujer de gozo o fuente de alegría, alegría del padre.
abigailDavid se encontraba en el desierto huyendo de Saúl. Entonces envió a varios de sus jóvenes a casa de Nabal para recibir su apoyo y ayuda en ese momento, pues David había sido bueno con los criados de Nabal, mas éste les negó su ayuda. David se enfureció y quiso ir en contra de él y sus criados para matarle, pero uno de los criados de Nabal fue a darle aviso a su mujer, Abigail, y la puso al tanto de la situación, pues él sabía que ella era una mujer de buen talante, sabia y de buen corazón. Ella tuvo la generosidad, en su valentía, de preparar un presente para David y sus criados sin que su marido lo supiera. Al ver a David, se postró a sus pies y le rogó que la escuchara para que no matara a su marido. Finalmente, ella le contó lo sucedido a su esposo y Jehová hizo justicia con sus manos, al morir Nabal. David le pidió que fuera su mujer pues lo había dejado impresionado, y ella aceptó.
Características:
Abigail era una mujer como bien dice la Biblia: inteligente, hermosa, de buen parecer, valiente, intercesora, hábil, consejera. Y se encontraba casada con un hombre malvado e insensato. (Versículo 3)

Preparándonos para el final

La justicia y la santidad no son asuntos de un día, son una lucha continuaGénesis 7;1 “Dijo luego Jehová a Noé: Entra tú y toda tu casa en el arca; porque solo a ti he visto justo delante de mí en esta generación.”
No siempre el fin es la culminación de todo. Puede ser el final de una etapa brillante para comenzar otra mejor. Muchas personas muy buenas consiguen grandes logros, alcanzan sus metas, pero muy difícilmente las sostienen. Porque en ocasiones llegar a la cúspide es fácil, lo difícil es mantenerse.
Por lo general, los seres humanos siempre nos preparamos para conseguir metas, no para mantenerlas.
Primero debemos saber que por cada siete cosas buenas solo hay una mala. El problema es que siempre preferimos ver lo bueno más que las cosas malas. Tu esposo(a) y tus hijos, tienen muchas cosas buenas, disfrútalas y no te amargues mirando lo malo de ellos.
Dios es bueno y en su misericordia, nos da tiempo para organizarnos. No desperdiciemos el tiempo en cosas inservibles. Verso 4 “Porque pasados aún siete días, yo haré llover sobre la tierra cuarenta días y cuarenta noches; y raeré de sobre la faz de la tierra a todo ser viviente que hice.”
Las necesidades deben servirnos para acercarnos a Dios y para buscar la forma de superarnos día a día. Por el diluvio, Noé tuvo la necesidad de entrar en el arca. Verso 7 “Y por causa de las aguas del diluvio entró Noé al arca, y con él sus hijos, su mujer, y las mujeres de sus hijos.”
Todos nos preparamos para el nacimiento y muy pocos lo hacen para la muerte. Prepararnos para la muerte no significa resignarnos a ella, significa preparar nuestra vida para que nuestra muerte no se convierta en carga para los demás.
La Biblia nos registra ejemplos de siervos de Dios desorganizados, que después de su muerte dejaron a su familia con deudas y con muchos problemas. 2 Reyes 4: 1 “Una mujer, de las mujeres de los hijos de los profetas, clamó a Eliseo, diciendo: Tu siervo, mi marido, ha muerto; y tú sabes que tu siervo era temeroso de Jehová; y ha venido el acreedor para tomarse dos hijos míos por siervos.”