viernes, 30 de octubre de 2015

Cuestión de Perspectivas

Marta y Juana, dos viejas amigas, fueron a almorzar a su restaurante favorito. Marta felicitó a Juana por los recientes matrimonios de su hijo e hija.
-¿Cómo te las arreglaste con todo?, le preguntó Marta. Tener dos bodas en el mismo mes debe haber sido muy difícil.
-No lo creas, contestó Juana. Fue mucha la alegría y el honor de ayudar a mis hijos en sus bodas. Fui feliz al hacerlo.
-Bueno, dime, quiso saber Marta, ¿cómo es tu yerno?
-¡Ah!, es un hombre maravilloso. Permite que mi hija duerma hasta tarde. A veces, hasta se levanta a las diez o las once de la mañana. Le dice que vaya al salón de belleza para arreglarse el cabello y las uñas todas las veces que quiera. Incluso insiste en llevarla a cenar fuera todas las noches.
-¡Increíble!,exclamó Marta. Está verdaderamente bendecida. Cuéntame de tu nueva nuera.
-Bueno, resopló Juana, esa es una historia totalmente diferente. Duerme hasta las diez o las once de la mañana. Gasta todo el dinero de mi hijo en el salón de belleza con el cabello y las uñas. ¿Y puedes creer que insiste en comer fuera todos los días?

La vida es cuestión de perspectivas. La manera en que uno ve las cosas influirá en nuestra vida y también en la de quienes nos rodean. Vamos a comprometernos a ver las cosas desde la perspectiva de Dios. Su punto de vista siempre es claro como el agua.
Santiago 1:4
Mas tenga la paciencia su obra completa, para que seáis perfectos y cabales, sin que os falte cosa alguna.

El mañana no llega

Si crees que se puede hacer en cualquier momento, no lo harás en ninguno. Mañana es el día más ocupado de la semana.
Muchas personas quieren y desean muchas cosas pero no se ponen en acción. Dicen: hoy no, mañana. Pero la realidad es que el mañana no llega nunca. La postergación es un asesino de sueños. Mucho de lo que ahora no has logrado se debe a que tú mismo has postergado tus sueños esperando que las circunstancias cambien. Mientras sigues esperando que la situación cambie sin tomar acción, estás desperdiciando tu vida, tus talentos y enterrando a tus sueños.
Si quieres que el mañana llegue debes ponerte hoy en acción, y hay cuatro cosas que debes hacer:
-          Asegúrate de que tu sueño sea tu sueño. Si lo ves claro, puedes lograrlo. No se trata de tener un sueño por tenerlo, se trata del propósito para el cual fuiste formado. Se trata de poder tener y organizar una visión hasta convertirla en realidad, no importando el sacrificio que se tenga que pagar. ¿Es mi sueño? ¿Estoy dispuesto a pagar el precio? ¿En qué o en quién me voy a convertir?
-          Sé intencional y establece una estrategia para llegar a cumplir tus sueños.  Tienes que definir las actividades que debes hacer y también las que debes dejar de hacer. Saber cuáles son tus pasos reduce el miedo, la ansiedad y la incertidumbre. ¿Lo qué estoy haciendo me acerca a mis sueños? ¿De qué debo tener cuidado? ¿Qué debo mejorar? ¿Cuáles van a ser mis prioridades?

Los cambios siempre llegan

En el estado de Florida no se diferencian mucho las estaciones. De hecho, siempre les digo a mis amigos que aquí solo tenemos tres estaciones: calor, más calor y menos calor. La realidad es que anhelo ver el cambio climático porque es bello. He vivido en otros lugares donde las hojas de los árboles visten combinaciones preciosas de colores rojo, dorado, amarillo o café. He visto lo hermoso de un amanecer cubierto de nieve tan blanca que encandila los ojos. La magia de los copos cayendo sobre árboles que nunca dejan de ser verdes. Es impresionante ver cómo se abren paso los tulipanes y anuncian el resurgir de la vida en la primavera. Y también la belleza del mar azul en el cálido verano. Los cambios de las estaciones nos recuerdan que la vida no es algo estático, que siempre hay cambios. Pero aunque me gusta ver los cambios en la naturaleza, confieso que los cambios en mi mundo personal ya no me gustan tanto. Quisiera que todo se quedara como está.
Sin embargo, Dios no lo ve de esa manera. Él sabe que si no hay cambio, habrá estancamiento. Y por eso, de vez en cuando, agita las aguas, mueve los vientos, trae los cambios.
los cambiosAlgunos estamos más preparados que otros, pero independientemente de cuán preparados estemos o no, los cambios llegarán. Eso me ha puesto a pensar mucho, y he dialogado con Dios tratando de negociar los cambios. Pero no hay privilegios, voy a tener que caminar por el sendero.
¿Qué es lo que estoy aprendiendo? Pues que tenemos dos maneras de lidiar con esto: o lo aceptamos y dejamos que traiga provecho a nuestra vida, o lo rechazamos y pataleamos… inútilmente, porque de cualquier forma llegará.
Dios usa los cambios para traer más fruto a nuestra vida. Quizá un cierto cambio cultive más en nosotros, la paciencia. Quizá un cambio en el trabajo, por ejemplo, produzca en nosotros una tranquilidad que nunca antes conocimos… ni conoceríamos de no pasar por algo así. En otras ocasiones es la bondad, en otras el dominio propio, etc.
Así como el mundo natural no es estático, nuestra vida espiritual tampoco lo es. Comenzamos a caminar con Dios, pero Él quiere que avancemos, que profundicemos para poder transformarnos, moldearnos y llevarnos cada vez más, a semejarnos a Cristo. ¿Cómo lo logra? Haciéndonos pasar por etapas cambiantes que nos transformarán.

Meditar y Actuar

El 14 de Octubre de 1998, en un vuelo trasatlántico tuvo lugar el siguiente suceso:
A una dama la sentaron en el avión al lado de un hombre de raza negra.
La mujer pidió a la azafata que la cambiara de sitio, porque no podía sentarse al lado de una persona tan desagradable.
La azafata argumentó que el vuelo estaba muy lleno, pero que iría a revisar a primera clase a ver si encontraba algún lugar libre.
Todos los demás pasajeros observaron la escena con disgusto, no solo por el hecho en sí, sino por la posibilidad de que hubiera un sitio para la mujer en primera clase.
La señora se sentía feliz y hasta triunfadora porque la iban a quitar de ese sitio y ya no estaría cerca de aquella persona.
Minutos más tarde, regresó la azafata y le informó a la señora:
“Discúlpeme señora, efectivamente todo el vuelo está lleno…. pero afortunadamente encontré un lugar vacío en primera clase. Sin embargo, para que pudiera hacer este cambio le tuve que pedir autorización al capitán.
Él me indicó que no se podía obligar a nadie a viajar al lado de una persona tan desagradable.
La señora, con cara de triunfo, intentó salir de su asiento, pero la azafata, en ese momento, se volvió y le dijo al hombre de raza negra:
“¿Señor, sería usted tan amable de acompañarme a su nuevo asiento?”
Todos los pasajeros del avión se pararon y ovacionaron la acción de la azafata.