miércoles, 23 de septiembre de 2015

Las barreras más comunes para el líder

Barreras relacionadas con la estructura ya creada
En algunas ocasiones, como líder, te encontrarás con barreras relacionadas con la propia estructura eclesial en la que trabajas. No siempre el liderazgo entenderá tu visión. Puede ser que a veces no te apoyen, aunque tampoco dificulten tu deseo de llevar a cabo una pastoral juvenil, en vez de seguir con las actividades juveniles de siempre. Pero también puede darse el caso de que el liderazgo adulto de la iglesia no apruebe tu visión y siga insistiendo en que "hagas las cosas como siempre se han hecho".
O es posible que te encuentres con una estructura de trabajo juvenil muy rígida, muy poco flexible. En ocasiones, según la denominación a la que pertenezcas, toda la estructura de trabajo con la juventud ya estará diseñada, y será la misma para todas las iglesias. Puede resultarte bastante difícil intentar aplicar un ministerio de pastoral juvenil con los nuevos procesos educativos, dentro una estructura carente de flexibilidad. Hay situaciones en que incluso los contenidos de los programas y los materiales son predeterminados por la denominación, y el trabajo del líder consiste en ser un mero administrador.
Barreras relacionadas con los jóvenes
Otras barreras pueden venir por parte de los mismos jóvenes. En ocasiones descubrirás que les falta la suficiente motivación como para llevar a cabo tus propuestas. Puede darse el caso de que su desmotivación no solo esté relacionada con su compromiso y participación en las actividades, sino que se extienda incluso, hasta en una propia dejadez en cuanto a cultivar su vida espiritual.
La falta de compromiso, barrera relacionada con la anterior pero diferente, es otra de las luchas que vamos a tener que enfrentar cuando intentemos llevar a cabo la pastoral juvenil. Será habitual encontrarnos con jóvenes que no están dispuestos a pagar el precio que exige buscar la madurez en Cristo. Su situación personal, sea la que fuere, les satisface y no sienten ni deseos, ni necesidad de cambio.

Cuenta con tu mano

 A la edad de treinta y dos años a Daniel Mantilla se le diagnosticó esclerosis lateral primaria. Los dieciséis años siguientes le costaron su carrera, su movilidad y finalmente la vida.
Debido a su enfermedad no podía comer por sí mismo ni caminar; también combatió la depresión y el temor.
Pero a pesar de todo, nunca perdió el sentido de la gratitud. La evidencia es su lista de oración. Los amigos de su congregación le pidieron que hiciera una lista de sus peticiones para interceder por él. Su respuesta incluía dieciocho bendiciones por las que estaba agradecido, y seis preocupaciones por las cuales orar. Sus bendiciones superaban a sus necesidades por tres a una.
Daniel Mantilla había aprendido a estar contento.
Lo mismo ocurrió con la leprosa de la isla de Tobago. Un misionero de corta experiencia la conoció en un viaje misionero.
Aquel día, día final para ella, él conducía la adoración en una colonia de leprosos. Preguntó si alguien tenía una canción favorita.
Cuando hizo la pregunta, una mujer se volvió y dejó ver el rostro más desfigurado que se haya visto. No tenía orejas ni nariz. Los labios habían desaparecido. Pero levantó una mano sin dedos y preguntó: ¿Podemos cantar “Cuenta las riquezas que el Señor te da”?
El misionero comenzó a cantar pero no pudo acabar la canción. Después alguien comentó: "supongo que nunca podrá volver a cantarla". 
-No, respondió, la cantaré nuevamente, pero nunca de la forma en que lo hacía antes.

Decisiones

No tomes una decisión permanente basada en una emoción temporal.
No tomes decisiones a la ligera. Piensa antes de decidir. Deja que tus emociones se calmen antes de dar el paso y reflexiona tranquilamente sobreDecisiones lo que vas a decidir.
Para la toma de buenas decisiones, necesitas ser sabio, y el principio de la sabiduría es el temor reverente a Dios; en otras palabras, reconocerlo como el Soberano y Todopoderoso, Omnipresente y Omnisciente Dios.
Las decisiones que se toman en la vida a la ligera y guiados por la emoción del momento, suelen traer lamentables consecuencias.
Si no sabes qué hacer o qué camino seguir, recuerda que Dios todo lo sabe, y si acudes a Él podrás tomar las decisiones correctas.
A los cielos y a la tierra llamo por testigos hoy contra vosotros, de que os he puesto delante la vida y la muerte, la bendición y la maldición; escoge, pues, la vida, para que vivas tú y tu descendencia, Deuteronomio 30:19.
Estas palabras enviadas directamente del trono de Dios, deben llevarte a tomar decisiones sabias.
Cada día nos brinda una oportunidad para la toma decisiones, y si encomendamos a Dios cada cosa que tenemos que hacer, Él enderezará nuestros pensamientos, y así tomaremos decisiones sabias.

Oración de Daniel

“Señor, Dios grande y poderoso, que siempre cumples tus promesas y das pruebas de tu amor a los que te aman y cumplen tus mandamientos: hemos pecado y cometido maldad, hemos hecho lo malo, hemos vivido sin tenerte en cuenta y hemos abandonado tus mandamientos y decretos. No hemos hecho caso a tus siervos los profetas, que hablaron en tu nombre a nuestros reyes, jefes y antepasados y a todo el pueblo de Israel. Tú, Señor, eres justo, pero nosotros los judíos nos sentimos hoy avergonzados; tanto los que viven en Jerusalén como los otros israelitas, los de cerca y los de lejos, que viven en los países donde tú los arrojaste por haberse rebelado contra ti.
matrimonio2Nosotros, Señor, lo mismo que nuestros reyes, jefes y antepasados, nos sentimos avergonzados porque hemos pecado contra ti. Pero de ti, Dios nuestro, es propio el ser compasivo y perdonar. Nosotros nos hemos rebelado contra ti y no te hemos escuchado, Señor y Dios nuestro, ni hemos obedecido las enseñanzas que nos diste por medio de tus siervos los profetas. Todo Israel desobedeció tus enseñanzas y se negó a obedecer tus órdenes; por eso han caído sobre nosotros la maldición y el juramento que están escritos en la ley de Moisés, porque hemos pecado contra ti.
Todo este mal ha venido sobre nosotros, tal como está escrito en la ley de Moisés; pero nosotros no te hemos buscado, Señor y Dios nuestro, ni hemos abandonado nuestras maldades, ni hemos seguido tu verdad. Por eso, Señor, has preparado este mal y lo has enviado sobre nosotros; porque tú, Señor y Dios nuestro, eres justo en todo lo que haces; pero nosotros no quisimos escucharte".
Daniel 9:4-11, 13-14