martes, 24 de noviembre de 2015

Asumiendo Responsabilidad Personal

SI ERES SABIO, PARA TI LO ERES… (Proverbios 9:12)

Para asumir la responsabilidad que hace que triunfes en la vida, debes:
(1) Reconocer que para obtener éxito necesitas practicar la auto-disciplina.
Cada vez que no hagas lo que no deberías hacer y comiences a hacer lo que deberías, estás aumentando tu capacidad de ser responsable y las recompensas que esto conlleva.

(2) Terminar lo que empieces.
Hay dos categorías de personas: las que hacen cosas y las que podrían hacerlas. La gente responsable las lleva a cabo, y así es cómo los demás los evalúan.

(3) No esperar que otros lo hagan por ti.
Pablo escribió: “…cada uno cargará con su propia responsabilidad” (Gálatas 6:5). 

Dirigiendo la palabra a estudiantes de la universidad de Carolina del Sur (EE.UU.), el juez supremo Alexander Saunders dijo: “Que te den mucha responsabilidad, no presupone que otra persona vaya a llevar las cargas más grandes, que otra persona dé constancia de las principales condenas, que otra persona haga propaganda por ti, que se ocupe de los pobres, que visite a los enfermos, que proteja los derechos civiles, que implemente la ley, que transmita valores y que defienda la libertad, no. 
Lo que tú no valores, no será valorado, lo que tú no recuerdes, no será recordado, lo que tú no cambies, no será cambiado, lo que tú no hagas, no se hará. Si quieres,... intenta crear una sociedad cuyos capitalistas tengan poca ansia de ganar dinero. No es una cuestión de saber qué hacer, sino de tener la voluntad de hacerlo”.

Algunas veces no nos responsabilizamos porque creemos que otros están más cualificados. No es eso, los que hacen la diferencia en la vida no la hacen porque estén mejor cualificados, sino porque decidieron intentar hacer algo. Además, Dios no llama a los capacitados, ¡Él capacita a los que son llamados!

No Renuncies A Tus Sueños

“Renunciar a tus sueños es matar la vida”
¿Estás obteniendo lo que quieres de la vida?  ¿Qué es lo que quieres de ella?
En Juan 10:10 Jesús dice: “Yo he venido para que tengan vida y la tengan en abundancia”, y es interesante que ese mismo versículo dice que “el ladrón no viene más que a robar, matar y destruir”.
La vida en abundancia tiene que ver con una vida plena, una vida de paz y propósito. Si tú no estás experimentando la vida en abundancia es porque alguien te ha robado y destruido tus sueños. Todos anhelamos lo mejor para nuestra vida, nuestro matrimonio, nuestra familia, nuestro trabajo o nuestros negocios. No hay ninguna persona que diga que desea lo peor para su vida; muchos exclaman “¡no veo la luz!” o “¡no veo ninguna!” y en su corazón solo hay un clamor “¿Cómo salgo de esta cisterna o de este lodo?” A nadie le encanta estar viviendo así, con un sentido de insatisfacción, de derrota y de amargura porque no han sido diseñados para eso.
¿Qué clase de vida quieres experimentar? ¿Quieres un nuevo comienzo en tu matrimonio? ¿Quieres crecer en tu ministerio o en tus negocios? ¿Qué le estás pidiendo a Dios?
“Pues si ustedes, aun siendo malos, saben dar buenas cosas a sus hijos, ¡cuánto más vuestro Padre que está en el cielo dará cosas buenas a los que le pidan!” Mateo 7:11 (NVI)
Dios quiere darte cosas buenas, siempre quiere darte lo mejor y para que esto suceda son importantes tres cosas: Pedir, Buscar y Encontrar. Muchos se quedan en el pedir, pero no salen a buscar y por eso no encuentran. El Buscar y el Encontrar implican ejecutar en tu vida. Tienes que emprender acción en tu vida, tienes que dar los pasos necesarios que te lleven a la vida que estás buscando. Santiago decía que la fe sin obras es muerta, pues igual podemos decir que si tienes sueños para tu vida y no vas tras ellos, no son sueños, son una ilusión.

Tan solo he venido

No he venido a pedirte
como suelo, Señor
si antes de yo clamarte
conoces mi petición

Solo quiero escucharte
pon el tema, Señor
caminar por el parque
y dedicarte una canción

Tan solo he venido
a estar contigo
a ser tu amigo
a compartir con mi Dios
a adorarte y darte gracias
por siempre gracias
por lo que has hecho, Señor
conmigo

Cuéntame de tus obras
¿qué hay de nuevo, Señor?
y de paso pregunto
¿cómo es la piel del sol?

Y yo solo quiero abrazarte
bendecirte, mi Dios,
caminar por las calles
y abrirte mi corazón

Tan solo he venido
a estar contigo
a ser tu amigo
a compartir con mi Dios
a adorarte y darte gracias
por siempre gracias
por lo que has hecho, Señor

He venido
a estar contigo
a ser tu amigo
a compartir con mi Dios
a adorarte y darte gracias
por siempre gracias
por lo que has hecho, Señor
conmigo

Es la roca de mi ser, es el que da paz a mi corazón.
Si, es el sol que ilumina mi vida, sí lo es.
Su dulce nombre es Jesús, por siempre lo cantaré.
Lo esperaré porque Él es mi Salvador.

En mi corazón tengo a Cristo
De la mano voy con Él hacia el cielo
Yo cantaré que tengo un amigo
Cuyo nombre es Jesucristo
Hoy le doy mi corazón.

Lo esperaré porque Él es mi Salvador
Lo esperaré porque Él es mi Salvador
Lo esperaré…
Porque Él es
Mi Salvador.

¿Es Dios duro?

Cuando dudo que Dios cuidará de mí, lo trato como a un "hombre duro".
Entonces, respondiendo Pedro, le dijo: Nosotros lo hemos dejado todo y te hemos seguido; ¿qué, pues, tendremos? Mateo 19:27.
Debo recordar que mi servicio a Dios depende de mi actitud hacia Él. El hombre con un talento lo enterró porque, para él, su amo era un hombre duro, que cosechaba donde no sembró y recogía donde no esparció. (Mateo 25.24). Siempre que vea a Dios como un "hombre duro", esto afectará mi servicio a Él. 

Digo, junto con Abraham, que el juez de toda la tierra, ¿no ha de hacer lo que es justo?
Simón Pedro, prácticamente insultó a Jesús cuando le dijo "he aquí, nosotros lo hemos dejado todo y te hemos seguido. ¿Qué hay, pues, para nosotros?" (Mateo 19.27). Eso fue como llamar a Jesús "un hombre duro", porque la pregunta presumía la duda en la mente de Pedro, de si alguna vez recibiría recompensa por su trabajo. 
A menudo actúo y soy un cristiano contradictorio. Creo en el amor y la justicia de Dios, y sin embargo lo trato como a un hombre duro cuando dudo que cuidará de mí.