viernes, 25 de septiembre de 2015

Comerán y Sobrará

Cuando anochecía, se acercaron a él sus discípulos, diciendo: El lugar es desierto, y la hora ya pasada; despide a la multitud, para que vayan por las aldeas y compren de comer. Jesús les dijo: No tienen necesidad de irse; dadles vosotros de comer. Y ellos dijeron: No tenemos aquí sino cinco panes y dos peces. El les dijo: Traédmelos acá. Entonces mandó a la gente recostarse sobre la hierba; y tomando los cinco panes y los dos peces, y levantando los ojos al cielo, bendijo, y partió y dio los panes a los discípulos, y los discípulos a la multitud. Y comieron todos, y se saciaron; y recogieron lo que sobró de los pedazos, doce cestas llenas. Y los que comieron fueron como cinco mil hombres, sin contar las mujeres y los niños. Mateo 14:15-21
comenran y sobraraJesús aquí alimentó a más de cinco mil personas. Vemos cómo fue un milagro, donde una vez más Él Señor demostró que Él es nuestro Proveedor, Jehová Jireh.
Y llamó Abraham el nombre de aquel lugar, Jehová proveerá. Por tanto se dice hoy: En el monte de Jehová será provisto. Génesis 22:14
Nuestro Dios es el Proveedor de todas las cosas, el que sustenta nuestra alma, nuestra vida, nos provee lo que necesitamos; Él es quien nos provee nuestro pan espiritual, así como dio su cuerpo por vida a muchos, el proveyó el cordero para Abraham, así como el Cordero sin mancha que quita el pecado del mundo.
Porque yo recibí del Señor lo que también os he enseñado: Que el Señor Jesús, la noche que fue entregado, tomó pan; y habiendo dado gracias, lo partió, y dijo: Tomad, comed; esto es mi cuerpo que por vosotros es partido; haced esto en memoria de mí. 1 Corintios 11:23-24
Siempre debemos estar agradecidos por ofrecernos ese pan que nos da vida eterna, que se hizo carne, y así mismo lo vemos por su palabra,  que desde antes se profetiza que Él es nuestro proveedor y que puede multiplicar milagrosamente cinco panes y dos peces, para que podamos comer y aún sobre para nuestros hijos y que nuestra descendencia no mendigue pan.

Para Pensar ...Pensando

El mismísimo trasfondo se convirtió en el sólido fundamento sobre el cual reedifiqué mi vida. 
La medida del éxito no consiste en si tenemos que afrontar un problema serio, sino en si es el mismo problema que tuvimos el año anterior. 
Una importante llave para el éxito es la confianza en uno mismo, y la clave para esa confianza es la preparación. 
El mundo no paga por lo que una persona sabe, sino por lo que la persona hace con lo que sabe.
Un error no se convierte en una equivocación hasta que rehusemos corregirlo. 
La verdadera medida de nuestra riqueza es cuánto valdríamos si perdiésemos todo nuestro dinero. 
Todo el mundo habla de querer cambiar las cosas y ayudar a arreglarlas, pero en definitiva todo lo que podemos hacer es intentar arreglarlas nosotros mismos.  Y eso es bastante, ya que si las podemos arreglar nosotros mismos, eso tendrá un efecto multiplicador.
Hace mucho tiempo que me di cuenta de que la gente de éxito raramente se sentaba a esperar que las cosas les pasaran; eran ellas mismas las que buscaban que les pasasen las cosas.
El hueso de la suerte (los deseos) nunca será reemplazado por la columna vertebral (el trabajo).
Las crisis generan oportunidades. Busquemos algo positivo y usemos nuestras alas quebradas para volar de nuevo. 
Tengamos valor para decir NO. Tengamos valor para enfrentar la verdad. Hagamos lo correcto solo porque es lo correcto. Estas son las claves mágicas para vivir nuestra vida con integridad. 

¿Qué sucede después de la muerte?

La pregunta acerca de lo que sucede después de la muerte puede ser confusa. La Biblia no es explícitamente clara acerca de cuándo una persona va a alcanzar su destino eterno definitivo. La Biblia nos dice que después de la muerte, una persona es llevada al cielo o al infierno en base a si él o ella han recibido a Cristo como su Salvador. Para los creyentes, después de la muerte significa estar ausente del cuerpo y presente con el Señor (2ª Corintios 5:6-8Filipenses 1:23). Para los no creyentes, después de la muerte significa castigo eterno en el infierno (Lucas 16:22-23).

