viernes, 16 de octubre de 2015

¿Cuáles son los Diez Mandamientos?

En el Antiguo Testamento vemos que Dios quiso establecer un pacto con el pueblo de Israel. Quería bendecir a este pueblo y glorificarse por medio de ellos. Como todo pueblo y toda nación en este mundo, Israel necesitaba estructura y orden. Una de las formas como Dios proveyó esto fue estableciendo lo que hoy conocemos como los Diez Mandamientos.
 - John TaylorDos meses después de haber salido de Egipto, el pueblo de Israel llegó al lugar del desierto donde está el Monte Sinaí.
Durante tres días Dios ordenó a Moisés preparar al pueblo, porque quería descender sobre ellos y establecer su pacto. Cuando el pueblo estuvo listo para estar en su presencia, Dios se manifestó en forma de fuego. Dice el capítulo 19 de Éxodo que el monte entero estaba cubierto de humo y temblaba violentamente.
El pueblo, asustado, estaba abajo del monte con Moisés y Aarón frente a ellos, esperando escuchar lo que Dios iba a decir. Ese día, Dios estableció la lista de reglas que hoy conocemos como los Diez Mandamientos. Dios también los escribió en dos tablas y se las dio a Moisés.
Los diez mandamientos tratan de la relación entre Dios y el pueblo y de las relaciones interpersonales. En ellos, Dios establece las bases para la adoración, la conducta del individuo en todas las áreas de su vida y la justicia.
La historia de los acontecimientos de ese día en el Monte Sinaí empieza en Éxodo 19. Los Diez Mandamientos se encuentran en Éxodo 20, y los capítulos 21 al 23 proveen más detalles, junto con otras leyes, sobre los requisitos de Dios para Israel.

La armonía de nuestra vida

Inline image 1… mi fortaleza y mi canción es el Señor… (Isaías 12:2).
La música afecta a todas las personas aunque de manera diferente. El compositor la oye en su imaginación. La audiencia la escucha con sus sentidos y emociones. Y los miembros de la orquesta oyen más claramente, el sonido de los instrumentos porque los tienen más cerca.

En cierto sentido, nosotros integramos la orquesta de Dios. A menudo, solamente escuchamos la música que está más cerca. Como no captamos la armonía general, somos como Job, quien clamó en su sufrimiento: Y ahora yo soy objeto de su burla, y les sirvo de refrán. Job 30:9

El patriarca rememoraba el respeto que le tenían los príncipes y los oficiales. De su vida decía: Cuando lavaba yo mis pasos con leche, y la piedra me derramaba ríos de aceiteJob 29:6 Pero ahora era objeto de burla, y se lamentaba: Se ha cambiado mi arpa en luto (30:31). Le faltaban muchísimos instrumentos a esa sinfonía, y Job no podía escuchar la armonía completa.


Cultura y religión

“Pero cuando venga el Hijo del hombre, ¿hallará fe en la tierra?” (Lucas 18:8)

La respuesta a esta pregunta de Jesús, la podemos encontrar en lo que sigue. En diciembre de 1976, el escritor estadounidense de origen judío, Saúl Bellow, pronunciaba una conferencia en la Academia Sueca, tras ser galardonado con el Premio Nobel de Literatura. El cronista que cuenta el hecho lo narra así: “Bellow se encaró con el tema "El escritor y la sociedad", y como un profeta bíblico acusó: "Los escritores actuales estamos traicionando a la humanidad, el novelista moderno se ha apartado de lo fundamental, de lo esencial, de lo perdurable en las turbulencias del siglo XX. Durante casi un siglo, la literatura ha estado usando las mismas ideas, mitos, estrategias. Ensayo tras ensayo, libro tras libro, nos va ofreciendo los mismos pensamientos de Baudelaire, Nietzsche, Marx, o Freud que ya apenas nos representan. Son como viejos monstruos de un museo paleontológico. La lucha del escritor tendría que ser mostrar unas inmensas ansias comunes de definir más completa, coherente y claramente, lo que es el ser humano, quiénes somos y para qué es la vida”.

Hoy, las obras de muchos escritores famosos alcanzan ediciones que pueden llegar al millón de ejemplares. Traducidas a las principales lenguas modernas, se leen en muchas partes del mundo y ejercen un impacto cultural lento pero profundo en la sociedad. Muchos de ellos se declaran ateos dogmatizantes o, en el mejor de los casos, agnósticos e independientes sin dogmatizar, pero todos han marcado o influido ideológicamente a nuestros contemporáneos.

Ser ateo no significa ser ni más sabio ni más inteligente. Mario Vargas Llosa, escritor peruano afincado en España, confesó: “La cultura no ha podido reemplazar a la religión porque en nuestro tiempo, la cultura ha dejado de dar una respuesta coherente, seria y profunda, a las grandes preguntas del ser humano sobre la vida, la muerte, el destino y la historia. Por más que ciertos brillantísimos intelectuales traten de convencernos de que el ateísmo es la única consecuencia lógica y racional del conocimiento, el ser humano común y corriente seguirá encontrando en la fe la esperanza de una supervivencia más allá de la muerte, a la que nunca ha podido renunciar. La religión no solo es lícita, sino indispensable en una sociedad democrática”. 

La fe sigue siendo necesaria hoy.


Crecimiento En El Cambio

Al despertar esta mañana al fresco aire mañanero, ¡supe que había llegado!  Sé que todo ex estudiante o querido ex maestro me respondería con: “¿De veras… ya, tan pronto?
Al entrar septiembre comenzamos a ver las señales del otoño más claramente. Los autobuses escolares, la temporada de fútbol, y la inminente liga de baloncesto.  Y otra clave: ¡nos vemos despidiendo aquellas largas noches de verano con tristeza!  ¡Llegó el otoño!  ¡Mi estación favorita del año!
¡Se puede percibir la frescura en el aire que nos recuerda que estamos vivos!  Pronto veremos las hojas de los árboles decoradas en una variedad de colores y saludadas por ocasos tempraneros; es la forma en que la naturaleza nos recuerda que las cosas cambian.
Es el flujo normal de la vida en el que la naturaleza cierra la puerta con gracia al verano, lentamente,... abriendo la puerta al otoño. La rueda de la vida gira continuamente, recordándonos que la abundancia nunca está fuera de nuestra vista o alcance.
Estamos aquí para ver la belleza que nos rodea diariamente. ¿Podemos verla, no sólo en lo que nos rodea sino en cada persona? Las oportunidades se presentan siempre, alcanzándonos y esperando que las abracemos. Las oportunidades de ver la bondad, la belleza, la gratitud en una persona, un lugar o cosa que no quisimos o no reconocimos como tal, antes de este momento. Las cosas cambian.
Somos bendecidos en que “una vez que entendemos, podemos hacerlo mejor”. Nadie tiene el poder de quitarnos eso. Igual que no podemos detener la transición del verano en otoño, podemos aprender y crecer como las estaciones, en gratitud y amor.
Pensad sobre quién, qué o dónde pudimos experimentar recientemente un cambio.   ¡Quizás fue algo que nos entristeció, frustró o iluminó con gozo!  ¿Dónde está el crecimiento en ese cambio?