martes, 3 de noviembre de 2015

Una corona para cada hijo de Dios

Bienaventurado el varón que soporta la tentación; porque cuando haya resistido la prueba, recibirá la corona de vida, que Dios ha prometido a los que le aman. Santiago 1:12.
Vi un gran número de ángeles que traían de la ciudad gloriosas coronas: una corona para cada santo con su nombre escrito. A medida que Jesús requería las coronas, los ángeles se las presentaban, y con su propia mano derecha, el amante Jesús colocaba las coronas sobre las cabezas de sus santos. De la misma manera, los ángeles trajeron las arpas, y Jesús las presentó también a los santos. Los ángeles que dirigían, dieron el tono primeramente, y luego toda voz se elevó en alabanza agradecida y feliz, y toda mano se deslizó diestramente sobre las cuerdas de las arpas, arrancando una melodiosa música en ricos y perfectos acentos.

En la ciudad había todo lo que podía alegrar la vista. Por todas partes los ojos vieron abundante gloria. Entonces Jesús miró hacia sus santos redimidos; sus rostros estaban radiantes de gloria; y a medida que fijaba en ellos sus ojos amorosos, dijo, con voz exquisita y musical: “Veo el trabajo de mi alma y estoy satisfecho. Esta abundante gloria es vuestra, para que la gocéis eternamente. Vuestras tristezas han terminado. Ya no habrá muerte, ni habrá más llanto, ni clamor, ni dolor”…

Majestad


Majestad, te adoro Majestad; 
doy a Cristo toda gloria, honra y honor. 
Majestad, reino y autoridad, 
fluye del trono hacia su pueblo, 
a Él cantad. 
Exaltad y proclamad el nombre de Cristo, 
adorad, glorificad a Cristo el Rey. 
Majestad, te adoro Majestad, 
Aquel que murió y resucitó, 
Él es el Rey.

Hermoso y solemne este cántico. Especial para momentos de adoración íntima ante el Señor; como pueblo suyo; hermoso cántico para un tiempo como la Santa Cena. 
Si  lo adoramos, si reconocemos su inigualable majestad es porque Él se ha acercado a nosotros (1 Juan 4:19). No es ningún mérito por nuestra parte reconocer que todo viene de Él, es solamente gratitud, y gratitud es lo mínimo que podemos hacer. “Gracias” es la palabra más aproximada que tenemos, para expresarle a Dios lo que nuestros corazones transformados sienten por su gran e inmenso amor. 
Dios es Rey de reyes y Señor de señores, por eso exaltamos y proclamamos su nombre, porque en su nombre hay redención. ¿Eres súbdito en el reino de Dios?

Tanatofobia: Miedo a la Muerte

“Únicamente de esa manera el Hijo podía libertar a todos los que vivían esclavizados por temor a la muerte.” Hebreos 2.15
Los efectos del miedo, en la vida y en la mente de la persona promedio, son increíbles. El miedo sirve para un propósito útil en ocasiones y destructivo en otras.
Cuando somos pequeños, y nuestros cerebros se están desarrollando, guardamos toda clase de información; información implícita o explícita en una parte de nuestro cerebro conocida como el sistema límbico o el cerebro de supervivencia.
Alguna de esta información nos ayuda a reconocer situaciones posiblemente dolorosas o dañinas, sin tener que tomar decisiones conscientes. Entonces, cuando eras niño y te quemaste con la lumbre, tu cerebro guardó el incidente de manera que en el futuro, un miedo sano te alejará automáticamente de esa llama de fuego.
El problema es que algunos miedos no saludables pueden desarrollarse en nosotros.
El término clínico para algunos de esos miedos no saludables es “fobia.” Alguien con una fobia tiene fuertes reacciones inconscientes a lo que sea que teme. Todo esto se lleva a cabo en el sistema límbico.
El versículo mencionado habla sobre esto. Dice que Jesús nos liberó del miedo a la muerte.
La palabra griega traducida como miedo es “phobos,” la cual viene de la misma raíz de la palabra “fobia.” La palabra griega, traducida como muerte es “thanatos.” Al poner esas dos palabras juntas nos da "Tanatofobia".
Tanatofobia: miedo a la muerte, extremo o irracional.

¿Cuáles son los paradigmas que te impiden alcanzar tus metas?

“No nos atrevemos a muchas cosas porque son difíciles, pero son difíciles porque no nos atrevemos a hacerlas“. Séneca
¿Estás alcanzando tu propósito en la vida? Debes saber que dentro de ti hay un gran potencial que probablemente nos has descubierto.
¿Cuántas cosas has querido lograr y no las has conseguido? Pues lo que hasta ahora no has alcanzado se debe a los paradigmas que tienes en la vida. Probablemente seas de las personas que luchan cada día porque no están logrando sus metas, y no las logran porque todavía tienen hábitos, conductas, actitudes que no logran cambiar, no pueden hacer esos cambios que les gustaría tanto.
Puede que estés en el grupo de personas que inician algo con muchas fuerzas y al cabo de un tiempo surge algo, cualquier circunstancia que te impide acabar lo que comenzaste. Terminas conformándote y pensando que eso no es para ti. Las emociones y estados de ánimo que te embargan son de frustración, tristeza, rabia y enojo contigo mismo,... infelicidad.