“…SOIS CARTA DE CRISTO…” (2 Corintios 3:3)
Juan 3:16 es el mensaje más grandioso jamás enviado al hombre: “De tal manera amó Dios al mundo, que ha dado a su Hijo unigénito…”. Dios envió a Jesús demostrándonos su amor, y Él nos envía a nosotros para declararlo a un mundo perdido y estresado que busca respuestas. “…sois carta de Cristo…, escrita no con tinta, sino con el Espíritu del Dios vivo…” (2 Corintios 3:3),
Ahora bien, cuando llega una carta, surgen ciertas preguntas:
(1) ¿A quién va dirigida?
Esta carta va dirigida a “…todo aquél que en Él cree…” (Juan 3:16b). A cada persona que encuentres tienes algo que ella necesita, algo mucho más importante que una reducción de impuestos, un aumento de salario, una solución para el calentamiento global o una cura del cáncer. Los amigos, los enemigos, los parientes, los vecinos, los compañeros de trabajo y los desconocidos necesitan el mensaje que tú tienes y la esperanza que les des.
(2) ¿De quién es, quién la remite?
La identidad del autor determina el nivel de interés del lector. Tú eres una carta de Cristo que habla de Él: “No nos predicamos a nosotros mismos, sino a Jesucristo como Señor…” (2 Corintios 4:5). Nuestro mensaje no es acerca de nosotros, es acerca de Jesús: “Yo soy el Camino, la Verdad y la Vida; nadie viene al Padre sino por mí” (Juan 14:6). La gente religiosa propaga su religión, y nosotros representamos y anunciamos a Cristo. Pero, ¿está la gente realmente interesada en Jesús?, puedes preguntarte. ¡Sí! Durante su vida, Él atrajo a multitudes. Desde su muerte y resurrección ha estado atrayendo a incontables millones de ambos sexos, de todos las clases sociales y de todas las naciones de la Tierra. “…Yo, cuando sea levantado de la Tierra, a todos atraeré a mí mismo” (Juan 12:32). Hoy, nada es más necesario que un retrato vivo de Jesucristo, así que, entrega tu “carta amorosa” a quienquiera que se cruce en tu camino.