miércoles, 18 de noviembre de 2015

Un nuevo corazón

Les daré un nuevo corazón, y les infundiré un espíritu nuevo; les quitaré ese corazón de piedra que ahora tienen, y les pondré un corazón de carne.
Ezequiel 36:26 (Nueva Versión Internacional)
nuevo corazonEl corazón es el lugar donde guardamos todo tipo de sentimientos, y cuando esos sentimientos son malos o tristes suele endurecerse. Las experiencias que tenemos con ciertas personas o situaciones nos hacen reaccionar de muchas maneras, incluso a veces actuamos con indiferencia, pero Dios, que todo lo sabe, nos conoce a la perfección, y observa las causas y los efectos de lo que hoy vives.
Andar por ahí con el corazón lastimado, herido o endurecido, habla de una persona que tal vez se ha cerrado a algo nuevo, negándose a sí mismo oportunidades y el privilegio de volver a comenzar. Todos somos propensos al dolor o a ser lastimados, pero también todos somos capaces de superarlo si nos esforzamos.
Dios te da un nuevo corazón si se lo pides y crees que puede hacerlo; no puedes ir por la vida con el corazón destrozado y decir que no eres capaz de volver a comenzar, no solucionarás nada pensando que no puedes, que no hay más que hacer o que todo está perdido, porque cuando crees que no se puede hacer nada, estás dudando de la capacidad de Dios para restaurar.

El fruto del árbol de la vida

En medio de la calle de la ciudad, y a uno y otro lado del río, estaba el árbol de la vida, que produce doce frutos, dando cada mes su fruto; y las hojas del árbol eran para la sanidad de las naciones. Apocalipsis 22:2.

El fruto del árbol de la vida que estaba en el jardín del Edén, tenía poderes sobrenaturales. Comer de él significaba vivir para siempre. Era el antídoto contra la muerte, sus hojas servían para mantener la vida y la inmortalidad… Pero después de la entrada del pecado, el Labrador celestial lo trasladó al Paraíso que está en el cielo.
Los santos redimidos que han amado a Dios y guardado sus mandamientos entrarán por las puertas de la ciudad, y tendrán derecho al árbol de la vida. Comerán de él con toda libertad, tal como lo hicieron nuestros primeros padres antes de su caída. Las hojas de ese árbol inmortal de amplia copa, serán para la sanidad de las naciones. Desaparecerán todos sus infortunios, y jamás volverán a sentirse los efectos de la enfermedad, la tristeza y la muerte, porque las hojas del árbol de la vida los habrán sanado. Jesús verá el fruto del trabajo de su alma y se sentirá satisfecho cuando los redimidos, que fueron objeto de angustias, fatigas y aflicciones, que gimieron bajo el peso de las calamidades, se reúnan en torno al árbol de la vida para comer de su fruto inmortal, del que nuestros primeros padres perdieron todo el derecho por haber quebrantado los mandamientos de Dios. Allí jamás habrá peligro de volver a perder el derecho al árbol de la vida, porque el que condujo a la tentación y al pecado a nuestros primeros padres será destruido en ocasión de la muerte segunda.

La condición para comer del árbol de la vida era obedecer todos los mandamientos, y Adán cayó por desobedecer… La obediencia a Dios confiere al hombre perfección de carácter y derecho al árbol de la vida. En el testimonio de Jesús a Juan están plenamente establecidas las condiciones para participar otra vez de ese fruto: “Bienaventurados los que guardan sus mandamientos, para que su potencia sea en el árbol de la vida, y que entren por las puertas en la ciudad” (Apocalipsis 22:14, Versión Valera antigua)



No hay crisis que por bien no venga

En los momentos de crisis, sólo la imaginación es más importante que el conocimiento. Albert Einstein
Para nadie es un secreto que la palabra más escuchada en este tiempo es "crisis". Constantemente, los medios nos bombardean con la crisis financiera, alimenticia, inmobiliaria,...o ambiental; el asunto es que la crisis no termina allí sino que trasciende a los hogares, y tenemos crisis en las familias, familias con divorcios, familias disfuncionales, rebelión de los hijos, infidelidad, y otros problemas. Paseándome en la historia, me encuentro con que hubo una época donde hubo una gran crisis que vivió el pueblo de Israel. Resulta que el Rey de Egipto había ordenado la muerte de  todos los niños israelitas. Esta medida produjo miedo y ansiedad en todos los padres israelitas, pero la Biblia enseña que los padres de Moisés no tuvieron miedo y confiaron en Dios.
Los padres de Moisés confiaron en Dios y, por eso, cuando Moisés nació, lo escondieron durante tres meses. El rey de Egipto había ordenado que se matara a todos los niños israelitas, pero ellos vieron que Moisés era un niño hermoso y no tuvieron miedo porque confiaban en Dios. Hebreos 11:23.
Probablemente tú estés atravesando una gran crisis, puede que estés asustado pensando como salir del problema y pensando tal vez, ¿cómo me metí en este asunto? Entonces, seguro que sientes algo como que el rey de Egipto ha ordenado tu muerte y desearías retroceder en tu vida para no pasar por eso que estás pasando.
¿Qué podemos aprender de los padres de Moisés?
Que ellos confiaron en Dios. Aunque  habían escuchado muchas veces voces de miedo, ellos se llenaron de fe y salvaron a Moisés.
¿Sabes lo que el miedo y la fe tienen en común? Un futuro que no ha llegado. El miedo cree en un futuro negativo. La fe cree en uno positivo. Ambos creen en algo que todavía no ha sucedido. Por tanto: ¿por qué no elegir creer en un futuro positivo?, ¿por qué dejar que el miedo sabotee tu alegría y tu éxito? Durante los tiempos difíciles tenemos que elegir entre dos caminos: el camino positivo y el camino negativo. Y nuestra vida no puede estar en dos caminos al mismo tiempo. Así que tenemos que hacer una elección, y esta elección determina nuestro futuro, al mismo tiempo que nuestra actitud y las acciones que hagamos en la actualidad. 

Mi elección va a determinar mi futuro, la voz que yo estoy escuchando me  puede llevar al fracaso o al éxito.

La Vocación Cristiana

“Por eso yo, que estoy preso por la causa del Señor, les ruego que vivan de una manera digna del llamamiento que han recibido.” Efesios 4:1 (NVI)
El llamado al que Pablo se refiere, se expresa como "vocación" en otras traducciones, pero la idea es siempre la misma. La vocación es una forma de expresar nuestra personalidad frente al mundo del trabajo, del estudio, y de todos los ámbitos, que se manifiesta por una disposición “natural” a realizar ciertas acciones o a preferir determinados ambientes y actividades. Sin embargo, la vocación no es algo innato. Se puede englobar bajo la denominación "Proyecto de vida".
Pablo toma esta idea universal y la aplica para la vida cristiana. Lejos de espiritualizar sobre la dificultad de la conducta diaria del hijo de Dios, nos presenta el requerimiento divino de vivir de una manera digna, en relación al llamamiento que tenemos. Dios espera que sus hijos cumplamos los protocolos que la Biblia nos demanda.