Es difícil entender lo que sucede después de la muerte. Apocalipsis 20:11-15 describe a todos aquellos en el infierno, siendo arrojados al lago de fuego. En Apocalipsis capítulos 21-22 se describe un Nuevo Cielo y una Nueva Tierra. Por tanto, parece que hasta la resurrección final, después de la muerte una persona reside en un cielo e infierno “temporales”. El destino eterno de una persona no va a cambiar, pero la “localización” precisa del destino eterno de una persona sí. En algún momento, después de la muerte, los creyentes van a ser enviados al Nuevo Cielo y la Nueva Tierra (Apocalipsis 21:1). Y en algún punto, después de la muerte, los no creyentes van a ser arrojados al lago de fuego (Apocalipsis 20:11-15). Estos son los destinos eternos finales de toda la gente, basados totalmente en si una persona ha confiado solo en Jesucristo para la salvación de sus pecados.



Jesús, nuestro héroe ideal

Jesús es alguien a quien puedes tratar siendo completamente real. Puedes pasar el rato con Él y ser tú mismo, sin ninguna pretensión y sin actuar. Jesús es siempre amoroso contigo y puedes hablar con Él sobre cualquier tema. A Él le gusta conversar contigo acerca de tus sueños, aspiraciones y esperanzas. Él quiere sanarte de las cosas de tu pasado con las que aún pudieras estar luchando. Está interesado en tus retos actuales. Quiere llorar contigo cuando estás abatido y regocijarse contigo en todas tus victorias. 
Jesús es el amor y la ternura personificados. Aunque no confundas su ternura con las imágenes afeminadas y débiles que has visto representadas en algunos cuadros tradicionales de Jesús. Él es ternura y fuerza al mismo tiempo. Es mansedumbre y majestad, virilidad y deidad, terciopelo y acero. No como nosotros que, a veces, cuando tratamos de ser firmes y fuertes, nos confundimos y arrasamos los sentimientos de las personas y terminamos hiriéndolas con nuestras palabras. Y también, cuando tratamos de ser tiernos, tenemos una sobredosis de bondad y nos reducimos a felpudos hasta terminar siendo aprovechados por otros.
Desviémonos de nuestro actuar y miremos a Jesús. Él trató severamente a un grupo de fariseos intrigantes y forzarlos a dar marcha atrás en una instancia, desafiándolos y diciendo: “El que de vosotros esté sin pecado sea el primero en arrojar la piedra contra ella” (Juan 8:7). Inmediatamente después, miró directamente a los ojos a una quebrantada mujer sorprendida en adulterio, y con compasión, resonando profundamente su voz, preguntarle: “Mujer, ¿dónde están los que te acusaban? ¿Ninguno te condenó? Ni yo te condeno; vete y no peques más” (Juan 8:10-11). ¡Ese es nuestro Dios!

Aquel día viene

La noche no durará para siempre. Pero, ¿qué habrá después?
En aquel día esa carga se te quitará de los hombros, y a causa de la gordura se romperá el yugo que llevas en el cuello. (Isaías 10:27).
¿Cómo será el día en que se acabe la noche? Será un día de descarga y de liberación. Se te quitarán las cargas de los hombros.
Tenía once años cuando entré a trabajar en la panadería. Un sábado por la mañana me dijeron: Vamos a entrar la harina. Yo fui y me encontré con que me pusieron sobre los hombros una bolsa de 50 kilos, y sentí que se me reventaban las piernas. Me fui caminando tambaleante, mientras los demás se reían… no me habían enseñado a poner el cuerpo adecuadamente, a acomodar la bolsa ni a descargarla, solo querían reírse de mí. Aunque mi cuerpo no daba más, mi orgullo me hacía continuar… continué hacía el depósito y allí el patrón puso sus dos brazos y me quitó la carga… no puedo explicar el alivio, la sensación de ligereza y la experiencia de la sangre corriendo de nuevo por mi cuerpo. La adrenalina me recorrió el cuerpo, en fin, fue una experiencia sumamente placentera.
Eso es lo que pasará aquel día cuando lo que te quería sepultar sea quitado de ti, cuando esa opresión desaparezca, cuando el peso sea levantado. El yugo se romperá. La ruptura no será por un agente externo, sino por una acción interna. Habitualmente este pasaje lo traducimos “El yugo se pudrirá por la unción”, como si Dios derramara un aceite corrosivo que destruyera el yugo. Esta traducción destaca algo diferente que es la prosperidad hará que nos “engrosemos” y hará que el yugo se reviente. Algo así como que “los revienta”. Se reventarán esas cadenas, será desmenuzado lo que te quería impedir crecer y lo verás hacerse hilachas ante tu expansión.